
Mónica Villas, consultora de tecnología y experta en IA ética
En la Edad Media, los juglares jugaban un papel significativo para transmitir las noticias, dado que era la única manera de hacerlas llegar a la población. Estos artistas, de origen humilde, solían cantar o recitar e incluso representar gestas protagonizadas por héroes y caballeros que personificaban los valores más apreciados por la sociedad medieval. Recorrían pueblos y ciudades, con el doble objetivo de entretener y difundir las hazañas legendarias a nobles, reyes y al público en general. Su repertorio era transmitido directamente a una audiencia que, en una inmensa mayoría, no sabía leer y no tenía acceso a otra fuente de información, por lo que la manera de representar, cantar o recitar era clave para poder atraer el mayor público posible.
Esta manera directa de transmitir la información, ya fuera una gesta o cantares de romances, favorecía la interacción instantánea entre intérprete y público y, por tanto, el juglar recibía de manera inmediata el feedback de la audiencia en la misma plaza del pueblo. Para ellos era más importante como se transmitía el contenido que el contenido en sí mismo y no dudaban en añadir detalles que, aunque no fueran fieles a la realidad, conseguían aumentar el número de personas que escuchaba el relato, ya que, de manera general, el medio de vida de los juglares dependía en gran parte de estas audiencias. Además, este tipo de comunicación verbal también favorecía que hubiera distorsiones o variaciones en los relatos, especialmente cuando los que escuchaban a los juglares se lo transmitían a su vez a otras personas
Nuestra sociedad digital de hoy parece no haber cambiado mucho respecto a las audiencias. Desde los diferentes medios de información, tratan continuamente de capturar nuestra atención, con historias que nos entretienen y que nos hacen creer que nos están informando. Como ejemplo, los entornos virtuales que se utilizan en algunos telediarios tratando de atraer el interés con una representación novedosa. También el innovador formato de algunas redes sociales como Tiktok, que ha conseguido capturar la atención de millones de usuarios.
Con la tecnología de la que hoy disponemos en el mundo digital, se puede llegar de manera inmediata a miles de usuarios, y se puede personalizar el mensaje para distintas audiencias, adaptar los contenidos, generar mensajes más cortos, con mayor impacto y esto casi siempre en tiempo real. La diferencia con la época de los juglares es que el alcance es mayor en número de usuarios y también la velocidad de cambio del mensaje a comunicar. Además, para los medios de comunicación las audiencias siguen siendo clave, pero desde el punto de vista de los consumidores de información, ¿estamos viendo lo que queremos ver o nos estamos dejando llevar por el formato del mensaje como en tiempos de juglares?
El boca a boca de la Edad Media, en el que a veces se perdía la veracidad del mensaje, es hoy en día nuestro mundo digital. Ahora, en muchos casos, nos quedamos sólo con parte del mensaje, los titulares, una imagen o un video que se hace viral. También, en muchas ocasiones, llegamos a pensar que lo que estamos viendo es la información global cuando realmente estamos inmersos en las llamadas burbujas informativas, ¿son estas el equivalente a la plaza del pueblo en tiempos de juglares?
Muchos juglares dependían del patrocinio de ciertas partes de la nobleza y la realeza. Este hecho influía claramente en el contenido de sus historias, dado que estos mecenas tenían interés en que se difundieran sus hazañas de una manera determinada y se ensalzara su poder. Actualmente, nos parece que la democratización de la información nos está ayudando a que las fuentes usadas no estén bajo el control de unos pocos como en tiempos de juglares, ¿pero hoy en día quién decide lo que es noticia?
Por un lado, las agencias de noticias siguen desempeñando un papel clave en la generación y distribución de noticias. Por otro lado, las redes sociales, juegan un papel importante en este control de la información, donde en muchos casos se delega la responsabilidad a algoritmos de inteligencia artificial. Además, la IA está creada, desarrollada y entrenada por las grandes compañías tecnológicas, ¿cómo podemos saber que los propios algoritmos no están controlando la información? Asimismo, no podemos tampoco dejar al margen algunos de los grandes debates que hay actualmente en la sociedad, sobre desinformación, noticias falsas o moderación de contenidos, ¿realmente hemos avanzado en el control de las fuentes de la información desde tiempos de los juglares?
En la actualidad, nadie tiene seguramente ninguna duda que la democratización de la información ha sido clave para el progreso de la sociedad. Avances como el descubrimiento de internet, Big Data y la IA entre otros, nos permiten tener más información que nunca en tiempo real y esto nos puede hacer pensar que también estamos más informados que nunca.
Hoy, el acceso a la educación en la mayoría del planeta no es un problema, y deberíamos ser una sociedad mucho más formada que en la Edad Media. Además, podemos aprender casi cualquier cosa solamente con un ordenador y una conexión a internet, o acceder a distintas noticias con solo un clic y buscar información en cientos de fuentes. Sin embargo, parece que, en la mayoría de los casos, nos sigue atrayendo más la información que se nos hace llegar mediante el entretenimiento.
Los medios de información hacen verdaderos esfuerzos por capturar nuestra atención, intentando simplificar y hacer más atractivo el mensaje como en tiempos de los juglares. En el siglo XXI, donde las audiencias, los likes, las noticias virales son la prioridad y la velocidad de cambio es vertiginosa, ¿estamos seguros de que no estamos buscando juglares?
***Mónica Villas es consultora de tecnología y experta en IA ética