Si en los últimos años Tina Turner sufrió varias enfermedades que desencadenaron su fallecimiento, también padeció la trágica pérdida de sus dos únicos hijos biológicos Craig Raymond, nacido de su relación con el saxofonista Raymond Hill, dedicado al sector inmobiliario y que se suicidó a los 59 años en 2018 y Ronnie, el único biológico con Ike Turner, músico fallecido a causa del cáncer colorrectal y un problema cardiovascular a finales del año pasado con 62 años.
Hace varias décadas adoptó a Ike Jr (65) y Michael (64), los vástagos que Ike tuvo de una relación anterior con Lorraine Taylor. Ninguno de ellos le hizo abuela.
Pero cabe destacar que desde hacía más de una década la relación con ambos, con Ike Jr. y Michael, se había enfriado hasta tal punto que ya no se hablaban.
Tina Turner fue la reina del rock. Su nombre era sinónimo de taquillazo y éxito. Desde que en 1957 se uniera a Kings of Rhythm, la banda de Ike Turner, no tardó en convertirse en un referente más allá de la música negra. Entre 1960 y 1976 se convirtieron en Ike & Tina, uno de los dúos más exitosos de la historia de la música con canciones tan emblemáticas como River Deep Mountain High,Get Back o Proud Mary. A partir de mediados de los 70 Tina inició su carrera en solitario. En la banda sonora de varias generaciones aún resuenan What's love have to do with it, Private dancer o Goldeneye.
Con más de 100 millones de discos vendidos a los largo de cinco décadas de trayectoria, hace dos años Tina Turner firmó el negocio más lucrativo de su vida cuando vendió su catálogo musical a BMG por 260 millones de euros. Aunque jamás hizo alarde de su astronómica fortuna, le encantaba vivir bien. Junto a su marido Erin Bach (67) vivía en Chateau Algonquin, un formidable castillo de 5.500 metros cuadrados en la pequeña localidad de Küsnacht, a las afueras de Zúrich, donde residió el célebre psiquiatra y psicólogo Carl Gustav Jung.
Una gran fortuna
El matrimonio había alquilado esta formidable construcción con embarcadero propio en el lago de Zúrich porque la legislación suiza impide la compra de propiedades a todos aquellos que no sean residentes y tengan la nacionalidad. En 2013 consiguieron la residencia, pero mantuvieron el contrato de alquiler hasta que hace menos de dos años invirtieron 76 millones de dólares en un terreno de 2,2 hectáreas compuesto por diez edificaciones en Stäfa, ubicada a unos 15 kilómetros de su residencia habitual. En su momento, Tina y Erin declararon que ese iba a ser su retiro de fin de semana. Se comentó que Roger Federer también había estado interesado en comprarlo. En el momento de su fallecimiento, Tina se encontraba en el castillo.
Según la legislación del país helvético, a raíz de la muerte de la diva de la música su esposo tiene derecho a un 50% de la herencia y los descendientes, en este caso los dos hijos adoptivos que son considerados igual que los legítimos, se tendrían que repartir a partes iguales el resto del patrimonio.
Lejos quedaba ya aquella infancia en la que Tina tuvo que recoger algodón y fresas junto a su abuela y estudiar enfermería para ayudar económicamente en casa.
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