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Foto: Jes�s Alcaraz |
La ola de minimalismo que azota los bares de esta ciudad no tiene ninguna pinta de ir a remitir en breve. El �ltimo en sumarse a tan concurrido club ha sido
Namast�, un local abierto a dos pasos del Paseo de la Castellana y que, adem�s, cuenta
con un horario extendido hasta el l�mite (abre a las 12.30 h.).
Inaugurado hace menos de mes y medio, Namast�(la palabra que se utiliza en yoga como saludo al dios que habita en el interior de cada persona) es uno de esos espacios que sirve tanto para desayunar o tomar unas ca�as antes de comer como para hacer una pausa durante la tarde o tomarse una copa tempranera. No en vano, su situaci�n en medio de una zona plagada de oficinas y hoteles hace que los ejecutivos de los aleda�os sean los principales clientes durante el d�a.
Al caer la noche cambian las tornas y su parroquia rejuvenece como por arte de magia (aunque siempre rondando la treintena), pobl�ndose de los habituales de discotecas como MOMA 56 o Shabay, que tambi�n est�n a tiro de piedra, en busca de la primera copa de la velada.
Fruto de ese af�n multifuncional, entre sus especialidades se encuentra un buen surtido de caf�s y t�s, c�cteles como el Dry Martini o el Whisky Sour y una escueta carta de tapas, pinchos y tartas caseras que, despu�s del verano, se ver� aumentada con algunos platos de sushi.
Con un par de sucursales en Berl�n y Buenos Aires (aunque de diferentes due�os), este espacio apuesta por un dise�o minimalista y luminoso con ciertos toques industriales, obra del estudio de interiorismo Kuboene. A pesar de tanta sobriedad estil�stica y de la profusi�n de tonos blancos en sus paredes, Namast� resulta un lugar acogedor y hogare�o, gracias a la distribuci�n de sus mesas (adem�s de su profusi�n de plantas) y a una selecci�n musical basada en sonidos c�lidos como el chill out, el house o, cambiando de tercio, el blues y el smooth jazz. Eso s�, por ahora los deejays tendr�n que esperar, que los sets son totalmente pregrabados.