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INSEMINACI�N | EL NIDO DE WOLONG Milagro en una reserva china Ya no es un hecho ins�lito que los osos pandas se reproduzcan. Al menos en Wolong, China, donde en un solo a�o han nacido 45 beb�s. All� viven a cuerpo de rey. La mayor�a de ellos acabar� en zool�gicos y s�lo un peque�o porcentaje ser� reintroducido en su h�bitat
por Alfredo Merino Despu�s de d�cadas de penurias reproductivas, los cient�ficos que trabajan en las brumosas monta�as de Wolong, en la China profunda, viven desde hace un par de temporadas el �xtasis de un aut�ntico baby boom del oso panda. A lo largo del pasado a�o, en el Centro de Reproducci�n e Investigaci�n de Pandas Gigantes de Wolong, en Chengdu, capital de la provincia china de Sichuan, nacieron 25 de estos entra�ables mam�feros. Y durante el mes de diciembre y las v�speras de Navidad las hembras alumbraron otros 20. Unos de los que mayor repercusi�n medi�tica han concitado son unos tiernos gemelos. El 9 de julio soplaron velas de aniversario al cumplir un a�o. Su madre, una hembra de 8 a�os llamada Youyou, hab�a sido inseminada artificialmente. A mitad de camino entre el f�rreo control con el que el Gobierno chino administra sus asuntos y la esperanza de los m�s novedosos planes de recuperaci�n de especies animales, este centro lleva m�s de cuatro d�cadas entregado a evitar la desaparici�n del m�s emblem�tico de cuantos seres amenazados existen. Calificado por algunos como un milagro de la biolog�a oriental, el hecho tiene que ver con la implantaci�n de las �ltimas t�cnicas de fertilizaci�n. Centro de referencia para la conservaci�n del panda gigante (tanto por su conocimiento de la especie como por ser el �nico que existe), en sus instalaciones han nacido centenares de ejemplares del que est� considerado embajador de los m�s desheredados entre todos los animales. El panda gigante (Ailuropoda melanoleuca) es un mam�fero de aspecto similar a los osos, pero que pertenece como �nica especie a los auliroponinos, primitiva familia de mam�feros. Aunque las �ltimas teor�as lo acercan a la familia de los �rsidos, siendo su pariente m�s cercano el sudamericano oso de anteojos. Por su anatom�a debe ser clasificado como un carn�voro, aunque su fuente de alimentaci�n casi exclusiva es el bamb�, del que tolera unas 30 especies diferentes. A causa del pobre poder energ�tico de esta planta, los pandas deben consumir una cantidad entre 30 y 50 kilos diarios. Casi endog�micos. Con una altura de 1,5 metros, los machos son m�s grandes que las hembras, pudiendo alcanzar un peso de 115 kilos en libertad. Ellas no superan los 110. Aunque han aparecido f�siles de panda gigante en diferentes enclaves del Himalaya, en la actualidad su presencia se limita a zonas fragmentadas en las monta�as de la regi�n de Chiuan, situada en el interior de China y al sur de Pek�n. No hay m�s en ning�n otro lugar del mundo, excepto los que viven en cautividad en 17 zoos del planeta. Su h�bitat natural est� constituido por monta�as recubiertas por bosques h�medos donde abundan las plantaciones de bamb�. All�, y entre alturas desde 1.200 a 3.500 metros, residen estos animales. Su situaci�n vivi� su momento m�s peliagudo durante la d�cada de los 80, el periodo donde se temi� seriamente por la supervivencia de la especie. Por aquel entonces, se conjugaron dos factores letales para este mam�fero de aspecto bonach�n y nombre de oso, pero que resulta bastante peligroso por sus imprevisibles reacciones y nada tiene que ver con otros plant�grados. Su complicada dieta –s�lo se alimenta de 20 tipos de bamb� de los 2.000 existentes y que no siempre resultan comestibles debido a una caprichosa floraci�n que afecta a esta planta– y la presi�n humana, expresada sobre todo en la fragmentaci�n de su h�bitat y en la desaparici�n de crecientes extensiones de los bosques donde vive, ha puesto contra las cuerdas a este animal. Las cifras de entonces aseguraban que quedaban menos de 800 ejemplares en libertad. Consciente de la importancia de conservar este tesoro natural, las autoridades chinas impusieron una severa legislaci�n. Como por ejemplo, la pena de muerte para todo aquel que matase a un panda o comerciase con cualquier parte de su cuerpo. Al tiempo, impuls� la investigaci�n de la especie in situ con este Centro de Wolong. Un cuarto de siglo despu�s, la situaci�n parece que ha cambiado y se calcula que existen en torno a 1.600 pandas en libertad, mientras que en esta instituci�n permanecen en torno a 200, guarder�a dedicada a aumentar de manera controlada su n�mero, para luego proceder a la reintroducci�n en su h�bitat natural. La aplicaci�n de las m�s novedosas t�cnicas de reproducci�n in vitro ha permitido superar la penuria reproductiva que siempre ha caracterizado a esta especie cuando vive en cautividad. El caso es que, salvo honrosas excepciones, en cuanto se encierra a un oso panda en un circo, un zool�gico o en una instituci�n parecida a este centro, se olvida por completo de sus obligaciones sexuales. El caso es que, si se analiza un poco en profundidad la vida sexual del panda gigante, sea en libertad o como animal cautivo, vemos que es un aut�ntico desastre. Para empezar, las damas. Ellas s�lo tienen un periodo f�rtil entre 48 y 72 horas al a�o. Tres d�as por temporada. No es mucho, la verdad. Aunque el asunto empeora cuando se descubre que no alcanzan la madurez sexual hasta que rebasan los primeros 5 a�os –en una etapa f�rtil que se prolonga hasta los 7–, y que su expectativa de vida en libertad no supera los 12. A ello debe a�adirse la naturaleza que caracteriza su h�bitat: bosques h�medos, cerrados al m�ximo, que crecen en una geograf�a monta�osa de profundos barrancos y laderas escarpadas. En semejante escenario y a causa de su escasa densidad, los pandas mantienen una vida solitaria y sin el menor encuentro con sus cong�neres durante la mayor parte de su vida. De manera que en muchas ocasiones, ni se perciben de la llamada sexual de sus posibles partenaires. De manera que las feromonas responsables de atraer al sexo opuesto, pasan por el aire de Wolong sin la menor pena ni gloria. Pene min�sculo. Vamos con los machos. A su proverbial apat�a, debe unirse un pene de escas�simos cent�metros de longitud y una capacidad er�ctil limitada a un m�ximo de 30 segundos en cada encuentro amoroso. Si a pesar de tanta desdicha se produce el contacto y logran nacer las cr�as, �stas tampoco lo tienen f�cil. Tras un periodo de gestaci�n de entre tres y seis meses, nacen tan m�nimas como desvalidas: ciegas y desnudas de su caracter�stico pelaje, que no les aparece hasta transcurridos sus primeros cuatro meses de vida, tienen un peso de entre 80 y 140 gramos. El porcentaje de supervivientes nada m�s nacer es inferior al 40%. No es de extra�ar que ante tan poco alentador panorama, los responsables del Centro de Wolong hayan probado a lo largo de su prolongada historia las m�s diversas argucias para lograr lo m�s dif�cil en esta especie. Pases privados de pel�culas porno had hoc, administraci�n de Viagra a granel...todo para lograr que este emblema de la conservaci�n natural no se extinga. Con tales estrategias, los de Wolong iban tirando. S�lo con la aplicaci�n de la inseminaci�n artificial se ha logrado aumentar el ratio de nacimientos. Combinada con un riguroso cuidado de las cr�as nada m�s nacer, ha hecho posible el milagro de que el porcentaje de pandas nacidos en cautividad supervivientes sea superior al 90% del total de nacimientos. «Tenemos incubadoras para los reci�n nacidos y mantenemos una vigilancia de las cr�as durante las 24 horas del d�a a lo largo de las primeras semanas de su vida», explica con detalle el profesor Zhang Guiquan, director del Centro de Reproducci�n de Wolong. Sus responsables aseguran que el fin �ltimo de este lugar es reintroducir en la naturaleza a todos los hijos del espectacular baby boom que se vive en sus instalaciones. De momento s�lo se ha reintroducido un ejemplar en la naturaleza. Fue el famoso Xiang Xiang, un viejo macho que fue liberado el pasado mes de mayo. Ninguno m�s ha engordado la feliz estad�stica. Esto ha levantado fuertes cr�ticas de los grupos ecologistas, para quienes representa un �nfimo resultado en relaci�n al gran esfuerzo econ�mico realizado. Las autoridades chinas se niegan a dar cifras sobre los costes de este programa de cr�a en cautividad, aunque se sabe que es de varios millones de euros. Los grupos conservacionistas critican que tan extraordinario gasto para que nazcan nuevos pandas s�lo sirva para que sean exhibidos en los zool�gicos m�s acaudalados del mundo. Se conocen algunas cantidades manejadas en torno a este asunto y que precisamente tienen que ver con lo apuntado por los ecologistas. Por ejemplo, los 900.000 euros anuales que pagan algunos zool�gicos, como el de San Diego, California, en concepto de alquiler de un panda, bien como elemento reproductor o para que sea contemplado con ternura por los miles de visitantes de sus instalaciones, |
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