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La divisa de Miura es verde y negra en
Madrid, mientras que luce colores verde y grana en el resto de las
plazas. Su señal es un hendido y muesca en la oreja izquierda
y despuntada con golpe en la derecha. Cobró antigüedad
el 30 de abril de 1849. Sus toros pastan en la legendaria finca de
Zahariche, en Lora del Río (Sevilla).
Juan Miura formó esta ganadería en el año 1842
con reses de Antonio Gil, y posteriormente con otro lote de vacas
de José Luis Alvareda, todas ellas procedentes de Francisco
Gallardo. En 1850 y 1852 se agregaron las reses de Gerónima
Nuñez de Prado, viuda de Cabrera, agregándole en 1854
sementales de José Arias de Saavedra. Al fallecimiento de Juan
Antonio Miura, y a la muerte de éste, en 1883, se hizo cargo
de la ganadería su hermano Eduardo, legándola en 1917
a sus hijos Antonio y José. A partir de entonces, se anuncia
como 'Hijos de don Eduardo Miura. A finales de 1940 Antonio y José
se la cedieron a su hijo y sobrino, Eduardo Miura Fernández.
Los miuras no pasan en la actualidad por su mejor época, sin
lugar a dudas. Especialmente duro para este hierro ha sido el bache
sufrido durante las décadas de los 80 y 90. Sin embargo, no
por eso deja de ser considerada la ganadería mítica
en España, ya que sus ejemplares proceden de la línea
Cabrera -sangre única en la cabaña actual-, caracterizados
por su gran alzada y encornadura.
Su mito se forjó durante las primeras décadas del siglo
XX, al que acompañó su leyenda negra. De hecho, varios
han sido los toreros que han perdido la vida por cornadas de un miura.
El Espartero, Domingo Dominguín y Manolete son algunos de ellos.
En la temporada de 2000 lidió en Castellón, Pamplona
(donde son un hierro fijo el día 14 de julio en los tradicionales
encierros), Mont de Marsant y Dax, entre otras plazas. |