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a San Ferm�n 2001

EFE
Los toros de la ganadería de Eduardo Miura han
protagonizado una última carrera de sanfermines larga
y peligrosa, que ha rozado los cuatro minutos y medio, en
la que al menos uno de los mozos ha resultado empitonado.
Cinco corredores han sido trasladados a hospitales
de Pamplona como consecuencia de las heridas y lesiones sufridas
en el último encierro de los sanfermines de 2001, corrido
con toros que han creado numerosos momentos de peligro por sus
embestidas pese a lo que no hay heridos de asta.
La manada ha salido algo lenta de los corralillos de Santo
Domingo con dos toros en cabeza y con dificultades de los
astados a la hora de superar el portón de acceso a la calle.
Los primeros metros de la cuesta se han corrido sin dificultad,
al igual que en el primer contacto con los corredores, aunque
ya entonces se han registrado las primeras caídas de los
mozos, una tónica que ha seguido durante su veloz paso
por la Plaza del Ayuntamiento.
En la calle Mercaderes se han vivido los primeros momentos
de auténtico peligro, cuando uno de los toros ha
arremetido contra la parte izquierda de la calzada, poco antes
de llegar a la curva con la calle Estafeta, embistiendo
a quien ha encontrado a su paso y alcanzando a uno de los corredores.
Ya en la citada curva, como es habitual, tres toros han dado
con su lomo contra la valla y han caído al suelo, formando
un montón del que se han levantado dos de ellos, aunque
el tercero ha permanecido con las patas atrapadas en los maderos,
lo que ha dificultado durante varios segundos su incorporación
a la carrera.
La manada, entonces, ha quedado dividida, con dos toros descolgados
que han protagonizado numerosos momentos de tensión por
toda la calle Estafeta.
Los dos han embestido en repetidas ocasiones contra corredores
y público que, en la pared, esperaba el paso de la manada,
se han vuelto sobre sus pasos, caído al suelo y, ayudados
con mucho esfuerzo por pastores y mozos, retomado la carrera que
volvieron a interrumpir para hacer de nuevo por los corredores,
uno de los cuales llegó a quedarse sin camiseta
tras la embestida de un toro, que la llevó colgando del
asta durante unos metros.
Mientras cuatro de los bureles hacían el tramo de Telefónica
y del callejón sin problemas y entraban en la plaza para
ser conducidos a chiqueros, los dos rezagados continuaban creando
peligro en su camino, con derrotes contra el vallado por parte
de uno de ellos mientras su hermano, con los cabestros, avanzaba
hacia el callejón, lo que hizo que algunos mozos se encontraran
de pronto encerrados entre los dos animales, y esto formara un
pequeño montón en Telefónica.
Ya en la plaza de toros, uno de los dobladores vivió
un momento de apuro cuando uno de los toros fue hacia él
y consiguió arrancarle el capote, aunque finalmente ha
salido ileso de sus astas y, junto a sus compañeros, conducir
a este último hasta chiqueros.