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a San Ferm�n 2001

Dos de los seis jóvenes corneados en el primer encierro
de los Sanfermines, los navarros Javier Barrientos y Pablo Fuertes,
ambos de 27 años, han criticado la presencia en el recorrido
de personas con mochilas o con cámaras de vídeo,
lo que supone un riesgo añadido para todos los corredores.
Javier Barrientos, de Berriozar, quien sufre una cornada de 15
centímetros en el tórax, aseguró en su habitación
de planta del Hospital de Navarra que no volverá a correr
el encierro y destacó que "ayer yo volví a
ver gente en el recorrido con mochilas o cascos con cámaras
y estaría bien que de una vez metiese mano ahí el
Ayuntamiento, la Policía Municipal o quien fuese, porque
es vergonzoso".
El joven navarro, que es corredor habitual del encierro desde
hace unos siete años, en los que no había tenido
percance alguno de importancia, propuso asimismo que la Policía
Municipal abra más tarde la primera barrera de contención,
porque "así la gente que no ha ido a correr se iría
hacia delante y no se colocaría en los ángulos muertos,
como la esquina de Mercaderes, y eso ayudaría a las personas
que sí van a correr".
Cómo fue la cornada
Acerca del momento de la cogida, Barrientos explicó que
el toro "se dio la vuelta porque una persona le incita y
se aparta, pero a mí no me dio tiempo, intenté esquivarlo
y creo que primero me engancha de la ropa y seguidamente noto
que entra el cuerno por el lado del tórax izquierdo".
Diplomado en enfermería y trabajador del Hospital Reina
Sofía de Tudela, Barrientos hizo una explicación
detallada de sus heridas: "Al principio me dio la sensación
de que podía tener un neumotórax debido al ruido
que me producía el pulmón y al llegar al hospital
en un primer momento me asusté, porque sabía que
tenía una herida pero no la profundidad o si estaba o no
afectado el pulmón".
Aunque la cornada de uno de los toros de la ganadería
de Torrestrella estuvo a punto de afectar al corazón del
joven, éste afirmó hoy que "yo no noté
que la trayectoria fuera ésa, me parecía más
bien que era el pulmón, y al llegar al hospital lo que
más miedo me daba era que hubiese que cortar algún
lóbulo pulmonar".
"No me pude apartar"
Por su parte, el pamplonés Pablo Fuertes, que sufre una
herida de unos 15 centímetros en la cara posterior del
muslo izquierdo, aseveró que el de ayer "fue un encierro
muy raro, en el que los cabestros iban por delante. Yo empecé
a correr en Estafeta y en Telefónica vi que los toros venían
por la izquierda, pero me encontré con tres corredores
delante de mí y no me pude apartar".
Fuertes, quien es también corredor habitual del encierro
de Pamplona, comentó que en la carrera "había
mucha gente con mochilas, muchos que no se enteraban de dónde
estaban o con cámaras de fotos y el suelo estaba muy resbaladizo".
No obstante, el joven pamplonés opinó que es "muy
difícil" controlar a todas las personas que participan
en el encierro y resaltó que "se trata más
bien de una labor de información hacia la gente de fuera".
(EFE)