CATALUÑA
PRIMER PLANO
Matrimonios forzados

Hanan Serroukh: "Cada vez hay más niñas españolas a las que el islamismo roba sus derechos y libertad"

Experta en salafismo, escapó cuando tenía quince años de un matrimonio concertado

Hanan Serroukh
Hanan SerroukhFoto: David Ramírez/ Araba Press
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Nacida en Barcelona en 1974, hija de inmigrantes marroquíes, Hanan Serroukh huyó a los quince años de su familia al negarse a casarse a la fuerza. Hoy es una experta en salafismo y sigue sufriendo presiones y señalamientos por sus críticas al islamismo y «la ceguera» de las instituciones europeas sobre la realidad de muchos de sus barrios. Acaba de publicar Coraje. El precio de la libertad (Sekotia) en la que explica su vivencia personal y, a la vez, es una llamada de atención ante la expansión del islamismo.

¿Cuándo decidió que no iba a aceptar ese matrimonio concertado por su familia?
Lo más difícil es darte cuenta de que estás en una cárcel en vida, que están atentado contra tu libertad y que tienes que huir. Ese primer paso es el más duro. En mi caso, comparado con el contexto actual, no fue tan complicado. Nacer hoy en España no garantiza crecer en la sociedad española y europea, disfrutar de sus derechos, porque cada vez más el salafismo controla los barrios. En mi caso, nacida en 1974, sí crecí con los mismos valores democráticos que el resto de mis coetáneos españoles, ya que todavía no había una presencia tan importante de actores islamistas. Eso hizo que tuviera unas referencias culturales más fuertes y que entendiera que yo tenía unos derechos y una libertad que debían ser respetados.
¿Cómo escapó?
El momento más duro fue salir a la calle y saber que no vas a volver nunca más a sentir que tienes una madre, una familia. No tanto el concepto de repudio de mi familia y comunidad, aunque pasé a ser una persona totalmente repudiada por querer ser libre en mi país. Los primeros que me ayudaron, cuando huí de Figueras y llegué exhausta a Gerona, fueron dos Mossos, que me encontraron dormida en un banco. Eran dos agentes de paisano que, al verme tan desorientada, me dieron la mano. Yo tenía solo quince años, venía de un entorno muy violento y los vi a ellos tan tranquilos y amables que me hicieron sentir que ya no estaba sola.
¿Están aumentado los matrimonios forzados de niñas en España?
Sí. Por desgracia, en algunos barrios españoles se han construido sociedades paralelas con gran presencia del salafismo y donde se imponen a los menores valores contrarios a los de la democracia. Por eso la percepción de estas niñas sobre lo que son y los derechos que tienen son muy diferentes al de otras niñas de España, porque les inculcan que su sociedad y leyes no son las europeas. Hay algunas niñas que consiguen denunciar su situación, pero la mayoría asume como normal la falta de derechos. Cada vez vemos a más niñas en España totalmente veladas y vestidas de negro.
Ante el incomprensible silencio de las Administraciones...
No han tomado conciencia de esta realidad y no entienden aún la verdadera dimensión del problema y cuándo empieza el sometimiento de las niñas, que es cuando las obligan a ponerse el hiyab, cuando se las permite estudiar en la escuela solo si, como contrapartida, por las tardes van a una madrasa para contrarrestar la educación en los valores occidentales. Es una situación muy grave y habla muy mal de la gestión de la diversidad que están haciendo las administraciones, porque la diversidad funciona cuando a pesar de las diferencias hay unas normas comunes para todos.
Entre los que relativizan el problema hay quienes lo comparan con los matrimonios de menores gitanas.
Con una diferencia: las chicas gitanas tienen la potestad de decir que no. En cambio, las consecuencias en el entorno islámico de rechazar ese matrimonio son terribles para las niñas e incluso para sus familias. Lo que no entienden los gobiernos es que estas niñas son ciudadanas españolas, europeas, y por lo tanto tienen los mismos derechos que el resto y deben estar amparados y protegidos por las administraciones públicas. Las administraciones no entienden la diversidad social, en vez de construir una idea de colectivo y de ciudadanía, están dando en nombre de la multiculturalidad respuestas segregadas por colectivos. Esto permite que el islamismo penetre y se instale aprovechando la creciente desigualdad social, las bolsas de pobreza, el fracaso educativo... Los barrios cada vez están más controlados por los líderes islamistas, que imponen un régimen de terror y la ley del silencio, a veces con la connivencia de nuestros políticos, como quedó patente con el salafista expulsado recientemente en Reus y que tenía el apoyo del Gobierno de la Generalitat. No hace falta irse a Francia, en el centro de Figueras, si una chica musulmana quiere vestirse normal, como muchas de sus compañeras, tiene que irse fuera de la ciudad, por ejemplo, venir a Barcelona, para no tener problemas.
Algunas de estas niñas viajan con sus familias a los países de origen y ahí se pierde su rastro para las autoridades europeas.
Los líderes islamistas en los barrios buscan excusas para enviar a las niñas a los países de origen de los padres y poder formalizar así los matrimonios, que se utilizan para que el hombre pueda llegar a España de forma legal y regularizada. Las llevan ahí engañadas y en alguna ocasión, como el de una menor de Ghana que pidió auxilio a la embajada española, las autoridades españolas han podido rescatarlas En el momento en el que algunas intentar huir de estos matrimonios las acusan de de estar haciendo un crimen de honor, una supuestos deshonra a la comunidad. Eso permite que los islamistas les apliquen todo tipo de violencia física, hasta el asesinato como sucedió con las dos hermanas de Terrassa. Esto hace muy complicado para una menor que se atreva a denunciar su situación. Para ellas es una ruptura con su familia y su entorno más próximo.
Usted fue una menor tutelada. ¿Cómo analiza el debate político sobre los menas?
Europa no va a poder tutelar la infancia de África. Tenemos que ser honesto. Nuestro sistema de protección de menores está totalmente roto. No hay recursos, no hay trabajo terapéutico, no hay política de prevención y, además, la llegada masiva de menas es una sobre carga. El modelo que propongo es prevenir en nuestro sistema, controlar los entornos en los que un menor puede estar en situación de riesgo. Y si hablamos de menas, Europa tiene que entender que no tiene la capacidad y que deber ser Marruecos el que mejore su sistema de protección de menores.