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Investigadores del CNIO y el CNIC descubren un nuevo mecanismo 'quemagrasas': "Una prometedora diana para tratar la obesidad"

Los investigadores, dirigidos por Guadalupe Sabio, científica del CNIO, y Cinta Folgueira del CNIC, han descubierto un mecanismo alternativo a la vía de termogénesis: la eliminación de una proteína de la grasa parda

Desde la izda: Beatriz Cicuéndez, Guadalupe Sabio, Marta León y Cintia Folgueira.
Desde la izda: Beatriz Cicuéndez, Guadalupe Sabio, Marta León y Cintia Folgueira.Laura M. LombardíaCNIO
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No todo el tejido adiposo que tenemos en el organismo actúa como un mero almacén de energía para el futuro. Hace tiempo que se sabe que además de la llamada grasa blanca, en nuestro cuerpo también albergamos grasa parda, un tejido cuyo papel en la regulación de la temperatura corporal, la producción de calor y el gasto energético es clave.

Encontrar formas de activar en mayor medida la grasa parda es, de hecho, una estrategia 'antiobesidad' que exploran distintos grupos. En esa senda, investigadores del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) y del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC) han abierto una vía interesante, identificando una posible nueva diana para el tratamiento de la obesidad.

Dirigido por Guadalupe Sabio, jefa del Grupo de Interacción entre las Enfermedades Metabólicas del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), y Cintia Folgueira, del CNIO y del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC), este equipo ha descubierto un nuevo mecanismo mediante el que el organismo puede quemar la grasa de tipo marrón para convertirla en calor.

Según explica Sabio, se trata de un mecanismo alternativo a la vía de termogénesis asociada a la grasa parda que ya se conocía, por lo que su descubrimiento abre la puerta a una nueva forma de combatir el exceso de peso.

"La cantidad de calor que cada persona produce está muy relacionado con lo que se conoce como metabolismo basal, es decir, la cantidad de energía que gastamos sin hacer ejercicio", explica Sabio. "Se sabe que activar la grasa parda y, por tanto, la termogénesis, es una vía para perder peso".

Para saber más

En personas con obesidad el mecanismo 'tradicional' de termogénesis está 'apagado', no funciona como debería. Pero, además, en estas personas se pone en marcha un mecanismo que tampoco permite quemar grasas con efectividad.

Este mecanismo está controlado por la proteína MCJ, presente en las mitocondrias, una especie de 'calderas' que producen energía en el interior de la célula.

Las investigadoras han descubierto, en experimentos en ratones, que si eliminan la proteína MCJ en animales que padecen obesidad, estos individuos producen más calor y pierden peso.

Es más, las científicas comprobaron que "era posible reducir el peso de ratones con obesidad al trasplantarles grasa sin esa proteína", señala Sabio.

Además, la investigación -cuyos detalles se publican en la revista científica Nature Communications- también puso de manifiesto que la eliminación de la proteína, "también protegía a los animales frente a los problemas de salud que provoca la obesidad, como diabetes o el hígado graso", señala la investigadora del CNIO.

Objetivo: tratar la obesidad

El objetivo del grupo es encontrar una forma de bloquear esta proteína en pacientes con obesidad. Aunque el primer paso, como subraya Sabio, "es entender completamente qué función tiene la proteína en la mitocondria. Sabemos que se une al complejo I pero no conocemos bien sus funciones".

"Desde hace tiempo, se piensa que se podría prevenir la obesidad consiguiendo que esta grasa gaste más energía al generar calor. Así que lo primero es entender su funcionamiento", añade.

En los estudios en animales, la investigadora recuerda que en los animales a los que se les ha eliminado la citada proteína se ha observado la misma supervivencia y no se han apreciado problemas cardiovasculares ni ningún otro efecto secundario. "Pero aún así y tenemos que seguir investigando para ver si pudiera tener algún efecto específico en algún tejido".

Entre otras cuestiones, "estamos intentando ver si estos cambios en la grasa afectan al crecimiento tumoral o a la caquexia -pérdida de musculo y grasa- que aparece también a veces relacionada con el cáncer", comenta la científica.

La vía de estudio es muy prometedora. "Descubrir nuevos mecanismos de producción de calor en la grasa parda es una de las dianas más interesantes en el estudio de la obesidad", señala Sabio, quien remarca que el tejido adiposo es un órgano complejo que actúa de regulador del metabolismo de todo el cuerpo, y por tanto "es probable que modular su función sea una vía para combatir la obesidad".

Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), desde 1990, la obesidad se ha duplicado entre los adultos de todo el mundo y se ha cuadriplicado entre los adolescentes. En 2022, una de cada ocho personas en el mundo eran obesas.

Las estimaciones muestran que, en 2019, el exceso de peso provocó cinco millones de muertes por enfermedades no transmisibles, como las enfermedades cardiovasculares, la diabetes, el cáncer, los trastornos neurológicos, las enfermedades respiratorias crónicas o los trastornos digestivos.