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Picasso pasa de puntillas por el Museo Reina Sofía

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El programa de actividades dedicado al pintor posee una sobriedad que invita a pensar en el desinterés, más allá de la exposición que el centro prepara para el mes de noviembre

Guernica Picasso
El 'Guernica' de Picasso, expuesto en el Museo Reina Sofía.EL MUNDO

Al Museo Reina Sofía parece que le cuesta levantar cabeza tras la controvertida salida de su último jefe, Manuel Borja-Villel. El proceso de selección de un nuevo director o directora de la institución se ha visto también rodeado de polémica, por las acusaciones de sesgo en la composición del comité encargado de designar a los mejores candidatos para la nueva dirección. Y a esta situación se añade ahora el aparente desaire hacia la figura de Picasso en el cincuentenario de su fallecimiento, con un programa de actividades muy escueto para el principal museo de arte moderno y contemporáneo de España. El centro que aloja, además, algunas de las obras icónicas del artista malagueño, encabezadas por su pieza más internacional y uno de los hitos plásticos del siglo XX (y XXI), el Guernica.

Más allá de los préstamos de obra que facilitará a otras instituciones y un simposio celebrado el diciembre pasado -en el que se cuestionó la figura del malagueño desde la perspectiva feminista, decolonial y de la crítica institucional-, el "año Picasso" del Reina Sofía se salda con una sola exposición, frente al medio centenar que habrá en todo el mundo. 1906, la gran transformación, que así se titula esta cita, constituirá una aproximación historiográfica a la trayectoria de quien revolucionara el arte moderno.

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En otros tiempos hubiésemos añadido la palabra "genio" para referirnos al pintor, pero el cuestionamiento moral de su dimensión humana, con la acusación principal de misoginia -término avalado por Manuel Borja-Villel-, ha creado en torno suyo algo parecido a "un ambiente como de sospecha", según Juan Manuel Bonet, ex director también de la institución, que sin embargo, ve coherente la propuesta del Reina. "Ningún museo del mundo dedica más de una exposición por año a un mismo artista", comenta el historiador y poeta.

Según la directora en funciones del Reina Sofía, Mabel Tapia, "no evitamos debates ni cancelamos a nadie. Nuestra misión es abrir espacios de discusión, no cerrarlos". Y avanza que la gran exposición, comisariada por Eugenio Carmona y que podrá verse en noviembre, "no será sólo técnica" y contendrá voces femeninas que tratarán "la cuestión de la mujer" en Picasso.

Se dan otras razones para que el Reina Sofía no se exceda en la celebración de este año, como evitar caer en lo que llaman la "espectacularización frenética del programa museístico", señala Tapia. Además, "una sobredosis de actividades implicaría que otras instituciones no tuvieran tantas. Esto -la Celebración Picasso- es parte de una articulación, de un programa que nos desborda y hay que pensarlo en este marco. Para nada hay una falta de compromiso".

"Pepe Guirao estaba muy contento con la implicación del Reina", apunta Rocío Gracia, directora de proyecto en la Comisión nacional para la conmemoración del 50º aniversario de la muerte de Pablo Picasso, que preside Carlos Alberdi desde que Guirao falleciera hace un par de años. "Han dado un paso importante para construir un gran proyecto común", diría el ex ministro de cultura y también ex director del Reina Sofía cuando vio la propuesta que presentó el museo. Quizás, Guirao hubiera podido esperar que Manuel Borja-Villel -bajo cuyo mandato el periodo de las vanguardias, así como la pintura, han tenido una presencia marginal en el Reina-, hubiese sido capaz de plantear algo menos que una sola exposición sobre Picasso.

Podría esperarse más no sólo de este centro de arte moderno que tiene como faro de costa y arranque de su colección el año del nacimiento de Picasso (1881). Las quejas de los herederos del artista, durante años, fue que Francia (donde el pintor desarrolló gran parte de su vida) siempre ha sido más atenta a las cuestiones picassianas que España.

Los homenajes y exposiciones alrededor de Picasso o con él como eje absoluto han sido múltiples. En el Museo del Prado, que fue uno de los horizontes con los que soñaba el mañalagueño, han expuesto obra suya en varias ocasiones. Y así en casi todos los museos de arte moderno y contemporáneo del país. Pero más alla de la exposición de noviembre, el Reina Sofía no ha volcado demasiada artillería alrededor de la figura del más controvertido de nuestros creadores.

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