- Los correveidiles. Todas las entrevistas a periodistas deportivos de Iñako Díaz-Guerra
- Pipi Estrada. "Vivo salvando el día a día, pero llevo 40 años viviendo así y muy orgulloso"
- Roberto Gómez. "Soy el mejor reportero del mundo... y el mejor tertuliano, también"
Manolo Lama (Madrid, 1962) lleva un mes metido en el hospital acompañando a su padre, que está grave tras sufrir una fractura de cráneo. Cualquier otro, con motivo, me habría limpiado cuando le pido hacer esta entrevista. Aún más cuando, justo a la hora en que hemos quedado en la puerta del Clínico, su padre sufre una crisis con mala pinta. Le ofrezco dejarlo para otra semana y la respuesta es puro Lama para cualquiera que haya trabajado con o contra él: "No, te he hecho venir hasta aquí, dame un momento y en cuanto pueda bajo". Le insisto. Es inútil.
Al rato, llega pegado, por si hay novedades, a su Nokia 3310 de hace 25 años. Ni Whatsapp ni internet ni leches. Creánme, cualquier estrella de garrafón me hubiera mandado de vuelta a casa sin pestañear, pero él, una de las leyendas de nuestra radio, lleva toda una carrera comportándose así con los demás.
- No quiero hacerte sentir viejo, pero llevas 42 años en la radio.
- Es una barbaridad y no andemos con paños calientes, es que soy mayor. Tengo 62 tacos, empecé a currar con 18 y en la radio entré con 20. Las cuentas no mienten.
- ¿Y aún empiezas las temporadas con ganas?
- Muchísimas. Tengo la teoría de que el tío o la tía que no tenga auténtica ilusión en esta profesión, que pida la cuenta y se vaya a su casa. Hay muchas veces que miro a los chavales, a los becarios, y digo: "Pero, gilipollas, ¿cómo que no tenéis ganas de currar, escatimáis horas y os queréis escaquear? Si yo tengo 62 años y no miro el reloj en la puta vida". El periodismo es una profesión para estar enamorado de ella, no es un ministerio ni una caja de ahorros. Como los médicos, tienes que amarla y no tiene horarios. No es perfecta. Junta muchas virtudes y también muchos sacrificios, porque cuando le dedicas todo el tiempo a la profesión se lo quitas a tus hijos, a tu mujer, a tus amigos y a ti mismo. Y eso muchas veces te pasa factura, pero, para bien o para mal, no hay otra manera de dedicarse a ella.
- ¿Qué facturas te ha pasado?
- Muchas. He tenido las mayores broncas de mi vida con mi mujer porque no le hago caso, porque no estoy, porque no llego a un compromiso... No voy a la comunión del niño, ni al partido o no sé qué de la natación de la niña. Eso te pasa factura con tu familia porque no eres como los demás. Esa frase siempre aparece: "Tú no eres como los demás padres". Y tienen razón. No eres un mal padre, pero sí uno diferente. Yo tengo cinco hijos y me he perdido muchas cosas maravillosas de sus vidas, pero ¿sabes la verdad? Si pudiera empezar de cero, me las volvería a perder todas. Es una putada, porque sabes que tenías que haber estado en ese baile o en ese partido, pero amo tanto esta profesión que mentiría si dijera que me arrepiento y lo iba a hacer diferente. Soy muchas cosas, pero no soy un cínico. El milagro es que mis hijos y mi mujer nunca me han reprochado algo.
- Han contado en esta serie Paco González y Alfredo Relaño que, cuando ellos llegaron a la SER, Lama ya era el que cortaba el bacalao allí. Tendrías veintitantos años...
- Siempre he tenido liderazgo, pero nunca he sido jefe. Roberto Gómez me dijo una frase que me marcó: "Nunca seas jefe, sé siempre el segundo, porque a los jefes los echan y a los segundos, no". Desde el principio he tenido la virtud de saber organizar y desde muy joven organizaba la redacción y ponía en marcha los grandes eventos. Nadie me lo pedía, pero yo lo hacía igual y cuando llegó Alfredo a dirigir Deportes, vio que los hacía y funcionaba y me dio la manija. La Eurocopa, el Mundial, el Mundial de baloncesto, los Juegos Olímpicos, la Vuelta a España... Nadie organizaba eso bien en la SER, me puse con ello y hasta hoy.
- ¿Era tu manera de hacerte un hueco?
- No, no. Lo hacía porque me gustaba, por pura vocación. Yo no soy sobresaliente en nada, pero soy aprobado en casi todo. Paco González es el mejor periodista del país de largo, Alfredo Relaño era el mejor dirigiendo un equipo... Yo no tengo ese nivel de talento, pero tengo muchas facetas y en todos los palos que toco soy razonablemente bueno. Entonces, si me juntas todas esas cositas que hago, a lo mejor, sacas un buen periodista. Creo que eso es lo que soy. Un buen periodista, sin más.
- Es una modestia muy alejada de esa imagen de sobrado que te persigue.
- Todo el mundo dice que soy chulo y sinceramente creo que no lo soy. Puede que el primer impacto cuando me conoces sea ese, pero de lo que menos voy en esta vida es de sobrado.
- En esta profesión, uno descubre cómo son los demás cuando empiezas y no eres nadie. En mis inicios, había dos veteranos que siempre te ofrecían ayuda: Pipi Estrada y tú.
- Es mi forma de entender la vida. No concibo putear a un compañero. Cuanto mejor funcionen los que están a mi alrededor, mejor. Creo que puedo decir que no tengo ningún enemigo en esta profesión. Posiblemente le caeré mal a mucha gente, pero a mí no me cae mal nadie.
- Pipi se lamentó de que, cuando se quedó sin trabajo y necesitó ayuda, tú le fallaste.
- A Pipi no es que lo quiera, es lo siguiente a quererle. Lo adoro y se lo he demostrado muchas veces. Lo que le pasó fue que, en su momento, tomó una decisión y eligió la prensa rosa en vez de la deportiva. Es respetable porque Pipi era muy bueno, de los mejores inalámbricos que he visto, pero estaba mal pagado y encontró el chollo del corazón. ¿Qué pasó? Que la prensa rosa tiene altos y bajos. Entonces, cuando estaba arriba, no necesitaba a la prensa deportiva, pero cuando lo bajaron a tierra volvió a necesitar ese dinero y nos pidió ayuda. Yo se la intenté ofrecer y más o menos teníamos convencida a la COPE para que entrara, pese a todo lo que arrastraba como personaje de salsa rosa, pero en esas hizo un reportaje que no gustó nada en la radio y nos dijeron que no podía venir. Nunca se lo conté, porque no le quería generar mal rollo. Cuando se metió en ese mundo, le dije que creía que se equivocaba, pero luego le ha ido bien. Es un fenómeno en esas cosas y seguramente gana mucho más dinero del que hubiera ganado en el deporte, pero es que era muy buen periodista. Tenía feeling con los futbolistas, olfato de noticia y era muy perro y muy listo. Estoy convencido que si no hubiera entrado en la salsa rosa, hoy sería el inalámbrico del Real Madrid en la COPE.
- Paco González y Manolo Lama, sois inseparables en el imaginario colectivo como Faemino y Cansado o los Estopa. ¿Visualizas tu vida sin él?
- Paco es el mejor periodista que hay, pero por encima de todo es mi hermano. Cuando Paco entró en la radio, nos hicimos amigos de inmediato. Salíamos de trabajar a la 1:30 de la noche y nos quedábamos hablando en la calle hasta las cuatro, indignados porque [José María] García nos acribillaba periodísticamente y la SER no movía ficha ni nos daba bola y medios. Nos pasábamos horas encabronados y dándole vueltas a eso: "Joder, con el potencial que hay aquí, ¿por qué no nos dejan competir?". Nos indignábamos, no podíamos estar callados y teníamos una simbiosis total. Luego llegó Relaño y fue el que destapó el tarro de talento que había allí. Hablábamos con Alfredo y apareció la idea de De la Morena para la noche y, cuando aquello ya explota, Paco revienta el Carrusel y nos cargamos a García, que en ese momento no era Dios. Era Dios, Alá y Yahvé juntos. Y nos lo cargamos. Un grupo de tarados jóvenes que sabíamos que teníamos mucho talento y muchas ideas, pero la SER no nos dejaba sacarlo porque en aquella época no quería enfrentarse a García. Le tenía miedo. Cuando al fin nos dejaron, fuimos a muerte. Yo con Paco siempre he ido de la mano. Hemos pensado igual, hemos discutido poquísimo y nos queremos. Por ejemplo, recuerdo el día que le echaron de la SER...
- Está muy bien esto porque vas sacando tú los temas y me ahorras pensar cómo preguntarte.
- Bueno, te lo cuento porque antes o después iba a salir el tema. El día que le echaron, le pedí que me dejara intentar arreglarlo. Lo tenía medio solucionado para que volviera y Paco estaba dispuesto a a recibir una sanción, pero hubo un directivo de la SER que no quiso. Augusto Delkáder, no tengo problema en decirlo. Medió muchísima gente: Daniel Gavela, Alfredo Relaño, Pepe Domingo... Pero Delkáder se negó y ese mismo día ya supe que aquello se había acabado. Llamé a Paco y le dije que me iba con él. No teníamos nada y me dijo: "¿Nos vamos a ir los dos solos?". Le contesté que de eso nada, que nos íbamos a llevar a toda la redacción de la SER Me dijo que estaba loco, pero yo sabía que no. Como te decía antes, yo era el que movilizaba la redacción. Empezamos las negociaciones con unos y otros y al final nos fuimos 85. Una locura. Y no nos fuimos más porque ya a la COPE se le acabó el dinero [risas].
- ¿Fue tu día más duro como periodista?
- Personalmente, fue la muerte de Pepe, pero profesionalmente, sí. Era tan injusto que echaran a un tío que se pudo equivocar, porque no tenía que haberle dicho al director lo de "va a hacerlo tu prima la coja", pero que le había dado todo a la SER. Todo. Además, el último año nos estaban tocando los huevos constantemente. No a nosotros dos, que teníamos un salario que nos sobraba para vivir, pero puteaban a los chavales. Joseba Larrañaga presentaba, y le pagaban dos duros, los tenían amenazados, unas cosas que me parecían incomprensibles. Nosotros dijimos que no a ofertas muchísimas veces y nunca nos hubiéramos ido, habríamos permanecido allí para siempre jamás. Ahora, también te digo otra cosa, después de lo que pasó, somos unos afortunados por haber salido de la SER porque el trato que hemos recibido en la COPE es increíble.
- Normalmente, irse de la SER conlleva renunciar al liderazgo en tu franja. Lo sufrió García primero y De la Morena después. Vosotros sí habéis vuelto a reinar fuera.
- Somos dos casos únicos, 'El Partidazo' de Juanma Castaño y el 'Tiempo de juego' de Paco González. Si miras el historial de los EGM, la SER no perdía en una sola franja hasta que llegamos los de Deportes de la COPE. Es muy difícil lo que hemos hecho porque la SER un trasatlántico. Tú pones un mudo a presentar un programa allí y tiene una bolsa de oyentes que los demás ni sueñan. Lo que hemos hecho nosotros tiene muchísimo mérito, porque empezamos de cero y, además, con las connotaciones que tenía la COPE, que era irse a la Iglesia y a la derechona. Nos llamaban traidores, pero siempre hemos dicho lo mismo, allí y aquí, nosotros somos deportes y punto. Tengo que decir que en la COPE nunca nos preguntaron si éramos de derechas o de izquierdas o si éramos creyentes y nunca nos han dicho ni una palabra de lo que teníamos que decir.
- Se ha hablado tanto estos últimos años de vuestra guerra contra García que da un poco de vergüenza seguir preguntando, pero es ya es Historia de España.
- Hombre, es que fue muy bestia, pero visto en perspectiva también fue un proceso normal. Lo primero, no se le puede negar su estatus a García, que es un genio comunicador, es otro bicho, pero le llegó su tiempo. Llegamos unos taraos y le ganamos. García tuvo una ventaja durante la dictadura que luego se le convirtió en desventaja. En el franquismo, la única vía de crítica estaba en el deporte, era en el único campo en el que un periodista podía juzgar a los que mandaban. Era una tontería comparado con lo que es la crítica política a día de hoy, pero era la única que había. Él lo explotó muy bien durante mucho tiempo, sacaba petróleo del pesimismo de un país, pero luego cambió la sociedad a mejor y nosotros le pusimos el optimismo que pedía. Excepto momentos muy concretos, el deporte es fiesta, es victoria, son héroes. Nosotros vendíamos esa alegría permanentemente, mientras que para él ganaba el Madrid o el Barça 5-0 y la noticia no era esa, la noticia era que el árbitro se había metido en la mano un pin que le había dado el delegado. Eso había sido su filón, pero a las nuevas generaciones les aburría.
- ¿Cómo compaginaste ser soldado en esa guerra con tu filosofía de llevarte bien con todos los compañeros?
- García me intentó firmar dos veces y le rechacé ambas. Me dijo una frase que me hizo gracia: "Hay que tener muchos huevos para decirme a mí que no". Le respondí: "No tengo tres, tengo dos, pero te voy a decir igual que no". Pero nunca me he llevado mal con los soldados de García y aquí hay otro matiz importante en esta guerra: yo era un soldado de la SER, no de De la Morena. Para ellos sí era una cuestión personal, pero yo me he llevado bien en enemigo. Pipi era mi amigo; Andrés Montes era mi íntimo amigo, que hablé con Relaño para meterle en Canal+ y le ayudé a que entrara en Onda Madrid; fui amigo de Eduardo Torrico; soy íntimo de Siro López, al que he ayudado cuando ha estado jodido profesionalmente. Nunca, nunca, nunca, nunca me he llevado mal con alguno de sus soldados porque tenía muy claro que sólo hacían su trabajo y nos teníamos que respetar. Nunca he tenido un problema con ellos.
- Con quien sí los tuviste, en una derivada de García, fue con Javier Clemente. Llegó a desear que hubieras muerto en un accidente de coche que tuviste en 1987
- Con García no tuve problemas, pero con Clemente sí los tuvimos y son públicos, pero cuando dijo aquella barbaridad de mi muerte ya para mí era una cosa pasada, de hecho me lo tomé a risa. Hice un vídeo en la tele como si me hubiera muerto, con mi foto y un RIP, mi hermano diciendo que era un buen tío... Te lo digo en serio: no se lo tomo en cuenta. A Clemente se le calienta la boca y en un momento dado perdió la cabeza. Para nosotros era un tema de crítica deportiva, aunque posiblemente alguien se pasó con él y, a lo mejor, De la Morena no estuvo afortunado en algunos momentos. Yo dije que no valía para la Selección nacional, que la tenía secuestrada, que lo único que llevaba eran guerreros y que prefería convocar a los que sabía que iban a estar siempre a su lado que a los que eran mejores pero no le bailaban el agua. Lo dije porque lo pensaba y aún lo pienso, pero ya está. No tengo más problema con Clemente, que le vaya muy bien.
- Mientras derrocabais a García, ¿erais conscientes de estar cambiando la forma de hacer radio deportiva o simplemente erais como los Javis y su lo hacemos y ya vemos?
- Siempre tuvimos la idea de cambiar aquello, sabíamos que había un montón de jóvenes, la que es ahora tu generación, a los que os encantaba el deporte pero escuchar a García os parecía casi franquista. Ahora, de pensarlo a que saliera, ya era otra historia. Creo que fue todo un cóctel, no hubiéramos triunfado por separado. De la Morena era diferente a todo lo demás. Era un tío que no era un experto en deportes, pero que era una bestia como comunicador. Eso sí, no le preguntaras si un equipo jugaba bien, mal o regular ni le pidieras que explicara el fútbol como Santi Segurola o Iñako Díaz-Guerra. No era ni un panenkita ni un kunderita.
- Te va a pedir Roberto Gómez derechos de autor.
- Panenkita es de Roberto, pero kunderita es mío. Panenkitas son los que saben de fútbol, pero luego no escriben bien, por ejemplo Maldini. Kunderita os llamo a los que tenéis cultura, una pluma espectacular y encima sabéis del deporte. De la Morena no tenía eso, pero trajo un tono llano y cercano que caló en la gente. Además, abrimos un sector que era imposible para el fútbol hasta entonces: las mujeres. De repente, les interesaba lo que nosotros contábamos porque las entreteníamos. Creo que el bombazo fue nuestro lenguaje. Hablábamos como hablamos tú y yo aquí sentados o con los amigos en el bar. Y eso te llevaba la radio a casa, tú te metías en la radio. Yo estaba narrando un partido y decía: "¡Joder, qué malos!". En el sofá, tú estabas gritando lo mismo o pensando que yo era un gilipollas y no tenía ni idea, pero te sentías de igual a igual conmigo. Ese fue el cóctel, el lenguaje de todos, el tono de De la Morena, la dinámica de Paco y la manera de introducir la publicidad de Pepe [Domingo Castaño].
- La famosa radio coral.
- Eso es. Fuimos muy plurales y eso supuso un porcentaje brutal del éxito. García decía lo que estaba bien y se acabó. Nadie podía rechistarle o le cortaba la cabeza. En cambio, nosotros debatíamos todo el rato, lo que para mí era una puta mierda, Paco defendía que era la leche. Así que tú siempre tenías uno con el que identificarte. Y también creamos una serie de personajes que eran muy necesarios, porque en la radio los comentaristas habían sido siempre tíos muy neutros y de repente sacamos a Poli Rincón, que es un ultra, un macarra que dice lo que le sale de los cojones, como después hicimos con Roncero. O te enamora o te cagas en su puta madre. Y así empezamos a mezclar todo eso con Paco y De la Morena, que eran brutales, y luego apareció Juanma Castaño, que es un comunicador salvaje. Todo eso, siempre, junto a una redacción increíble que vale para todo.
- Seguís siendo básicamente los mismos a los que veía salir de copas cada jueves hace 25 años. Eso es algo único en esta profesión.
- Claro, porque por encima de todo somos amigos. Estos todavía salen los jueves con 60 años. Pepe Domingo les obligaba a salir a mamarse y mantienen la tradición. Yo ya no voy casi, pero el resto no falla.
- ¿Cómo es que no vas?
- No me gusta el alcohol porque me pone malo y, además, todos estos años al día siguiente curraba en la tele y acostarme a las 6:00 me destrozaba. Soy el que más viajo, el que compaginaba dos curros y me fui bajando, pero cuando había que ir a una cena, se iba, eh. Somos una familia y para mí eso es fundamental. Si fueras invisible y te sentaras en una silla de la redacción, ibas a flipar con el rollo: "¿Cómo fue con la chavala esa que atacaste, hijoputa?" o "Andrea, vaya pichoncito con el que andabas ayer, eh". Estamos siempre vacilando. Imagino que habrá uno que no aguante a otro, porque somos 80, pero en general nos llevamos muy bien y es fundamental para que las redacciones funcionen que haya buena química y buen rollo.
- El que se salió de esa familia inicial fue De la Morena. ¿Os decepcionó durante el despido de Paco?
- Hay que entenderlo. De la Morena era Dios en la SER y tenía un aval muy importante que era Augusto Delkáder. Cuando Relaño apuesta por De la Morena, el tío que más le defiende es Augusto y le tenía gratitud. De hecho, creo que ese fue el motivo por el que De la Morena no se vino con nosotros. Más que deteriorarse, la relación se enfrió. Dejas de verte todos los días y es natural, pero cuando coincido con él ahora, nos reímos y nos abrazamos.No tengo problema con José Ramón. Me hubiera gustado que se viniera, igual que a él le hubiera gustado que aquello se arreglase y nos hubiéramos quedado porque, joder, éramos top. Éramos todos muy líderes y sin visos de que nos pudiera tocar los cojones nadie. Si no pasa todo aquello, seguiríamos siendo todos líderes hoy en la SER. El ejemplo es que nosotros somos líderes en la COPE y De la Morena deja de serlo cuando se va a Onda Cero. Ahí también se demuestra la fuerza que tenemos como equipo, que es algo que la gente no ha entendido nunca. Nuestro éxito no es Paco, Pepe, Juanma o Lama, es que somos un bloque brutal.
- Sois los 'Ocean's Eleven' del periodismo, el grupo de amigos que se une y pega el atraco del siglo.
- [Risas] Ya te digo. Pero con esto quiero decirle una cosa a la profesión: a veces hay que tener huevos. Somos un gremio muy cobarde. Hay que tener valor y decir "basta" a las empresas cuando te putean. A Paco lo que le hizo la SER fue lamentable, calamitoso, indignante y vergonzoso. A un tío que había dado la vida por la empresa y los había puesto líderes cargándose a García, tú no te lo puedes pulir por una bronca. ¿Qué pasa? Que a veces hay que tener huevos y nosotros los tuvimos. La empresa pensaba que éramos unos mierdas y que nos íbamos a acojonar. No me conocían. Creo que jugué un papel fuerte en que el movimiento fuera general. Cuando dije que me iba, los demás vieron que esto iba en serio, pero hubo amenazas lamentables de la SER a compañeros más débiles para que no nos acompañaran. Les decían que en tres meses estarían conduciendo un taxi o currando en la obra, pero tuvieron huevos y apostaron. Ganamos. Nos salieron muchas ofertas y acertamos cogiendo la de la COPE.
- Hemos hablado mucho de la radio, pero has estado los últimos 30 años en la tele. El informativo de Telemadrid, 'Los Manolos' en Cuatro y 'El golazo de Gol', que lo han cancelado este verano. Sospecho que no lo has disfrutado igual.
- Yo soy un hombre de radio. Es mi veneno, mi droga, lo que me engancha y me enamora. La tele te da cosas, pero te quita otras muchas. Te da popularidad, pero te quita privacidad y estás todo el día enganchado de una puta audiencia, de un papel, de un minuto a minuto que te va minando y creo que es un error. La radio es periodismo puro y duro, en la tele tienes que ir jugando. Meto esto aquí porque a esa hora me van a ver más; si quito el Madrid, esto se me va a caer... Es más complicada la tele que la radio.
- Tanto en Cuatro como ahora en Gol, te echaron sin que las audiencias lo justificaran. ¿Por qué?
- Los Manolos éramos líderes y nunca nos ganó nadie. Un buen día me pusieron en la calle y aún no sé por qué. Peor, no es que me echaran, me dijeron que me llevaban a otro canal de Mediaset a hacer no sé qué programa una vez a la semana. Vamos, me dejaban en el banquillo para que no me ficharan los demás. Era muy raro y directamente me fui. Nunca me explicaron por qué me largaron. Soy un tipo reivindicativo para mi programa y mi equipo, que creo que es bueno para la cadena, entonces a lo mejor soy un poco la mosca cojonera de los jefes y me limpiaron. Se equivocaron y se vio. Los deportes desaparecieron en Mediaset, son residuales. Saben que se equivocaron porque intentaron que volviera, pero puse como condición que volviera también todo mi equipo y eso no lo aceptaron. Tengo la teoría de que no quieren ganar a Pedrerol, porque, si no, no se entiende cómo tratan el deporte. Están cómodos en la derrota. No hay exigencia. Es incomprensible que no peleen porque 'Jugones' es líder con unos números muy normales y superables. Está en un 6,5% o 7% y nosotros estábamos en dos dígitos largos. Los ejecutivos son un mundo aparte.
- ¿Y lo de Gol?
- Es otra cosa inexplicable. Desde que se fue Roures, Gol está muerta como cadena. Han ido perdiendo lo bueno que tenían, la Europa League, lo mejor de Segunda, el balonmano, el pádel... Tienen muchos costes y pocos ingresos. 'El golazo de Gol' era el programa que más audiencia daba, cuadruplicaba la media de la cadena en una hora que no es el prime time y éramos el programa que más ingresos traía, pero evidentemente también era el más caro. No sé si ellos no pudieron financiarlo y al final hicieron un ERE. A todos los chavales los largaron y a mí ni me indemnizaron porque no tenía ni contrato. Me fui. Solamente tengo palabras de agradecimiento y no tengo ningún problema con ellos, pero me da mucha pena porque habíamos hecho un producto muy jodido de abrir en una generalista y nos habíamos convertido en un nicho para que los que quisieran deporte.
- Los aficionados no madridistas os consideraban un poco la resistencia, porque a menudo eráis críticos con el Madrid. ¿Os pasó factura?
- No, sinceramente lo digo. A nosotros nos daba igual el Madrid, el Barcelona, el Atleti o el Sevilla. Hemos recibido hostias de todo el mundo, pero se ha escuchado que nos ha cerrado Florentino y ya te digo que es mentira. El Barça nos tenía vetados en las ruedas de prensa, siendo Mediapro, y el Madrid no nos dio una entrevista en los ocho años que estuve, pero es que eso me da igual. Si tenía que sacar algo a favor de Vinicius, lo sacaba, pero si tenía que sacar algo en contra, también. Yo no me casaba con nadie y, evidentemente, eso generó que Madrid y Barça no me dieran nada. El Atleti nunca nos vetó y nos trataba bien, aunque también se encabronaba. Y los clubes pequeños son un encanto al que deberíamos cuidar más. Lo que me gustaría decir es que me parece inexplicable que ahora mismo haya 15 chavales con un talento increíble en el paro. Pienso pelear lo que sea necesario para que las empresas llamen a su puerta porque son genios.
- Como narradores que no han confesado de que equipo son, Carlos Martínez y tú debéis ser los dos periodistas a los que más se acusa simultáneamente de madridistas y antimadridistas.
- Esto lo llevo muy fácil. Tengo la fortuna de que voy al campo del Madrid y me llaman hijoputa y me dicen que soy el mejor. Voy al campo del Barça y me llaman hijoputa y me dicen que soy el mejor. Voy al Metropolitano y me pasa lo mismo. Eso es porque siempre digo lo que me sale de los cojones. No significa que acierte, pero no me caso con nadie y digo lo que pienso. Luego te puede gustar o no y me puedo equivocar montones de veces, pero no soy de la línea del periodismo de bufanda. Ni todo lo que hace el Madrid es bueno ni todo es malo, lo mismo con Barça y Atleti. Y si alguien no entiende esto tiene un problema.
- Pero de algún equipo serás. Nadie se dedica a esto sin haber sido hincha de chaval.
- Yo soy de la COPE. Ese es mi equipo. Y lo soy porque me pagan para que diga lo que pienso sin otros intereses. Voy al campo y me llaman indio o merengue, me insultan, pero por encima de todo me piden muchas fotos y me tratan muy bien. Mi problema, como el de todo el mundo del fútbol, son los ultras. Esos sí que me pegan en las redes sociales, insultos cara a cara por la calle y hasta físicamente. Los ultras de unos y de otros. Todos son lo mismo.
- ¿Quién te pegó físicamente?
- Los Ultras Sur me pegaron dos veces, los del Frente Atlético me jodieron el coche y los Biris me agredieron una vez en Sevilla. Pero me da igual, no me voy a bajar del burro y seguiré diciendo lo que quiera. Ni me afecta. Si miras mi Twitter, verás que no he bloqueado a nadie.
- Has llegado a presentar un concurso de prime time en Antena 3. ¿Cómo llevas ese nivel de fama?
- No es falsa modestia, pero creo que no soy famoso. Es verdad que voy por la calle y me piden fotos y ponerle la voz tanto tiempo al FIFA me acercó también a los jóvenes, pero no me incomoda. Atiendo a todo el mundo. Una foto, un autógrafo, posa con mi hijo... Lo que quieran. Tengo la teoría de que eso va en mi profesión, lo acepto y no lo llevo nada mal.
- Últimamente se ha multiplicado la crítica hacia vosotros. Fuisteis la modernidad y ahora sois el establishment puro, se os acusa de cuñaos, de haberos quedado antiguos... ¿Sois conscientes de ese fenómeno?
- Totalmente. El mundo evoluciona, aparece gente nueva con otros gustos e ideas y hay que asumirlo. En cierto modo, somos y representamos lo que era García cuando nosotros llegamos. Es ley de vida y llegará un momento en que otros más jóvenes nos echarán como nosotros echamos a García, pero van a tener que currar mucho, dedicar muchas horas y tener muchos huevos para sacarme de aquí, porque mientras piense que soy mejor que ellos no me va a echar ni dios. Pero habrá un día que harán el break, uno será mejor que nosotros, le felicitaremos y nos iremos. Es normal, como ha llegado Lamine y ya nadie habla de Cristiano, pero insisto: no me voy a rendir. Voy a seguir peleando porque creo que aún hacemos la mejor radio deportiva y que a la gente, también a los jóvenes, le gusta como narro. Aún soy un bicho de esto.
- Ese mote a Cristiano ya es historia.
- Yo sabía que en el vestuario le llamaban así sus compañeros y un día me salió en la radio sin pensar: "¡Ay, mi madre, 'el bicho'!". Cuajó y ya se ha quedado con ello. Cuando veo a Cristiano le llamo bicho y se descojona.
- Has protagonizado dos polémicas especialmente desagradables. La primera, cuando se te acusó de humillar a un mendigo en Hamburgo en un directo de la tele.
- Con el mendigo tengo claro que me equivoqué, me equivoqué gravemente. Mi intención no era humillar. No sé, era directo, quise hacer algo diferente y la cagué. No hay más. La cagué estrepitosamente y no tengo ninguna duda de ello. Pedí perdón, vuelvo a pedir perdón y aún me siento fatal por ello. La gente que me conoce sabe que tengo defectos, pero si hay uno que no tengo es que humille o haga de menos a la gente. Por mi forma de ser, ayudo a muchísima gente, a toda la que puedo, en todo lo que necesitan, a través de ONGs, de asociaciones, de eventos... Pero me equivoqué. Lo que pasa es que, a raíz de mi error, cierta gente montó una campaña para cargarse a Los Manolos. ¿De dónde? No lo sé, pero era una campaña orquestada. En todo caso, nada de eso justifica mi cagada.
- La segunda fue cuando dijiste que a quienes les ofendía el pico de Rubiales a Jenni Hermoso era "porque nunca les han dado un beso a ellas".
- Vamos a ver, Rubiales era un golfo, un chorizo, un trincón y un caradura. Todo lo que tú quieras. Yo era el que más le criticaba en la COPE, no he comido nunca ni me he tomado una caña con él y no me gustaba cómo llevaba la Federación. Pero cuando vi aquel gesto, no consideraba que fuera tanto para la campaña que se montó. Pasado el tiempo, escuchando a los demás, sobre todo a mujeres, puedo entender que aquel gesto no es propio de un presidente y que yo no estuve afortunado en lo que dije. También te digo que los juicios de telediario son muy fáciles y que el mismo gobierno que lo defenestró, antes le protegió y le permitió todo lo que le permitió. Puedo entender que me criticaran por lo que dije, pero también puedo sacar cien comentarios de cien famosos que dicen una cosa hoy y mañana la contraria porque no somos infalibles. Llevo hablando en directo 42 años e, inevitablemente, a veces te equivocas o dices algo sin tiempo de reflexión que luego no piensas. Hablar en la radio en caliente es muy difícil. Te llaman, dices lo primero que piensas y, claro, te puedes equivocar. La radio es escupir sobre la marcha.
- ¿Recuerdas tu último error?
- Sí, en el España-Alemania de la Eurocopa. Íbamos ganando 2-1 y Ferran tuvo un mano a mano claro, lo falló y yo en la narración dije: "¡Vete a la mierda, Ferran!". Se cabreó muchísimo conmigo y su familia, también. Lo entiendo y les pedí disculpas, pero yo no mandaba a la mierda a Ferran. Es como cuando estás viendo un partido de tu equipo o de tus colegas, uno falla y lo mandas a tomar por culo, es más una reacción que una crítica, pero entiendo que Ferran se cague en mis muertos y me odie como me odia. Está en su derecho.
- Entonces, ¿de la jubilación ni hablamos?
- Ni de coña. Soy muy feliz en esta profesión. Si volviera a vivir, volvería a ser periodista deportivo, volvería a trabajar. en la SER, en la COPE en Los Manolos y en todos los sitios donde he currado. No puedo tener queja de ninguno y tengo amigos en todos lados. Me llevo bien con Manu Carreño, con la gente de Telemadrid, con la de Gol... No he dejado un enemigo en ningún lado. Me gustaría que ese fuera mi legado: "Fue muy feliz y no tuvo enemigos".