Martes, 3 de marzo. El Gobierno de coalición PSOE-Unidas Podemos aún no ha cumplido tres meses y el Consejo de Ministros celebra su reunión semanal en La Moncloa. Empieza la semana de las celebraciones del 8-M, gran acontecimiento para un Ejecutivo declarado feminista de los pies a la cabeza.
Aunque el Gabinete también aprobará el trascendente anteproyecto de ley educativo, todas las miradas de dentro y de fuera están puestas en el anteproyecto de Ley de Libertad Sexual con el que la ministra de Igualdad quiere presentarse en la manifestación del domingo.
Las semanas precedentes se ha producido una batalla en torno a esta ley que, de momento, no ha traspasado las paredes de los Ministerios. El lunes, la tarde anterior al Consejo, la ministra de Igualdad y el ministro de Justicia, con el oficio de algunos mediadores, habían pactado un texto que recogía las correcciones de Justicia al proyecto inicial de Igualdad, calificado por los ministros del PSOE como "auténtica chapuza".
Ese mismo día, la cadena Ser detallaba las alegaciones del documento elaborado por el Ministerio de Justicia. Y las "fuentes cercanas" a Pablo Iglesias contraatacaban en los medios.
Irene Montero, la joven ministra de Igualdad, presenta ante el Consejo su anteproyecto de ley. Pero aquí falla algo. El presidente y los ministros se dan cuenta de que el texto que tienen en sus carpetas no es el que está desgranando la ministra del ramo.
El presidente hace un alto en el debate de este anteproyecto, y pide a Irene Montero y a Juan Carlos Campo que salgan un momento al antedespacho de la sala del Consejo para aclarar el malentendido entre el texto que ha sido repartido a los ministros y la versión definitiva que debe aprobar el Consejo.
Al cabo de quince minutos, los dos ministros vuelven a la sala y continúa el debate. Los detalles de esta insólita situación, adelantados por Eldiario.es, han sido confirmados a este diario por distintas fuentes de los ministerios del PSOE y de Unidas Podemos.
¿Quién repartió el texto del anteproyecto antiguo entre los ministros? Se supone que esa competencia pertenece a la vicepresidenta Carmen Calvo, encargada de preparar el Consejo de Ministros y una de las protagonistas principales de la primera gran batalla -bastante cruenta políticamente- del flamante Gobierno de coalición. Una batalla que ha llevado a muchos altos cargos a la siguiente conclusión: "Aquí hay vocación de guerra por parte de los que nunca quisieron la coalición".
Pero volvamos a la reunión del Consejo de Ministros del martes 2 de marzo. Después del malentendido de los textos -algo que nunca debió pasar, según subrayan ambos partidos- el anteproyecto de ley de libertad sexual se aprueba, sin que los ministros conozcan el contenido definitivo de la norma.
Una semana después, según ha podido saber este diario, los ministros no concernidos por el anteproyecto siguen sin conocer el texto porque nadie se lo ha enviado. "No sabemos qué texto hemos aprobado", aseguran las fuentes consultadas. Esta situación es calificada por el entorno de los ministros y por ex altos cargos de Moncloa como "irregular y no aceptable".
Aunque se reconoce que no es la primera vez que pasa una cosa así. Hay mucha casuistica. En alguna ocasión, se ha llegado a aprobar un anteproyecto sin texto articulado. El texto aprobado pasa ahora a informe preceptivo de los órganos del Estado.
Lo que se esconde detrás de las escaramuzas sobre el texto de un anteproyecto de ley no es la frialdad desapasionada de una discrepancia sobre técnica jurídica, sino el estallido de distintas emociones políticas y personales. Protagonismos, envidias, defensa de competencias, heridas abiertas de la negociación frustrada de julio, distintas formas de ver la política, dos partidos que compiten en la izquierda. Y, lo más importante, dos feminismos en intenso combate generacional. El de Carmen Calvo -clásico- y el de Irene Montero, más cercano a la teoría queer.
La vicepresidenta, número dos del presidente. La ministra, número dos del vicepresidente, pareja y madre de sus hijos. Por primera vez ha quedado al descubierto una disfunción, tabú para Unidas Podemos, pero que es una realidad tozuda e incómoda. La presencia de una pareja sentimental en la mesa del Consejo de Ministros.
El vicepresidente segundo ha tenido que salir públicamente en defensa de la ministra de Igualdad, en guerra a campo abierto contra la vicepresidenta primera. El ámbito privado y el público mezclados en lo más alto de las responsabilidades del Gobierno de España.
La polémica ha llegado a asustar, y mucho, a sus protagonistas y a quienes les rodean. Sobre todo ha disgustado y enfurecido al presidente Sánchez y al vicepresidente Iglesias. Los interlocutores de este diario, del PSOE y de Unidas Podemos, señalan que Sánchez e Iglesias "están muy, muy cabreados" porque las discrepancias se hayan aireado de forma tan cruenta a la vista del público. Y que ambos han abroncado a los suyos para que la situación no vuelva a repetirse.
El presidente ha permanecido callado estos días, atónito y alarmado ante la dimensión que tomaba el enfrentamiento entre sus ministros y vicepresidentes. E intentando, junto con Iglesias, calmar los ánimos.
"Esto se nos ha ido de las manos", señalan en el Ejecutivo.
El viernes se decidieron a convocar la comisión de seguimiento del pacto de coalición para intentar acabar la semana en paz y no dañar la celebración del 8-M. "Con esto nos hemos cargado el 8-M", señala un miembro del Gobierno. "La imagen que hemos dado ha sido intolerable y penosa, no podemos permitirnos un fracaso del Gobierno de coalición, y eso es lo que nos estamos jugando", añade otro.
¿Quién ha ganado y quién ha perdido en el lance del anteproyecto? ¿Cómo afecta este episodio al equilibrio de fuerzas en el Gobierno? ¿Quién manera mejor la comunicación política? ¿Qué pasa con la batalla dentro del feminismo? El paisaje después de la batalla es descrito de la siguiente forma por los dos bandos contendientes a los que este diario ha consultado.
Así lo ve el PSOE. "Esto no puede sorprender a nadie, todos sabíamos que iba a pasar. Unidas Podemos no tiene sentido de Estado ni de la responsabilidad con un Gobierno del que forma parte. No tienen ni idea de cómo se hacen las leyes. Su lealtad es con ellos mismos y con su gente, como esas colaboradoras que rodean a Irene Montero, y que acusan a la vicepresidenta de tener celos de ellas porque son más jóvenes y representan el nuevo feminismo. Es un debate de muy poco nivel".
Así lo ve Unidas Podemos. "A Irene no se la trata con respeto. Hay un debate político y legítimo sobre distintas formas de entender el feminismo en un momento clave para la lucha por la igualdad de las mujeres. Un debate disparado por las redes. Pero no es aceptable que se acuse a los ministros y ministras de Unidas Podemos de no conocer la técnica jurídica. La actitud de Carmen Calvo es ofensiva para todos, ella nunca quiso un Gobierno de coalición. Parece que trabaja en contra".
La situación en la que queda la vicepresidencia primera es otra de las consecuencias. Esto es lo que opina un amplio sector del PSOE. "Ahora resulta que no hay más feministas que ellas y quieren legislar para su grupito de mujeres jóvenes. Es difícil de soportar para Carmen Calvo, más feminista que socialista, que le digan que está anticuada y que tiene celos de Irene Montero porque es una feminista joven y con futuro. Ella quería ponerse la medalla el 8-M y no ha reparado en bajar a la arena para conseguirlo".
Sin embargo, entre los ministros socialistas se reconoce que la vicepresidenta ha quedado debilitada internamente porque la batalla de la comunicación la ha ganado Unidas Podemos, como es habitual. Hay dos Gobiernos en torno a la misma mesa, uno que sobre todo está preocupado por la gestión, y otro dedicado más a la comunicación. Con mucha habilidad y resultados.
Las filtraciones a los medios han jugado un papel sustancial en esta batalla y han "cabreado" mucho a Pedro Sánchez, según aseguran quienes han hablado con él en estos días. "Es evidente que la polémica ha debilitado a Carmen Calvo, ha quedado tocada, el presidente como poco ha sido equidistante y como mucho, ha hecho piña con Pablo Iglesias. Iglesias ha ganado la batalla. Otra más, después de lograr meterse en la comisión de control del CNI, que no es que sea un órgano muy relevante en el control de la seguridad del Estado, pero él quería estar ahí y lo ha conseguido".
Quizá previendo que algo de esto le podía pasar, la vicepresidenta plantó sus reales en una entrevista en El País para avisar al director del Gabinete del presidente y al vicepresidente segundo. "Hace falta pedagogía, Presidencia es una cosa y el Ministerio de Presidencia, que llevo yo, es otra. Presidencia no tiene gestión, Vicepresidencia, sí. Yo me ocupo de la coordinación del Gobierno, preparo el Consejo de Ministros. En mis manos está decir lo que se para, lo que no veo claro, lo que tiene garantía jurídica. Cuando hay varios ministerios que discrepan, decido quién tiene la razón".
A la vista está que en esta ocasión, no ha podido parar el empuje de Iglesias y Montero. Fue el presidente del Gobierno quien autorizó que, en contra de lo que consideraba este sector "técnico" del Gobierno, el anteproyecto de ley de libertad sexual se aprobara antes de la reforma del Código Penal.
Sin embargo, también en Unidas Podemos reconocen que la ministra de Igualdad ha salido tocada. "Si alguien interpreta lo que ha pasado en términos de ganadores o perdedores, se estará equivocando, aquí hemos perdido todos, y este tipo de situaciones pueden cargarse a un Gobierno". En una cosa coinciden también las visiones del PSOE y de Unidas Podemos. Tanto la vicepresidenta como la ministra de Igualdad, reconocen los interlocutores de este diario, han cometido errores. La primera, por una actitud algo prepotente hacia los ministros de Unidas Podemos. La segunda, por ciertos comportamientos algo infantiles en su tarea ministerial, como el vídeo de su cumpleaños, que no gustan a todos en su partido porque apuntalan el relato de que asumen sus responsabilidades con poca seriedad.
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