ESPAÑA
Política

Montero arruina la estrategia del Gobierno y abre la mayor brecha pública en el martes negro del SMI: "Es una putada, la noticia es la polémica"

La decisión de Hacienda de que el Salario Mínimo tribute lleva a un choque inédito en La Moncloa entre PSOE y Sumar

Rifirrafe en directo entre Pilar Alegría y Yolanda Díaz por la tributación del SMI: "Eso no es así"
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La carrera de relevos está bien organizada. Se avanza. El problema llega a la hora de cruzar la meta. Entonces los corredores no sueltan la barra cilíndrica porque todos quieren la foto de la gloria. La subida del Salario Mínimo Interprofesional es una de esas imágenes que todos quieren rentabilizar. Una medida estrella del Gobierno, una decisión para exprimir políticamente. Pero la subida a 1.184 euros quedó opacada por el choque público, sin cortapisas, en la coalición por la decisión de Hacienda de que ahora ya sí el SMI tribute. Con una portavoz del Gobierno rebatiendo a una vicepresidenta segunda en la sala de prensa. «Eso no es así», llegaron a espetarse la una a la otra. Todo en un día en el que Pedro Sánchez había dado la orden a sus cargos de que superasen el «ruido» para «explicar» las medidas del Gobierno. «Es más necesario que nunca» les dijo. Pero la polémica y la división interna destaparon un ruido ensordecedor. «Es una putada porque la noticia es la polémica y no la subida de 50 euros del SMI», admiten fuentes socialistas.

El lunes hubo en La Moncloa una reunión de maitines -núcleo del poder de Moncloa y Ferraz- donde, pese a las presiones, se ratificó la posición de que el SMI empezara a tributar con la subida de este año. En el complejo presidencial consideran que se ha incrementado un 61% desde 2018 y que ya es momento de que tribute. Que esos 1.184 euros mensuales en 14 pagas son cuantía suficiente como para contribuir con impuestos.

Desde hace días, el argumentario y los gráficos están preparados. Los estrategas y asesores saben que en la rueda de prensa el tema será la tributación y que Yolanda Díaz mostrará su posición. La vicepresidenta se entera de la decisión formal de Hacienda a través de una alerta en su móvil de un medio de comunicación pasadas las 11.00 horas. Díaz censuró que María Jesús Montero, ministra de Hacienda, no le informó de la decisión. Y ello a pesar de que ambas estuvieron toda la mañana en La Moncloa. «Nos hemos enterado por los medios», dijo. «Eso no es así», le respondió en directo Pilar Alegría.

La decisión de Hacienda, según fuentes de Sumar, no se abordó en la reunión del Consejo de Ministros, que apenas duró una hora.

Fuentes gubernamentales explican que la decisión de oficializar ayer que el SMI tributaría estaba tomada, porque sabían que los periodistas iban a preguntar. El PSOE tenía el argumentario y las gráficas para rebatir a Díaz preparados desde hace días. «El ala del PSOE estamos firmemente convencidos de que es lo correcto. Teníamos asumido que esto iba a pasar. Hay una discrepancia en el seno del Gobierno». Lo que no estaba controlado era el timing. Lo previsto era que todo estallara durante la rueda de prensa tras el Consejo de Ministros. «Dábamos por descontado lo que iba a pasar, pero pasó de una manera distinta», dicen en el Gobierno.

Mientras Alegría defiende la tributación con un gráfico, esgrimiendo que la parte «que dicen que se lleva Hacienda va a consolidar los servicios públicos de todos los ciudadanos», Díaz sonríe de manera irónica. Ambas se rebaten en más de una ocasión. La dureza de la titular de Trabajo sorprende y molesta en La Moncloa. «Ha sido muy dura. Sorprende su beligerancia». Ni si quiera en la época de Pablo Iglesias o de Irene Montero, con choques como el de la ley del sólo es sí, se había presenciado una confrontación pública como la de ayer en la sala de prensa de La Moncloa. «No es una medida muy progresista [la tributación del SMI]. Nosotros no hemos cambiado de posición, el PSOE sí», señalan fuentes de Trabajo. «Ser justos es muy complicado», dicen los socialistas. «Pero la política fiscal depende del PSOE», recuerdan a Díaz.

Y es que el choque provocó que dentro de la coalición se sacara el ventilador. Fuentes del ala socialista censuran que Díaz defendiera el año pasado que sí tributara el SMI. Desde Sumar niegan que eso fuera así. «Tendrán que demostrarlo», retan. «Nunca ha dicho tal cosa».

Lo que se preveía un día soleado, acabó en tormenta. Con el cielo negro. Porque, además, la posición de Hacienda abrió la puerta a que el PP se presente como valedor de quienes cobran el SMI al registrar una iniciativa en el Congreso para impedir que tribute. También Podemos y Sumar las presentaron. «Populismo parlamentario» lo definió el PSOE. Los socialistas recibieron críticas de sus socios. «No compartimos la decisión», dicen en Bildu.

La subida del SMI era una oportunidad para el Gobierno de retomar la iniciativa política, que en las últimas fechas la ha marcado la agenda judicial y las investigaciones que cercan a La Moncloa. Oxígeno. Sánchez, que reunió ayer a sus diputados y senadores, ordenó a los suyos a que recorran sus territorios para vender los logros del Gobierno y combatir así «las mentiras de los neoliberales y de la ultraderecha», en alusión implícita al PP y a Vox. «Contadlo en las calles, en las redes sociales, contadlo por tierra, mar y aire (...). Tenemos que explicarlo, una, dos, tres, cuatro, cinco veces, mil veces, repetir, repetir, repetir y repetir, contar, contar, contar y contar, contar la realidad más allá del bulo y de la desinformación, hacer pedagogía, porque es necesario que nunca», los aleccionó.

Los parlamentarios consultados por este periódico reconocen que el «ruido» es el que hace que en el día en el que se aprueba una nueva subida del SMI lo que trascienda a la opinión pública es el choque entre los socios de la coalición por la tributación del mismo en lugar de sobre la medida en sí o que la polémica por el rechazo inicial del decreto ómnibus acabe difuminando medidas como la revalorización de las pensiones y la prolongación de las ayudas al transporte público. En todo caso, interpretan que los «deberes» que les ha puesto el también líder del PSOE van en la línea de que estén «más cerca de la gente», que se dediquen a «patear» más sus municipios y regiones y menos a estar pegados al móvil, para informar en persona de los avances sociales promovidos desde La Moncloa, «incluida la barra del bar».