¡Qué tiempos en que ser de izquierdas era ser rebelde y crítico con el poder y no crítico e inquisidor con quienes no le rinden pleitesía!
La celebración de la Eurocopa por parte de nuestros héroes, que han derrotado nada menos que a Italia, Alemania, Francia e Inglaterra, no ha sido del gusto del equipo de opinión sincronizada: saludos sin genuflexión al emperador Sánchez, proclamas de Gibraltar español, canciones de Julio Iglesias, odas a la meritocracia y ostentación de bíceps y abdominales. Intolerable.
Al otro lado del charco, la carrera por la presidencia de los USA ha quedado más que finiquitada. Trump ha pasado de ser un golpista y delincuente condenado a una mezcla de Kennedy y Van Gogh resucitado, mientras Biden ya está totalmente fuera de juego.
Si la semana pasada el todavía líder de los demócratas llamaba Putin a Zelenski y decía que Trump era su vicepresidente, ésta ha estado a punto de besar a una señora rubia pensando que era su mujer y, sobre todo, cometió el pecado definitivo y que ha terminado por acabar con él: referirse a un secretario de Estado, cuyo nombre no recordaba, como "el negro".
De todas formas, después de años de wokismo, los gustos del personal parecen inclinarse ahora hacia la derecha, y además de llevar apósitos en la oreja en los mítines, la última tendencia en redes son las "tradwife", es decir la abnegada y sufrida mujer de su casa de los años 50 que ahora muestra orgullosa en redes lo bien que cocina a su hombre.
Está el rebaño loco, loco. Sed buenos, y disfrutad de los mejores tuits de la semana.