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La curiosa historia de Boris y el barón de Siberia

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Los servicios de inteligencia italianos mantuvieron bajo vigilancia a Eugeny Lebedev al sospechar que podía ser un espía ruso

El ex primer ministro de Reino Unido Boris Johnson.
El ex primer ministro de Reino Unido Boris Johnson.AP

Evgeny Lebedev, barón de Hampton y Siberia, primer ciudadano ruso en entrar en la Cámara de los Lores por 'cortesía' de Boris Johnson, vuelve estos días a primer plano, y no precisamente por su labor parlamentaria (apenas dos preguntas escritas en dos años). El hijo del ex espía de la KGB Alexander Lebedev, el mismo que se prodigaba en fiestas de vodka y caviar antes de la pandemia, ha desaparecido prácticamente de la luz pública desde la invasión rusa de Ucrania, aunque sigue moviendo los hilos de su imperio mediático en Londres como editor del Evening Standard.

Un documental de la Canal 4 -Boris, el Lord y el espía ruso- le ha devuelto sin embargo a primerísimo plano ante los ojos incrédulos de los británicos, que se siguen preguntando a estas alturas hasta dónde llega la "extraña conexión" del ex primer ministro y el notorio heredero de Alexander Lebedev (sancionado por Ucrania y Canadá por sus supuestos vínculos con Vladimir Putin, y capaz sin embargo de eludir el "castigo" en el Reino Unido).

Dos nuevas revelaciones cuestionan muy seriamente el papel de Johnson en el "embrollo" de los Lebedev. Pues ahora resulta que los servicios de inteligencia italianos mantenían bajo vigilancia el Palazzo Terranova en las colinas de Umbría, donde acudió Johnson en abril del 2018 (cuando era titular del Foreign Office) al encuentro de sus amigos rusos.

Jonhson viajó directamente a la villa italiana tras asistir a una cumbre de la OTAN en Bruselas. Llegó solo, sin ayudantes ni escoltas. Y se fue de la misma manera, como pudo comprobarse en al foto que le hicieron en el aeropuerto de San Francisco de Asís, con el aspecto de "haber dormido con la ropa puesta".

Ahora se sabe que los servicios de inteligencia italianos rastrearon su visita al palazzo y elevaron un informe al entonces primer ministro Giuseppe Conte. El mismo informe recalcaba que "no se puede descartar que Alexander Lebedev todavía trabaje en el KGB o que participe en sus actividades". Y que tampoco se podía excluir que el ex espía disfrute aún "del favor de Vladimir Putin", y que por tanto había que ser especialmente "cuidadoso" a la hora de trabar una relación con él.

Hacía tan solo un mes del envenenamiento con Novichok de Sergei y Yulia Skripal en Salisbury, en la misma cumbre de la OTAN se determinó que "era muy probable que Rusia estuviera detrás del ataque" y el máximo representante de la diplomacia británica salía sin embargo al encuentro de los Lebedev sin testigos y como si tal cosa.

Año y medio después, el propio Johnson volvía a brindar con vodka en la mansión de los Lebedev en Regents Park, tras barrer en las elecciones del 2019 y reafirmarse como primer ministro. Al fin y al cabo, el entonces líder conservador estaba tremendamente agradecido por el todo el apoyo mediático recibido desde el Evening Standard desde su campañas como alcalde de Londres en el 2008 y en el 2012, donde sellaron un pacto no escrito de mutua conveniencia.

Lejos quedaban las trabas parlamentarias a las que se enfrentó en su día Alexander Lebedev para hacerse con el control del Evening Standard, y más tarde de The Independent, pese a su condición de ex espía del KGB y los interrogantes sobre cómo había conseguido en tan poco tiempo ser el número 39 en la lista de los más ricos de Rusia. La "misión imposible" era ahora lograr que su hijo Evgeny, a quien cedió el báculo de su imperio británico, lograra la proeza de entrar en la Cámara de los Lores pese a haber nacido en Moscú y acabar de cumplir los cuarenta (la edad media en la vetusta cámara es de 71 años).

Pero allí estaba Boris Johnson, dispuesto a tensar al máximo el hilo de la ley para lograr sus objetivos. Varios ex miembros de los servicios de inteligencia MI6 reconocen ante las cámaras del Canal 4 cómo el ex primer ministro fue advertido por activa y pasiva de los riesgos para seguridad nacional que podría suponer el nombramiento como Lord de Eugeny Lebedev.

Por primera vez se ha revelado cómo varios miembros del Gobierno llegaron incluso a contactar con el Palacio de Buckingham para pedir que la Reina bloqueara su nombramiento, ante la preocupaciones de los vínculos de su padre con Putin. Fiel a su principio de "no interferencia" en los asuntos políticos, Isabel II no vetó al final el "ascenso" como barón de Hampton y Siberia de Evgeny Lebedev, fotografiado en numerosas ocasiones junto al entonces Príncipe Carlos y Guillermo.

Frente a las revelaciones del Canal 4, un portavoz de Evgeny Lebedev dijo escuetamente que "cualquier sugerencia de haya podido llevar a cabo algún tipo de espionaje, conectado con Rusia o con algún otro lugar, es falsa". Un portavoz de Johnson recordó entre tanto que "Lord Lebedev es ciudadano británico, ha invertido en los medios británicos y ha criticado extensamente al régimen de Putin". El mismo portavoz aseguró que no se puede juzgar a alguien por su lugar de origen o por su apellido, y que las acusaciones contra Lebedev obedecen a "una campaña xenófoba".

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