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Estados Unidos

Trump pone al frente de la Casa Blanca a su jefa de campaña, un perfil leal, discreto y experimentado

Susie Wiles, la única que ha aguantado cuatro años a su lado, tendrá el puesto más importante de Washington para evitar el caos del primer mandato y formar el nuevo Gabinete del republicano

Susie Wiles, nueva jefa de gabinete de Trump.
Susie Wiles, retratada en Londonderry, Nuevo Hampshire, en octubre de 2023.GETTY
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Susie Wiles, una estratega política de 67 años, con amplia experiencia en Florida y directora de campaña de Trump los últimos cuatro años, será la jefa de Gabinete del próximo presidente de Estados Unidos. Es la primera vez en la historia que una mujer ocupará el puesto más importante en la administración. Todo, absolutamente todo, pasa por sus manos. La agenda del día, quién pone un pie en el Despacho Oval, el tono de los discursos, la táctica para que algo salga o se quede en el Congreso, los nombramientos de ministros, altos cargos y jueces. Trump será el presidente, pero la encarga del Gobierno será ella, la persona de la que más se fía. Una de las pocas que ha aguantado tanto tiempo a su lado.

En su primer mandato, Trump tuvo cuatro jefes de Gabinete. Es un puesto agotador, sin descanso, una trituradora, y, por eso, es normal que en cualquier administración haya mucha rotación. Barack Obama tuvo cuatro a lo largo de su primer mandato y otro más para el siguiente. Lo mismo le ocurrió a Trump, que escogió a cuatro personas diferentes. El primero Reince Priebus, le duró apenas 192 días. Era un apparatchik del Partido Republicano, uno de los directores del Comité Nacional, no uno de los suyos. El segundo, el ex general John F. Kelly estuvo un año y cinco meses, y salió pensando que Trump era "un fascista y un peligro". El último, Mark Meadows, figura del Tea Party, encabezó los esfuerzos para intentar revertir el resultado de las elecciones y acabó siendo imputado.

La elección de Wiles parecía la más lógica. Ha encontrado una formula para encauzar, que no dirigir, la campaña, con un jefe volcánico, imprevisible, incontrolable y que confía mucho más en sus instintos que en cualquier guion o informe. Tiene una relación muy cercana con la familia Trump, un núcleo muy poderoso y complicado. Y entiende a la perfección las dinámicas de clan con las que rige todo lo que rodea al multimillonario. Sus amigos, sus donantes, sus cortesanos, su vicepresidente electo. Y sobre todo, sus abogados, ya que ha tenido y tiene números casos abiertos ante la Justicia. Y además, es una de las pocas operativas que no sólo tiene buena relación con el mundo MAGA, el movimiento político creado por Trump, sino con el viejo aparato del Partido Republicano.

Wiles ha demostrado un talento evidente para lo más difícil: sobrevivir. Al estilo de gestión de Trump, a la presión, a las facciones que ansían, reclaman o exigen acceso al candidato, ahora presidente electora. Estuvo en las campañas de Trump en 2016 y 2020, pero en puestos secundarios. Y pasó al frente a principios de 2021, como operadora política en jefe, y es la única persona desde 2015 en aguantar una campaña entera trabajando para él.

"Susie es fuerte, inteligente, innovadora y es admirada y respetada universalmente. No tengo dudas de que hará que nuestro país se sienta orgulloso", dice el comunicado con el que anunció su primer nombramiento para la transición hasta que asuma el poder el próximo 20 de enero. Lo que no evoca es cómo la descartó y despreció, delante de gente, la primera vez que la conoció. Un error por el que se disculpó y que no volvió a cometer.

Trump valora que ella aceptara el puesto cuando él era un paria, tras perder las elecciones, el Asalto al Capitolio, las denuncias... Que no lo evitara cuando pocos pensaban que podía ganar de nuevo. "Ella sabe dónde están enterrados los cuerpos", dijo hace dos años Roger J. Stone Jr., veterano asesor de Trump, que conoce a Wiles desde hace más de 30 años. "Se siente cómoda siendo parte del equipo y entendiendo que eso es lo que es", le dijo Newt Gingrich a The New York Times en 2023, elogiando que ella no busque dinero o reconocimiento directo. "Mucha gente, particularmente en las primeras etapas de su presidencia, pensó que su trabajo era manipularlo".

Trump ya tiene a mucha gente pensando nombres, cargos, estructuras, pero indirectamente. Es una persona muy supersticiosa, y de la misma forma que concluyó la campaña en un mitin en Grand Rapids (Michigan) el 4 de noviembre, porque allí lo hizo también en 2016 y ganó, estaba prohibido en su presencia hablar de esos temas, porque temía gafarlo. Además, le gusta el show, las peleas por los puestos. Eso hizo en 2016, en un fin de semana muy célebre en la localidad de Bedminster, en New Jersey, donde tiene un campo de golf y donde hizo un macrocasting con decenas de aspirantes desfilando, como si fuera su antiguo programa de televisión.

La elección de equipo es delicada porque evidentemente no salió bien en 2016. Muchos de los que nombró al principio, y aceptaron pensando que el Trump de la campaña era todo ruido pero luego se plegaría al sistema, salieron escaldados. Esta vez ya no hay posible confusión: todo el mundo sabe cómo es Trump, cuáles son sus ideas, prioridades y obsesiones. Exige lealtad absoluta, ninguna crítica y eficacia para implementar sus políticas. Por eso, esta vez en las listas debería haber sólo leales y comprometidos. Será el trabajo de Wiles que no haya escándalos, dimisiones o despidos muy pronto. Al menos no muchos. Y que no haya duplicidades, improvisaciones, fichajes sin criterio.

Wiles es hija de Pat Summerall, un ex jugador de fútbol americano y rostro conocidísimo en eventos deportivos en las principales cadenas durante cuatro décadas. Trabajó en campañas y gobiernos republicanos desde la época de Reagan, y durante años en lobbies, pero también ayudando a todo tipo de independientes y de otros partidos. Se curtió sobre todo en la política local y estatal de Florida, donde vive, o que explica los elogios de gente como Jeb Bush, hermano e hijo de presidentes que intentó él mismo llegar a la Casa Blanca, pero fue derrotado en las primarias por los clientes de Wiles. Gente como el senador Rick Scott, que cree que es "la mejor persona para hacer equipos", o el gobernador Ron DeSantis, que, sin embargo, acabó odiándola e intentando destruirla. Ella se lo cobró todo consiguiendo que Trump lo destrozara en las siguientes primarias.

Es una persona extraordinariamente discreta que no quiere la atención de los focos. El mejor ejemplo se vio el martes por la noche en la celebración en West Palm Beach, cuando Trump fue incapaz de convencerla para subir al escenario a decir unas palabras, delegando en su segundo, que se asume que también ocupará un puesto relevante en el equipo de la Casa Blanca. "Es de hielo", afirmó en los términos más elogiosos.