El senador Cory Booker, demócrata por el estado de Nueva Jersey, ha batido este martes uno de los récords más antiguos e increíbles en la historia de la institución al permanecer más de 25 horas seguidas hablando, sin sentarse, reclinarse o ir al cuarto de baño. No intentaba paralizar la aprobación de legislación o retrasar una votación, un proceso que en EEUU se conoce como 'filibusterismo' y que se usa desde hace siglos. Sino llamar la atención y denunciar las políticas de Donald Trump. Y lo ha conseguido.
Poco después de las 19.25, hora de Washington, ha superado la marca anterior de un día y 18 minutos, que desde agosto de 1959 estaba en poder del senador Storm Thurmond, uno de los grandes opositores a las leyes contra la segregación y a favor de los derechos civiles. "Senador, solo quería decirte, ¿sabes que acabas de batir el récord? ¿Sabes lo orgulloso que está este caucus? ¿Lo orgulloso que está Estados Unidos de ti?", le ha dicho el líder de la minoría, Chuck Schummer entre aplausos y vítores de los suyos.
"Estoy aquí a pesar de su discurso", ha dicho Booker sobre Thurmond, una de las figuras clave del Senado y de la vida política del sur del país durante casi 50 años, en referencia a toda la influencia que el poseedor del récord tuvo para retrasar o bloquear las leyes contra el racismo y la segregación. "Odiarlo está mal, y quizá mi ego se obsesionó demasiado con la idea de que si me plantaba aquí, quizá, quizá, solo quizá, podría romper el récord del hombre que intentó frenar los derechos que defiendo. Pero no estoy aquí por su discurso. Estoy aquí a pesar de su discurso. Estoy aquí porque, por muy poderoso que fuera, el pueblo fue más poderoso", ha dicho el senador de 55 años, que en 2016 dio los primeros pasos para optar a la presidencia de EEUU, pero que se retiró pronto al constatar que no tenía ni apoyos ni recursos suficientes.
Las reglas de la cámara alta permiten que si un orador toma la palabra pueda seguir de forma casi indefinida, mientras su cuerpo y su cabeza aguanten. El senador, uno de los cinco afroamericanos de la cámara, explicó que había dejado de comer el viernes y se había deshidratado en los días previos a su discurso, lo que ayudó en parte, pero también le provocó calambres y espasmos musculares a medida que pasaban las horas.
Existen reglas para forzar el final de quien quiere retrasar votaciones, pero en la práctica requiere que haya una mayoría de 60 senadores, algo que rara vez ocurre. Un orador, puede beber agua, zumo o leche, puede tomar alguna gominola, pero ni sentarse, ni reclinarse ni ausentarse, aunque sea para ir al baño. Lo que llevó en el pasado a todo tipo de escenas y leyendas, desde sondas a orinales camuflados o biombos polémicos.
El senador debe hablar sin parar, salvo si recibe y acepta alguna pregunta de sus colegas, lo que se suele producir para darle un respiro. O como se vio al mediodía, para un rezo dirigido por el capellán de Capitolio. En teoría los temas de los que hablar se deben ceñir al asunto que atañe, pero en el pasado se han visto todo tipo de disertaciones. Bokker criticado los aranceles y la gestión de la economía, la polémica invocación de la Ley de Enemigos Extranjeros de 1798 para acelerar las deportaciones, pasando por el uso de Signal por parte de funcionarios de la administración para discutir planes de ataques militares en Yemen. Pero también tuvo oportunidad para hablar de béisbol, baloncesto o comida.
Una constitución y 1.000 páginas de notas
Booker ha estado solo en el estrado con una Constitución de EEUU, un bloc de notas, un archivador con 1000 páginas de material para su discurso interminable y una voz sorprendentemente firme tras 25 horas y cinco minutos, las primeras de las cuales ante una sala prácticamente vacía mientras el país entero dormía. Pero ese era justo el mensaje que quería transmitir: "plantarse ante Trump", literal y metafóricamente. Justo en el momento en el que los demócratas están más escasos de líderes fuertes, de fuerza, de estrategia. De símbolos.
Booker hizo autocrítica en nombre del partido: "Confieso que he sido imperfecto. Confieso que he sido inadecuado en este momento. Confieso que el Partido Demócrata ha cometido errores terribles que le han dado vía libre a este demagogo. Confieso que todos debemos mirarnos al espejo y decir: 'Lo haremos mejor'". No es sólo decir a qué nos oponemos, sino recuperar el sueño, recuperar las cosas que ilusionan a la gente, que emocionan. Es el momento de que surjan nuevos líderes en el país, no congresistas y senadores, sino ciudadanos", instó.
Pero sobre todo concentró su discurso en Trump y su administración, asegurando que "es ahora cuando se ponen a prueba las ideas más preciadas de nuestro país, donde se plantean las preguntas: ¿Dónde reside la Constitución? ¿En el papel? ¿O en nuestros corazones? Este es el momento", afirmó entre aplausos.
A lo largo de las 24 horas, Booker hizo constantes comparaciones entre el presente y los momentos clave de la historia del país, desde la guerra civil al movimiento por los derechos civiles pasando por la lucha por el sufragio femenino. E incluso dedicó media hora entera a leer la historia de la canadiense, Jasmine Mooney, que cuenta detalladamente todo el proceso de su reciente detención en Estados Unidos por agentes de inmigración.
Su récord ha sido despreciado por el bando republicano, que cree que Booker es un político flojo que busca desesperadamente atención desde hace casi una década y que confía en explotar este momento para una posible candidatura en 2028. No está en la lista de principales favoritos que suenan en las quinielas, pero no es ni mucho menos una posibilidad remota que lo considere seriamente.
"Cory Booker busca otro momento de 'Soy Espartaco', pero eso no funcionó para su fallida campaña presidencial, ni para bloquear al candidato del presidente Trump a la Corte Suprema, Brett M. Kavanaugh", ha señalado Harrison Fields, portavoz de la Casa Blanca, refiriéndose al célebre escena en la película de Stanley Kubrick de 1960.
"John Lewis y tantos héroes antes que nosotros dirían que este es el momento de alzar la voz, de alzar la voz", dijo Booker citando a uno de los titanes de la lucha por los derechos civiles. "Este es el momento de meterse en buenos líos, de meterse en líos necesarios. No puedo permitir que este organismo siga sin hacer algo diferente, sin alzar la voz. Desde que llegué al Senado, siempre sentí que una extraña sombra se cernía sobre esta institución: el discurso más largo, todos los problemas que surgieron, todas las causas nobles que la gente llevó a cabo o las cosas que normalmente intentan detener; simplemente me pareció extraño que tuviera ese historial", le dijo Booker a CNN. "Y como alguien que creció con las leyendas del Movimiento por los Derechos Civiles, yo mismo, mis padres y sus amigos, simplemente me parecía incorrecto. Siempre me pareció incorrecto".