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Las miradas
Exposición

La América que se hizo moderna gracias a su pasado precolombino

Más de 600 obras de 300 artistas descubren la influencia de las antiguas civilizaciones en la creación contemporánea

El óleo 'Sudamérica' (1958) de María Freire.
El óleo 'Sudamérica' (1958) de María Freire.
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América toma ese nombre tras el descubrimiento de Colón en 1492. Lo anterior, un universo cultural existente innombrado, rico y diverso, se consideró durante el proceso de consolidación de las colonias o reinos de ultramar desde el siglo XVI hasta el XVIII, como algo solo de interés etnográfico, primitivo. Con la Ilustración vino una especie de nuevo descubrimiento de ese continente exótico a través de las expediciones científicas, siempre desde la perspectiva europea, esta vez imbuida del espíritu del romanticismo. Pero la historia universal del arte siempre le negó espacio y reconocimiento a los productos de esas culturas en sus libros canónicos. Ahora que se está reescribiendo esa historia, bastante menos universal de lo que pretendía, se están reconsiderando muchas de esas exclusiones.

La exposición Antes de América. Fuentes originarias en la cultura moderna, en la Fundación Juan March de Madrid, pretende descubrir la influencia que han tenido las obras legadas de las antiguas civilizaciones del continente americano en las bases de la cultura moderna y contemporánea. Las muchas formas en las que artistas hacen referencias, citas y hasta apropiaciones de claves estéticas que encajan de manera sorprendente con las ambiciones modernas.

De Alaska a Tierra del Fuego

Antes de américa es una ambiciosa antológica que despliega su relato a través de 631 obras de 300 artistas tan diversos como Joaquín Torres García (Uruguay), César Paternosto (Argentina), Rufino Tamayo (México), Cecilia Vicuña (Chile), Elena Izcue (Perú), Alejandro Puente (Argentina), Lygia Pape y Vicente do Rego Monteiro (Brasil), Anni y Josef Albers (Alemania y EEUU), Barnett Newman (EE UU), Henry Moore (Reino Unido), Ana Mendieta (Cuba), Lika Mutal y Emilio Rodríguez Larraín (Perú) o Nadín Ospina (Colombia).

«El tema del descubrimiento de América lo resumen a veces como 'unos que llegaban y otros que recibían'. Hemos usado la palabra América en la muestra con la idea de abarcar todo el territorio del continente y no las separaciones, desde Alaska hasta Tierra del Fuego», explica el comisario principal de la exposición, Rodrigo Gutiérrez Viñuales, catedrático de Arte Latinoamericano en la Universidad de Granada. «El problema es la mirada occidental. La que en cierta medida despreció toda aquella producción. Como señala César Paternosto, se trata de entender que lo que se hacía antes de América no era un arte decorativo. Eso que en Occidente caería en la categoría de artes decorativas, para ellos era central en sus culturas como elementos de comunicación. Tenía muchas más funciones, que a veces cuesta desentrañar...», añade.

El recorrido empieza con breves apuntes a esa aproximación curiosa de la Ilustración en el XVIII para abordar a principios del XIX los híbridos pabellones americanos en las Exposiciones Universales europeas, de arquitecturas fantasiosas y clásicas, con signos de sus antiguas civilizaciones. En la exposición no son escasos los documentos inéditos y piezas que se exponen por primera vez. «A inicios del siglo XX, se plantea la cuestión de la identidad marcada por dos hechos importantes: los centenarios de las independencias de los países americanos [entre 1809 en Ecuador y 1821 en Perú] y la Primera Guerra Mundial en Europa, que significa la decadencia y destrucción. Hasta ese momento Europa era una referencia intocable y en ese momento entra en colapso», cuenta el comisario.

'Rescate' (2016) de Nadín Ospina.
'Rescate' (2016) de Nadín Ospina.

En las primeras décadas del XX la mirada se vuelve hacia dentro, hacia lo propio y distintivo con la intención de crear un nuevo arte para el continente. El impulso renovador de las vanguardias europeas tiene en América tintes propios. Surge Joaquín Torres García con sus ideas de indagar en el fondo simbólico de lo precolombino y llegar a una síntesis constructiva geométrica, creando escuela. Se recuperan las artes y oficios. «No es una cuestión de saqueo sino de recupera espíritus. Se supera el momento de la copia o la reinterpretación de las formas, cosa que también fue necesaria en cierto periodo», matiza Gutiérrez Viñuales, que en esta exposición contrapone a figuras emblemáticas de ese «supuesto arte universal» con creadores poco conocidos o que ni siquiera están en los cánones del arte de sus propios países. «Y todos resisten muy bien», afirma.

En los años 50 y 60 la cultura popular nutre una escena pop con figuras propias en el diseño de carteles, cómics, portadas de discos, libros y otros impresos con frecuente inserción de motivos propios del arte precolombino. Todo ello bien representado en la muestra. Y no solo los artistas del sur del continente recurren a estas referencias. En la exposición hay obras de los adalides del pop como Barnett Newan, Roy Lichtenstein, Robert Rauschenberg y hasta Andy Warhol (como curiosidad: su primer diseño de cubierta de un disco fue de música mexicana, en 1948).

El lienzo 'Street Contract' que Robert Rauschenberg pintó en méxico en 1985.
El lienzo 'Street Contract' que Robert Rauschenberg pintó en méxico en 1985.

Precolombino y actual

Hay una gran diversidad de piezas de pintura y escultura que se despliegan a lo largo de la muestra para, al final, volver a textiles y cerámica, lo antiguo desde lo contemporáneo, a los inicios. Artistas contemporáneos como Nadín Ospina, Sandra Gamarra o Alejandra Delgado, entre otros, conviven con sus visiones poscoloniales de lo precolombino. «Para nosotros se trata de establecer una serie de atalayas para mirar el tema. Desde aquí pueden salir otras muchas investigaciones. No es una exposición para señalar que falta tal o cual artista, porque este es un campo inacabable. Hemos dejado de lado varios temas importantes como el indigenismo o el arte indígena actual, sobre todo, por cuestión de espacio. Aquí tenemos 631 piezas, pero inventarié cerca de 5.000... Tratar de poner ejemplos de todo habría resultado, otra vez, algo enciclopédico», defiende el comisario.

El despliegue de la Fundación Juan March para este proyecto excede la exposición en Madrid. Se expandirá a sus sedes en Palma y en Cuenca, en el Museo de Arte Abstracto Español, con dos pequeñas exposiciones más que completarán la visión de ese arte antes de que América fuera América.

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