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El realismo mágico asalta las pantallas... y explica mejor que nadie la vida en la América Latina de hoy: "Estos libros son oráculos"

Las adaptaciones audiovisuales de 'Cien años de soledad', 'Pedro Páramo' y 'La casa de los espíritus' han llegado a las plataformas al mismo tiempo. "Teníamos detractores antes de empezar"

Akima, en el papel de Rebeca, en la serie de Cien años de soledad.
Akima, en el papel de Rebeca, en la serie de Cien años de soledad.Netflix
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Pudiera ser que, muchos años después, hoy fuese el día en que, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía recordase aquella tarde remota en la que su padre lo llevó a conocer el hielo. También que estuviéramos ante el día en el que Juan Preciado se vino a Comala porque acá vivía su padre, un tal Pedro Páramo. Incluso que este, y no otro, fuese el día en que Barrabás llegara a la familia por vía marítima, tal y como anotó la niña Clara con su delicada caligrafía. Y todo esto pudiera ser porque el realismo mágico, si es que alguna vez se fue, ha vuelto a entrar de lleno en nuestras vidas.


Lejos de hacerlo con la letra impresa, en la que vive triunfante desde hace 60 años, ha encontrado un nuevo camino: la pantalla. En el mismo período de tiempo confluyen la conversión en película de Pedro Páramo, novela precursora del género y de la expansión literaria latinoamericana, ya disponible en Netflix; la adaptación a serie de Cien años de soledad, seguramente la obra en lengua española, del siglo XX, más reconocida a nivel global, estrenada el pasado mes en la misma plataforma, y la versión televisiva de La casa de los espíritus, el best seller por excelencia, cuyo rodaje ha finalizado ya y está a la espera de fecha de estreno por parte de Prime Video. Las obras magnas de Juan Rulfo, Gabriel García Márquez e Isabel Allende a solo un botón de distancia. Las venas abiertas de América Latina -con permiso de Galeano- frente a los ojos de cientos de millones de ciudadanos alrededor del globo terráqueo sin tener ni que levantarse del sofá.

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Pese a haber sido escritas en las décadas de los 50, los 60 y los 80, respectivamente, nada retrata mejor la actual circunstancia social y política del continente que esos tres textos -ahora también productos audiovisuales-. ¿Quién puede negar la similitud entre la acumulación de poderes de Pedro Páramo en Comala con la que promovió en el cierre de su mandato el ex presidente de México Andrés Manuel López Obrador? ¿Existe alguna duda de que las desigualdades y el sistema latifundista que muestra Rulfo en su novela siguen inamovibles? ¿El estallido social de Chile en 2019 y el plebiscito para redactar una nueva Constitución en 2022 no son herederos de gran parte de los conflictos que Allende relata? ¿La polarización entre las fuerzas de izquierda y derecha en el país para aprobar un nuevo texto constitucional, con un referéndum ya fallido, que sustituya al de Pinochet no lo son también? Y, por supuesto, ¿la continuada violencia que vierte García Márquez sobre Macondo no es la misma que ha perseguido a Colombia en las últimas décadas con el narcotráfico, las FARC y el Ejército de Liberación Nacional?

Una de las escenas de Pedro Páramo.
Una de las escenas de Pedro Páramo.Netflix

«Esa semilla, ese vicio de la violencia, es completamente vigente y es raro cómo estos libros se han convertido en oráculos. Gabo está hablando de una sociedad que no puede cambiar. Y, viéndolo como escritora, la repetición y el miedo a los que hace referencia no son la cola de cerdo, es que somos unos monstruos con nuestros hermanos, que también podemos convertirnos en tiranos de nuestro pueblo», expone Camila Brugés, una de las cinco guionistas que firman la adaptación de Cien años de soledad. De hecho, saliendo de las fronteras colombianas, no es difícil ver en el personaje de Arcadio -más en la versión audiovisual- la efigie del vecino Nicolás Maduro. «Llevamos históricamente en una guerra interna. Y Gabo hace una cosa magistral que es arrancar con un Macondo mítico, pacífico, fruto de una utopía. Hasta que llega el Estado y de ahí en adelante surge el conflicto y empezamos a matarnos», agrega.

Misma visión comparte Francisca Alegría, una de las tres creadoras que estarán al frente de la adaptación de La casa de los espíritus, bendecida por la autora de la novela antes de que comenzara el rodaje. «Poco antes y durante la pandemia ocurrieron algunos estallidos sociales acá y justo ahí nos tocó empezar a releer la obra. Personalmente sentí que los cambios sociales que estábamos viviendo hoy en día, no sólo en Chile, sino en otros países de Latinoamérica, incluso en Europa, son producto de las mismas luchas de las que habla la novela», aporta. De las luchas feministas, especialmente intensas también en Argentina y Chile, a las reinvidicación de servicios como la Sanidad o la Educación. «Es un poco desesperanzador, pero no hemos cambiado tanto. Nosotros, igual que el libro, tratamos de compartir una mirada compasiva pero con ilusión hacia el futuro», remarca la showrunner.

La versión televisiva de 'La casa de los espíritus' está a falta de fecha de estreno.
La versión televisiva de 'La casa de los espíritus' está a falta de fecha de estreno.Prime Video

Y, aunque no fuera la forma de abordar Pedro Páramo de su guionista Mateo Gil -cuyo guion se escribió en 2003 y en 2007 la producción se cayó a apenas una semana de que se empezara a rodar-, el componente de actualidad tampoco se escapa de la obra. «Pensé que poniendo la historia en pantalla, ya los mexicanos pondrían el resto porque Latinoamérica es heredera en un gran porcentaje de una sociedad latifundista, consecuencia de la división de tierras que dejó la Corona española durante la Conquista y de su sistema socioeconómico. Mucha de la realidad sigue bebiendo de esta forma de ver el mundo», afirma. Incluso, en una relectura del clásico de Rulfo, se puede extraer algún ejemplo concreto de problemas que aún asolan México. Aunque no se presenta de forma explícita, se intuye en la novela que Susana San Juan es víctima de abusos sexuales por parte de su padre. El país norteamericano es hoy uno de los líderes mundiales en agresiones sexuales a menores. Según datos de su Cámara de Diputados, 4,5 millones de menores mexicanos las sufrieron en 2023. «Quizás los lectores no estábamos capacitados o no estábamos en el contexto adecuado para interpretarlo de tal manera», concluye.

Más allá de la vigencia de su trasfondo, las tres novelas también comparten, como tótems del realismo mágico, un universo en el que habitan la muerte, los fantasmas, los espíritus y, por supuesto, la ausencia de un tiempo lineal en su narración. Es precisamente este punto el que siempre ha dificultado su adaptación a formatos audiovisuales. Aunque tanto Pedro Páramo como La casa de los espíritus sí tienen alguna versión previa, nadie se había atrevido con Cien años de soledad. Hasta el propio García Márquez ponía en tela de juicio que se pudiera adaptar su obra, llegando a rechazar una propuesta de Sergio Leone y otra millonaria de Anthony Quinn. Fue finalmente su hijo, Rodrigo García, quien llegó a un acuerdo con Netflix, previa condición de que se rodara en Colombia y con actores del país. Fue el dramaturgo puertorriqueño José Rivera el primero en aceptar las labores de guion, en 2019, para los ocho primeros capítulos. En 2021 llegaron los colombianos Natalia Santa, Camila Brugés, María Camila Arias y Albatros González.

Cien años de soledad ha sido llevada por primera vez a la pantalla.
Cien años de soledad ha sido llevada por primera vez a la pantalla.Netflix

«Lo primero fue ordenar todos los hechos cronológicamente para ver con mayor claridad los arcos de los personajes», señala Brugés. De ahí se decidió que los protagonistas serían el coronel Aureliano Buendía y su madre Úrsula Iguarán. Y, el resto, personajes complementarios. «No hay nada que no se haya discutido un millón de veces, todo es deliberado. Nosotros quisimos una adaptación fiel y los cambios que hay es para que nos funcionara la construcción dramática», continúa. Y, también, para modificar algunos temas sociales y secundarios en la serie. Cuando Aureliano se acuesta con Pilar Ternera y le confiesa su amor por Remedios Moscote, quien recordemos es menor, la mujer no dice la frase «yo te la voy a servir en bandeja de plata» de la novela. Ella aparece riéndose en esa escena en la cama y enuncia: «Vas a tener que pedir permiso a tu papá». También se añade en la serie que el coronel espere a que la muchacha tenga su primer período para casarse con ella. «No queríamos ser políticamente correctas ni actualizar la novela, pero había cosas que no podíamos permitir. Las remodelaciones que hicimos fue para llevar la mirada a eso otro que Gabo estaba diciendo», concluye la guionista.

Ese compromiso de fidelidad a la novela también lo firmó Mateo Gil en su guion de Pedro Páramo y fue respetado por el director Rodrigo Prieto. Todo lo que aparece en la película está o se desliza en el texto de Rulfo a excepción de una imagen con un círculo de cadáveres flotantes que añadió el cineasta. «Rulfo son palabras mayores, no me voy a inventar nada porque ya todo es increíble en su texto», afirma el canario, que se quedó prendado del mismo a los 19 años y en ratos muertos de vacaciones fue convirtiéndolo en guion. «Mi reflexión era que los elementos de Pedro Páramo ordenados cronológicamente podían acercarse mucho al melodrama, casi al culebrón. Por eso mi directriz fue jugar con ese aparente desorden, que no lo es, del autor para no contar la historia lineal», remarca.

Más cambios se producirán en la futura adaptación de La casa de los espíritus, en la que tomarán protagonismo como narradoras las voces femeninas -Clara Clarividente, Alba Trueba...- «Eso da rienda suelta a una adaptación que sí queríamos que tuviese una mirada moderna, una mirada femenina desde 2024 y va a tener algunos enfoques distintos a la novela, pero siempre iluminados por esta», indica Francisca Alegría, que resalta «la mirada feminista» intrínseca que Allende dio a su novela. Y sigue: «Este texto hay que abordarlo por distintas aristas, nosotras incluso estudiamos fuentes esotéricas, que tienen mucho que ver con la historia de estas mujeres. Por eso nos atrevimos a trabajar no solo desde el rigor del guion sino también a buscar conexión con el tarot u otras prácticas para llegar a esos lugares psíquicos», complementa.

Mateo Gil ya intentó sacar adelante Pedro Páramo en 2007.
Mateo Gil ya intentó sacar adelante Pedro Páramo en 2007.Netflix

Aún para sumar un punto más de complejidad, está el componente emocional que une a los tres textos con sus países de origen.Cien años de soledad es más que patrimonio cultural en Colombia, es un emblema nacional y acumula más de 30 millones de ejemplares vendidos en el mundo. A Pedro Páramo, en un escalón similar en México, se le añade la leyenda de quien la parió. Juan Rulfo tiene únicamente dos novelas -esta y El llano en llamas- y sus primeras críticas fueron negativas por su «desorden estructural» que, precisamente, la acabaría convirtiendo en obra maestra de la literatura universal. Y La casa de los espíritus es el texto paradigmático de Isabel Allende, emblema chileno y la autora más vendida en lengua española con 70 millones de ejemplares de toda su obra.

«Una la enfrenta con muchas dudas, altas responsabilidades y mucha ilusión porque para los chilenos esta novela es súper importante, marca no solo una época, sino también una visión femenina y feminista de hace 40 años, que hoy está súper vigente», asegura la creadora de la serie La casa de los espíritus. No en vano la película del año 1993 -con un elenco plagado de estrellas: de Jeremy Irons a Meryl Streep, pasando por Winona Ryder, Antonio Banderas o Glenn Close- fue vapuleada por la crítica en su estreno. «Yo personalmente no tengo miedo, no creo que vayamos a competir con la novela. El texto es extraordinario y la serie no trata de imitarlo ni de ser mejor en ningún caso. Mis miedos tienen que ver con hacer honor a las temáticas y a su importancia, con sacarle el jugo y no con la opinión del público», remata la showrunner de un proyecto en el que tiene un papel principal la actriz española Nicole Wallace, que será Clara Clarividente.

«Yo miedo no sentí, lo cual puede parecer terriblemente osado, porque he tenido la sensación siempre de que cuando los mexicanos han querido adaptarla le han puesto demasiadas cosas. Es cierto que México tiene toda esa tradición enorme en torno a la muerte, pero es que nada de eso está escrito en la novela. Juan Rulfo no escribió sobre calaveras ni sobre catrinas», ahonda Mateo Gil. De hecho, al igual que con La casa de los espíritus, las versiones mexicanas de Pedro Páramo de los años 60 y 70 fracasaron con estrépito. Sin embargo, ese condicionante del origen marcó que la primera versión del guionista, la de 2003, no saliera adelante por estar también producida por el español Andrés Santana. «Una de las cosas que a mí me permitió escribir sin miedo es precisamente no sentir la carga de ser mexicano, simplemente quería hacer una buena peli con una grandísima novela. Pero eso tuvo un peso enorme en que no se hiciera en su momento. Fue un proceso traumático. Ahora, a toro pasado, y teniendo un director mexicano, la película ya no se ve cómo si fuera de un autor español. Aunque el guion siga siendo mío», detalla.

Aureliano Buendía y Ursula Iguarán bailan frente a la casa de los Buendía.
Aureliano Buendía y Ursula Iguarán bailan frente a la casa de los Buendía.Netflix

¿Y qué pasó con quienes se pusieron al frente de Cien años de soledad? Porque ahí ni existía un precedente ni el contexto del autor -pese a estar su hijo incluido en el equipo- llamaban al optimismo. «La presión existe, pero sabíamos que no íbamos a complacer a todo el mundo. Ya teníamos detractores antes de empezar y durante el trabajo de guion se sumaba gente diciendo que iba a ser horrible sin ver una sola imagen. Eso genera presión, obvio, pero a mí me dio paz pensar que no iba a trabajar para satisfacer a nadie más que a mi propio criterio», expone Camilia Brugés. Y ella misma lo ilustra: «Esto es como cuando te tiras en alta mar: o te cagas del susto y te quedas en el bote o te tiras y nadas un poco. No se puede poner ninguna obra en un altar de lo sagrado, nada es intocable y nos preparamos con un nivel de rigor que siempre respetó la obra. Y nosotras no tenemos nada de puristas, pero sí que lo tratamos con respeto a Gabo», culmina la guionista.

Porque quizás hoy el coronel Aureliano Buendía sí está frente al paredón de fusilamiento recordando la tarde en que su padre lo llevó a conocer el hielo. Juan Preciado haya venido a Comala para conocer a su padre, un tal Pedro Páramo, y Barrabás esté en casa como escribió la niña Clara con su delicada caligrafía.