Tras el difícil año de la pandemia, el Cabildo de la Catedral de Burgos se puso a preparar el octavo centenario del principal templo gótico de España, que se celebraría en 2021. Y como lo que caracteriza al estilo arquitectónico que sustituyó al románico es la luz, la idea de mostrar el imponente edificio de una manera diferente debía estar vinculada necesariamente a un elemento que es artístico, pero que también está cargado de una honda simbología cristiana. Así lo entendió Félix José Castro de Lara, Dean de la Catedral, que no dudó en ponerse en contacto con la Fundación Endesa para acometer un proyecto, bautizado como Stella, que no es sólo lumínico, sino que fue concebido como una experiencia inmersiva de luz, sonido y videomapping a través de cinco capillas de la Catedral. Desde su inauguración, se ha incrementado notablemente el número de visitantes, ya que a las visitas diurnas tradicionales se ha unido ahora esta nocturna como una forma de contemplar el monumento de manera diferente y de comprender el mensaje cataquético no sólo a través del arte, sino también mediante una tecnología que responde a las exigencias de sostenibilidad medioambiental.
"Ese es un proyecto un poco especial", reconoce en conversación con La LecturaMarta Tobías, responsable de iluminación artística de la Fundación Endesa, que en su compromiso por proteger e incorporar un valor añadido al patrimonio artístico español, no sólo ilumina edificios religiosos, sino también civiles, museos, exposiciones, fachadas... Entre las más de 700 intervenciones lumínicas que desde su creación en 1998 ha realizado la Fundación, destacan la de Medina Azahara, en Córdoba, que desde entonces acoge, como la Catedral de Burgos, visitas nocturnas; el Museo Picasso de Málaga, que ha permitido ver las obras del genial artista iluminadas desde una perspectiva inédita; la fachada de la Real Academia Española en Madrid; el Parc Güell en Barcelona, la Basílica de Covadonga en Asturias, la Sala Capitular de la Catedral de Toledo, la Catedral de Santa María en Vitoria o la Sagrada Familia de Barcelona, cuya torre de la Virgen María ha sido coronada por una estrella que ha constituido un auténtico reto de ingeniería.
La estrella está formada por doce puntas y un núcleo central que es un dodecaedro del que salen las doce pirámides, que constituyen cada punta. En este dodecaedro descansan los doce focos, cada uno de ellos dirigido hacia una punta. Cada foco está compuesto por doce luminarias o haces de luz: ocho perimetrales, en forma de círculo, y cuatro centrales, en el centro de este círculo. Mientras que las luminarias perimetrales tienen un haz de luz más amplio que debe bañar de luz el interior de la pirámide, las cuatro luminarias centrales proyectan un haz de luz mucho más estrecho que debe llegar hasta el final de la punta de cada pirámide. La estrella se encuentra instalada a 138 metros de altura; teniendo en cuenta que es un cuerpo ornamental de vidrio y acero, se trata de una altura considerable y que lo deja muy expuesto a las condiciones meteorológicas. Por ese motivo, su diseño y materiales finales han tenido que decidirse después de pasar diversas pruebas hasta dar con la versión final.
Pero además de los grandes proyectos, hay también numerosas iglesias a lo largo del territorio español que han visto revalorizado su patrimonio artístico gracias a la luz, ya que como sentencia Marta Tobías, "lo que no se ilumina no se ve". Es lo que ha ocurrido con la última de las seis intervenciones lumínicas que han inaugurado este año, la Iglesia de San Andrés Apóstol en Madrid, construida en el siglo XVI para custodiar los restos del santo patrón en la capital. "Gracias a estas instalaciones de luz, la Iglesia, que ha estado sometida a un largo proceso de restauración, ha recuperado zonas desconocidas o que pasaban desapercibidas por estar en la oscuridad, como algunos de sus cuadros (cedidos por el Museo del Prado), esculturas, imágenes, la cúpula, la linterna y otros elementos decorativos y arquitectónicos". Algo parecido ocurrió cuando en 2022 se inauguró la nueva iluminación de la Iglesia de Santa María del municipio vallisoletano de Mediana de Rioseco, que vio puestos en valor algunos de sus elementos más relevantes, como el coro, la reja y la Capilla de los Benavente, a la que Eugenio D'ors definió como la "Capilla Sixtina del arte castellano".
Todos los proyectos, explica Tobías, se llevan a cabo aplicando un criterio artístico, de máximo respeto a espacios que están protegidos por la Unesco o por algunas de las administraciones españolas, otro tecnológico (ya que hay un importante elemento de investigación e innovación) y uno de sostenibilidad medioambiental, porque "uno de los principales objetivos es reducir la emisión de CO2 a la atmósfera y conseguir un ahorro energético".
Entre los principales proyectos inaugurados este año se encuentra la nueva iluminación artística del lucernario del Palau de la Música de Barcelona, la única sala de conciertos del mundo que ha sido declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Joan Oller, director del Palau, explica a La Lectura que además de la belleza de la nueva iluminación que puede adoptar el color o la intensidad necesaria para cada espectáculo, gracias a sus 16 proyectores de tecnología LED, altamente eficientes, introduce una versatilidad al lucernario que se traduce en mayores posibilidades escénicas. "Cuando se construye el Palau", explica Oller, "se está pensando, sobre todo, en conciertos en horario diurno, en el que se necesitaba que entrase mucha luz natural. Pero con el cambio de hábitos, los conciertos se hacen sobre todo por la noche, y ahí la iluminación juega un papel fundamental. Además de eso, cuando abordamos la modernización de todo el equipamiento escénico, uno de los elementos que más consideramos es que no debíamos pensar en un único tipo de conciertos, ya que desde el principio el Palau no se centró sólo en la música clásica sino que entraron el flamenco, las músicas populares, el jazz, la canción... Y eso nos obligaba a que la iluminación fuera adaptable a todas las atmósferas, las que buscan más la calidez, aquellas que buscan más el frío, las que necesitan claridad o una semi oscuridad. Gracias a esta nueva iluminación que hemos desarrollado con la Fundación Endesa tenemos unas posibilidades mucho más altas a la hora de presentar proyectos o de hacer eventos. Además, el director técnico de la sala, en función del concierto, propone una luz o otra, un color u otro, a veces una iluminación muy cenital, a veces una más difusa".
Las nuevas luminarias permiten una reducción de 1,60 kW de potencia. Esto supone una disminución del 33% del consumo energético respecto a la antigua iluminación. Con esta actuación se consigue un ahorro de 2.496 kilovatios-hora/año evitando así la emisión anual a la atmósfera de 469,24 Kg. de CO2.