LA LECTURA
Teatro

Aura Garrido, Ana Torrent y el deseo según Fassbinder

La Nave 10- Matadero acoge 'Las amargas lágrimas de Petra Von Kant', montaje del malogrado director alemán en versión de Rakel Camacho.

Ana Torrent y Aura Garrido, en el montaje.
Ana Torrent y Aura Garrido, en el montaje.JAVIER NAVAL
Actualizado

Antes de morir a los 37 años por una sobredosis de cocaína y barbitúricos, Rainer Werner Fassbinder (1945-1982) tuvo tiempo de hacer medio centenar de películas y una veintena de obras teatrales. Entre ellas, 'Querelle' (1982) y 'Las amargas lágrimas de Petra Von Kant' (1972). Coincidiendo con los 80 años de su nacimiento, la Nave 10- Matadero Madrid acoge desde el próximo día 28 un montaje de la segunda, en versión de Rakel Camacho y con Ana Torrent en el papel titular, acompañada de Aura Garrido, Celia Freijeiro, Julia Monje y María Luisa San José.

«Es una obra incómoda y muy provocadora, como todo lo que hacía Fassbinder», explica Garrido a 'La Lectura'. «Él siempre hablaba de las relaciones de poder y cómo éstas se aplican también a las relaciones sentimentales. Cómo se dan abusos de poder dentro de ellas, cómo hay unos que explotan a otros, como dentro de una pareja puede haber un fuerte que someta a un débil».

En la función, Garrido hace de Karin, una joven de clase baja que es contratada por Von Kant, con la cual inicia una relación romántica. Aunque el homoerotismo no sea el tema único de la obra, la actriz concede: «Obviamente, en el caso de Fassbinder es muy importante lo LGTBI. Porque es una parte que vertebra toda su obra y porque él empezó a plasmar un tipo de relaciones que hasta entonces no se reflejaban en pantalla de manera habitual. Las relaciones homosexuales estaban muy relegadas y él las puso en primer término».

Lo cual lleva a otro aspecto fundamental de la obra. «Una de las cuestiones fundamentales que nos sucede es que no sabemos qué hacer con nuestro deseo», apunta Garrido. «No sabemos vivir en nuestro deseo y a la vez vivir en compañía. Es uno de los dramas centrales que atraviesa el ser humano y que no tenemos resuelto».

«El deseo nunca hay que negarlo», prosigue. «Hay que acogerlo y mirarlo de cara. Sólo si eres consciente y lo confrontas puedes decidir qué hacer con él. Si tratas de esconderlo, lo único que va a traerte es que no puedas tomar decisiones sobre él».