LA LECTURA
Entrevista

Frank Dikötter: "Pedro Sánchez es el último 'tonto útil' del régimen de Pekín. Cuando China te da la mano, lo que en realidad hace es cogerte el brazo"

El historiador culmina con 'La Revolución Cultural' su ambiciosa y reveladora trilogía, que bebe de fuentes inéditas, sobre el papel de Mao y la crueldad de las primeras décadas de comunismo en el gigante asiático, que tienen ecos en la sociedad actual. "La China actual ha conseguido ser el Estado soñado por Lenin"

El historiador y sinólogo Frank Dikötter.
El historiador y sinólogo Frank Dikötter.Guillem López / Avalon
PREMIUM
Actualizado

Al fundar la República Popular China en 1949, Mao Zedong exclamó con júbilo: "El pueblo chino, que representa una cuarta parte de la humanidad, se ha puesto de pie". Sin embargo, el líder pronto los derrocó, abrumando los procesos graduales de modernización de China con el frenesí de la revolución permanente, que dejaría un saldo de más de 70 millones de muertos. A glosar estas primeras décadas de comunismo en China ha dedicado el historiador y sinólogo holandés Frank Dikötter (Stein, 1961) una monumental y minuciosa trilogía que tras La tragedia de la liberación. 1945-1957 y La gran hambruna en la China de Mao. 1958-1962 concluye ahora con La Revolución Cultural. 1962-1976 (Acantilado), un repaso de los últimos años de vida del dictador y de los cambios definitivos que impondría a su país, cuyos ecos todavía se dejan sentir hoy en día.

Profesor en la cátedra de Humanidades en la Universidad de Hong Kong desde 2006, Dikötter recientemente se ha mudado a Estados Unidos, donde es miembro senior de la Hoover Institution de la Universidad de Stanford. Desde allí charla con La Lectura sobre este libro justificadamente subtitulado Una historia popular, pues en toda su obra ha utilizado archivos locales del Partido Comunista Chino que hablan de las vidas de la gente corriente bajo el régimen. "Desde 1949 hasta no hace tanto, China era un país completamente cerrado. Muchos años después de la muerte de Mao entrar en una biblioteca para fotocopiar un libro se consideraba una amenaza potencial para la estabilidad del Partido Comunista", explica el historiador. "Pero la teoría y la práctica nunca son lo mismo, por eso los archivos, conservados gracias a esa obsesión de las dictaduras por controlar la información, son tan fantásticos y nos permiten descubrir qué les ocurrió a personas de todos los ámbitos en el terreno", asegura.

La Revolución Cultural (1962-1976)

Traducción de Joan Josep Mussarra. Acantilado. 528 páginas. 30 €
Puedes comprarlo aquí.

En este sentido, Dikötter insiste en la complejidad de recabar fuentes y testimonios actuales, pues "incluso hoy, el régimen chino anima a sus ciudadanos y a quienes vivimos allí a ser muy ciudadosos y a no recordar mucho el pasado. Incluso a no escribir sobre nosotros mismos ni sobre nuestras experiencias en el país", explica. "Se podría decir que el Estado impone la amnesia a la población. Esto no significa que la gente no recuerde, sino que aunque hay muchos intentos de muchas personas en todos los niveles por aferrarse a un fragmento de su historia familiar o de la historia de su pueblo, el Estado interviene con gran rapidez. Con frecuencia, incluso los historiadores profesionales pueden esperar décadas hasta que su trabajo se publica. Pero la clave es que en China, uno aprende desde muy temprana edad a ser muy cuidadoso con lo que dice y hace en público".

Terminaba su anterior libro con la hambruna y los desastres de ese salto al abismo que fue el Gran Salto Adelante y ahora prosigue narrando la Revolución Cultural, ¿cómo surgió y en qué consistió ese plan?
Hay una fecha clave, 1953. Stalin muere y unos años después Nikita Jrushchov inicia la desestalinización. Eso preocupa a Mao, así que ya antes entonces empieza a preocuparse por lo que podría ser una amenaza potencial para él. Después, durante el Gran Salto Adelante, más de 45 millones de personas desaparecieron, murieron de hambre o fueron golpeadas hasta la muerte. Entonces Mao empieza a pensar que él, como artífice principal de aquella campaña, podría ser acusado de haber causado un desastre a gran escala. Recordó que el propio Stalin promovió a Jrushchov, el mismo hombre que desestalinizaría la Unión Soviética. Así que al menos desde 1961-62, empezó a idear una especie de plan para deshacerse de todos los enemigos reales y potenciales, por ejemplo Liu Shaoqi, su número dos. Gradualmente, arresta a varias personas clave en el poder, incluido el alcalde de Pekín, Peng Zhen. Y luego, cuando está listo, lanza la Revolución Cultural, en la que, al principio, los Guardias Rojos y estudiantes escogidos, pero luego la población en general, pueden denunciar a cualquier funcionario del partido en cualquier posición de poder. En otras palabras, permite que la gente purgue el partido. Y esa es realmente la principal preocupación para él, la lealtad. Ese es el valor clave de la Revolución Cultural. Aunque también hay otros elementos.
¿Como cuáles?
Mao se pregunta: ¿cómo es que Jruschov se vuelve revisionista? Un revisionista es alguien que quiere alejarse del sistema estalinista, permitirse más libertades, encontrar una coexistencia pacífica con lo que se conoce como el campo imperialista. Se pregunta por qué, ¿cómo es posible que alguien que está en la cima del poder pueda hacer eso? Y su respuesta es la cultura. Cree que los bolcheviques de Lenin se apoderaron de los bienes de lo que ellos llaman la clase capitalista: se apoderaron de las fábricas, colectivizaron las tierras, nacionalizaron los bancos... Pero fallaron al someter la cultura. En otras palabras, en la Unión Soviética, la cultura capitalista perduró durante muchas décadas después de la Revolución Bolchevique de 1917. Así que, en su opinión, hubo una revolución solamente política. Por eso él promueve una Revolución Cultural en China que complete el camino del socialismo al comunismo. Además de las purgas, hubo un razonamiento ideológico.
Durante la Revolución Cultural, decenas de millones de personas fueron perseguidas y aún hoy no sabemos las cifras de muertos, ¿qué significó para la sociedad china?
En estos años, la muerte no es el principal elemento, ésta pertenece más a los años anteriores del Gran Salto Adelante o de los primeros años del régimen, en los 50, cuando se llevan a cabo campañas para eliminar a personas descritas como "espías" o "contrarrevolucionarios". Pero en total, si consideramos la Revolución Cultural desde 1966 hasta la muerte del presidente Mao en 1976, son unos 10 años buenos, con apenas un millón y medio, dos millones como máximo. Algo que, relativizando, es poco para un país como China, aunque sea atroz. Pero lo importante es que la característica clave de este periodo es la pérdida. Pérdida de fe, obviamente, en el sistema y pérdida de confianza en los seres humanos. Pero también pérdida de cualquier tipo de relación humana, no sólo con amigos y colegas, sino también con familiares, pues todo el mundo se vio se vio obligado en algún momento a denunciar a sus familiares. Ese es el punto clave de la Revolución Cultural: que todos los vínculos sociales se destruyeron sistemáticamente para ser reemplazados por uno sólo, el del individuo con Mao y, en menor medida, con el Partido.
Un "transgresor" sufre el escarnio del pueblo en una de las ceremonias de reeducación de la época.
Un "transgresor" sufre el escarnio del pueblo en una de las ceremonias de reeducación de la época.

"La Revolución Cultural destruyó todos los vínculos sociales para reemplazarlos por uno sólo: el del individuo con Mao y, en menor medida, el Partido"

Hace un par de años el historiador Michael Wood nos contaba que los chinos no dudan de que son la mejor civilización del mundo y están orgullosos de su historia. ¿Qué piensa un ciudadano normal sobre esos años?
Es justo decir que el propio Partido no promueve precisamente el papel que desempeñó en el lanzamiento del Gran Salto Adelante, y mucho menos en la Revolución Cultural. Desde la muerte de Mao en adelante, cualquier historia oficial pasará rápidamente por estos hechos e incluso los condenará como un intento fallido de Mao. Puede que la gente no se anime a criticar, pero sabe perfectamente que el propio partido considera esto un gran fracaso en su historia. Sin embargo, la cuestión de qué piensa la gente siempre es difícil, simplemente porque China es una dictadura y las opiniones personales no se pueden averiguar haciendo preguntas ni encuestas sociales. La postura oficial anima a guardar silencio, y por eso la mayoría de la gente común común se ha vuelto muy cínica. Y no hablamos de una sola generación, hay varias que han tenido que vivir todo esto desde 1949 y son muy conscientes de todas las mentiras y semiverdades que ha propuesto el Gobierno. Así que, en resumen, el silencio y el cinismo son la opinión que predomina.
Ha dicho que la ambición de Mao fue controlar la cultura en todos los niveles, es decir, una especie de "lavado de cerebro" total de la población. ¿Qué aspectos de esa ambición siguen hoy vigentes?
Hay varias continuidades sumamente interesantes La Revolución Cultural fue un intento de reemplazar lo que Mao y sus seguidores describen como cultura burguesa, capitalista, supersticiosa y feudal por una cultura proletaria, que, en síntesis, es una cultura de sometimiento al poder, de culto al Partido y al líder. Y eso puede verse hasta hoy, no sólo bajo Xi Jinping, sino también bajo Deng Xiaoping, Jiang Zemin y Hu Jintao. Su mayor reflejo actual es la preocupación constante de mantener fuera del país cualquier cosa de Occidente, y el mejor ejemplo es el Gran Cortafuegos, el intento, bastante exitoso, de bloquear todas las noticias del exterior. Basta con cruzar la frontera con tu pequeño móvil y te darás cuenta enseguida de que no puedes leer la BBC, la CNN, The Guardian, probablemente EL MUNDO... Ni siquiera se puede buscar en Google. Esa preocupación por restringir la cultura y asegurar que lo que la gente lee, ve y oye esté estrictamente controlado, sigue muy presente. Y en eso hay un vínculo con la Revolución Cultural que se remonta a un Secretario de Estado estadounidense, John Foster Dulles, quien aproximadamente en 1957 concibió la noción de "evolución pacífica".
¿En qué consistió esta política y cómo afectó a China?
Dulles pensaba que los Estados satélite de la Unión Soviética, Polonia, Hungría, Checoslovaquia, etc; debían recibir ayuda financiera para evolucionar pacíficamente hacia una democracia. Mao sintió esa política como una amenaza, pues quería asegurarse de que Occidente no infiltrara en China estas ideas burguesas capitalistas sobre la libertad. Es una paradoja histórica como el 4 de junio de 1989, el mismo día en que los tanques aplastaron a la población en Tiananmén, los polacos votaron su salida del comunismo, seguidos de otros países. Así que los chinos vieron esa evolución exitosa y pacífica de un país comunista. Por eso, de Jiang Zemin a Xi Jinping, la mayor preocupación se convirtió en la evolución pacífica, a la que temen. Incluso ven a Mickey Mouse como una amenaza.

"Xi Jinping no es más dictatorial que sus predecesores, pero dispone de medios e influencias políticas y económicas que éstos no tenían"

Otro aspecto que destaca su ensayo son las consecuencias socioeconómicas no deseadas de la Revolución Cultural, incluido el crecimiento de una economía privada. La muerte de Mao fue el fin del maoísmo, ¿qué ocurrió después y qué tipo de país creó Deng Xiaoping?
Es muy interesante la forma en que se nos han presentado las reformas económicas como un gran logro de Deng Xiaoping. Pero esa reforma no la inició él, sino los aldeanos y obreros locales mucho antes de la muerte de Mao. La Revolución Cultural se resume en un presidente que utiliza al pueblo para purgar el Partido y luego al Ejército para purgar al pueblo. Pero en el 72, purga el Ejército por temor a que este se vuelva contra él. En ese momento, decenas de millones de personas se dan cuenta de que el Partido ha sufrido un grave daño: su reputación quedó destruida durante el Gran Salto Adelante y su organización dañada por la Revolución Cultural. Así, con frecuencia, con el consentimiento de los líderes locales del partido y los cuadros locales, y hartos de décadas de campañas políticas y desastres económicos, la gente comienza a repartir la tierra, abrir fábricas clandestinas y comerciar en el mercado negro. Es decir, reclaman su libertad económica discretamente. Así que cuando en 1978 Deng Xiaoping inicia su reforma, simplemente da el visto bueno a algo que no puede controlar. Es un beneficio mutuo, el país crece y el Partido, arrogándose el éxito, logra sobrevivir. Así llegamos a la China actual, con libertades económicas limitadas pero reales, pero sin libertad política.
Hace unas semanas Robert Kaplan nos decía que la China de Xi Jinping es "una autocracia leninista totalitaria" y que cada vez más chinos están descontentos y esconde su dinero en el extranjero. ¿Qué opina de la China actual? ¿Es posible un colapso del sistema?
Escucho mucho eso de que Xi Jinping es un dictador, pero me pregunto cómo es posible que el señor Kaplan y muchos otros politólogos se hayan dado cuenta únicamente ahora de que el líder chino es un dictador marxista-leninista. ¿Acaso no lo fueron Jiang Zemin, Hu Jintao o Deng Xiaoping, que ya fijó estos principios en la Constitución del Partido de 1982? Xi Jinping no se diferencia de sus predecesores, no es una excepción. Todos y cada uno de los líderes chinos desde Mao han estado profundamente comprometidos con los principios del marxismo-leninismo, así que la diferencia no radica en el sistema que presiden, sino en la influencia de Xi Jinping, la influencia política y económica que le ha aportado la participación del país en instituciones como la Organización Mundial del Comercio, donde está desde 2001. En otras palabras, Xi Jinping dispone de medios que sus predecesores simplemente no tenían, pero decir que es diferente de alguna manera es un disparate.
Hablando de esta influencia, el país se está acercando a Europa en las últimas semanas. ¿Qué significa este movimiento? ¿Puede ser una solución para nuestro continente ante la deriva de Rusia y, especialmente, de Estados Unidos?
Rotundamente no. ¿Con qué frecuencia la República Popular China ha adquirido compromisos y hecho promesas y las ha incumplido? ¿Qué confianza se puede tener en ese país? Absolutamente nula, el historial es clarísimo. Los antecedentes de su trato con los europeos es el mismo que los de su trato con el sector privado, y hay ejemplos en el mundo comunista. Lenin tenía un sector privado, pues se dio cuenta de que el comunismo de guerra que impuso era demasiado duro. Esto se restringió posteriormente, pero demuestra que los regímenes comunistas siempre intentarán colaborar con alguien o dar un margen de maniobra si lo consideran necesario. Pero en cuanto tienen la sartén por el mango... Hace años que vivimos lo que llaman la "diplomacia del lobo guerrero", pero ahora, de repente, son amigables y están tan dispuestos a colaborar. Vimos cómo purgaron a Jack Ma, el jefe de Alibaba, pero hace un par de meses Xi Jinping lo recibió. No es más que un nuevo intento de usar a otros, a su propia gente, a países extranjeros para alcanzar sus propios objetivos. No confiaría en ello ni un segundo. Si la agresividad actual de Estados Unidos no te gusta, al menos sabes que Trump se irá igual que vino, y aunque haya daños, todo volverá a su cauce. ¿De verdad creemos que la democracia más próspera del planeta Tierra es enemiga de Europa y que la República Popular China, con este pésimo historial, es una aliada? Hay que estar ciego para pensar eso.
Cartel de propaganda maoísta de los años de la Revolución Cultural.
Cartel de propaganda maoísta de los años de la Revolución Cultural.

"La democracia es imposible en China, porque es un sistema basado en el monopolio del poder, que como el matrimonio, no se puede tener a medias"

En ese sentido, el presidente de España está estos días en China, con quien ha hecho negocios en los últimos años. ¿Es una decisión inteligente para nosotros negociar bilateralmente con una potencia como China sin el permiso de Europa?
Un sistema comunista cree que la democracia es una farsa donde todo y todos están siendo manipulados por un grupo de personas llamadas capitalistas. Esa es su visión y por eso no sólo creen que sea necesario mentir, sino que creen que es moral, que el fin justifica los medios. Te manipularán hasta conseguir lo que quieren, cualquier alianza será sólo temporal y ahora buscan intentar crear una alianza con Europa para luchar contra Estados Unidos. Cuando permitieron la entrada de europeos y estadounidenses, estos extranjeros descubrieron una y otra vez que una empresa conjunta implica invertir en China, que ellos se apropiarán de todos los secretos comerciales en un año, dos o tres, y luego se vayan. El dinero no puede sacarse de allí y todas las promesas y compromisos hechos con la OMC se han incumplido sistemáticamente. Puede que Pedro Sánchez crea que puede controlar los parámetros del debate, pero me temo que es el último ‘tonto útil’ del régimen de Pekín. Cuando China te da la mano, lo que en realidad hace es cogerte el brazo.
Además de cuestiones económicas y políticas, también se habla de una hipotética guerra por Taiwán o por las rutas comerciales del Mar de China Meridional. ¿Qué implicaciones podría tener este escenario bélico para la geopolítica global y para China en concreto?
El peligro es real, pues hay que recordar que cualquier régimen comunista, ya sea Vietnam, Corea del Norte o China, se considera rodeado por un enemigo al que se refiere como el bando capitalista o el imperialista. Y estos países no se quedarán tranquilos hasta derrotar al enemigo. ¿Qué pasaría si mañana por la mañana las democracias del mundo, Japón, Estados Unidos, Corea del Sur, la Unión Europea, acordaran entregar Taiwán a Pekín en bandeja de oro? ¿Significaría eso la paz, el fin de todas estas tensiones? Claro que no. Porque si tuvieran Taiwán su siguiente objetivo contra el bando imperialista sería Japón, Filipinas, las bases estadounidenses de Guam e incluso Hawái y Pearl Harbor, como los japoneses en la Segunda Guerra Mundial. Una guerra sería un desastre, pero ceder no es una opción.
Algo parecido a lo que estamos viendo en Ucrania, ¿no?
En efecto, aunque en el caso de Rusia este imperialismo ya no es comunista, sino que nace de un retroceso a una visión del mundo muy medieval, se trata simplemente de poder, de que la fuerza es la razón. Quien sea más poderoso, podrá obtener más. Si China va obteniendo lo que quiere, también esas rutas del Mar de China Meridional que reclama a India, quizá se vuelva contra Rusia en Asia Central. Si yo fuera Putin, estaría muy preocupado por sentar un precedente así, que se puede volver contra él.
Termina el libro hablando de que el legado de esos años es que no se cuestiona el monopolio del Estado y del Partido, pero desde hace años existen voces que reclaman mayor democracia en China. ¿Sería posible algo así?
De ningún modo, y le explico por qué. Existen dos visiones sobre el poder, una es la nuestra, democrática, en la que existe una separación de poderes con un sistema judicial independiente, equilibrio de poder, prensa abierta, etc; y otro es el monopolio absoluto sobre todo el poder, que es el principio leninista que también usaron otros como Hitler y Mussolini. Claramente, en el caso de China, existe un monopolio del poder. Y aunque siempre habrá voces, personas muy valientes que se pronuncien a favor de una mayor libertad, un sistema así no se puede reformar. No se puede tener sólo un poco de separación de poderes o sólo un poco de monopolio, igual que no se puede estar sólo un poco casado. Se está casado o soltero, existe un monopolio o no. Así que la idea de que el sistema pueda reformarse a sí mismo es básicamente imposible. Por supuesto, desde el principio, cuando Deng Xiaoping y otros empezaron a usar el término "reforma", lo que tenían en mente era una reforma para mejorar el funcionamiento del sistema marxista-leninista. Y ha funcionado, han logrado ser mejores que el modelo original. La China actual ha conseguido ser el Estado soñado por Lenin.