En una época en la que los influencer se multiplican y se convierten en noticia debido a los miles de seguidores que acumulan en redes sociales, hay nombres como Cayetana Rivera Martínez de Irujo que comparten fama y generación con las Pombo o Dulceida a pesar de que les distingue gran diferencia: ella es famosa de cuna.
Como tal, más allá de jóvenes de moda como María García de Jaime y Tomás Páramo, fueron muchos los famosos ya consagrados que acudieron a la fiesta con la que Cayetana, nieta de Carmen Ordóñez y Cayetana de Alba, celebraba sus 25 años.
También sus propios padres, Francisco Rivera y Eugenia Martínez de Irujo, acompañados de Lourdes Montes y Narcís Rebollo, sus respectivas parejas, su tío Fernando Martínez de Irujo, la diseñadora Vicky Martín Berrocal, el torero Andrés Roca Rey, que acudió acompañado (por primera vez a un acto oficial) de su nueva novia, Marina Díaz.
A todos ellos se les vio entrar a la fiesta, muchos de ellos ocultos tras sus máscaras y cumpliendo con el protocolo. A quien no se vio, pero las redes sociales han demostrado que estuvo, fue a Victoria Federica. La nieta de Juan Carlos I y la cumpleañera se han convertido en grandes amigas, por lo que su presencia era algo obligado. Cómo esquivó las cámaras es algo que no ha trascendido.
Las redes han sido la ventana abierta para todos los no invitados al evento, y gracias a ellas se ha podido confirmar la presencia de la hija de la Infanta Elena, pero también el look de la homenajeada, que apostó por el vestido Alice y la capa Belenyi de la colección Gila de Nicolás Montenegro, o la presencia de un photocall en el que los invitados posaron para las cámaras con distintos artículos de disfraz. Sobre los regalos que recibió Tana no hay detalles, más que las bolsas de la firma Victoria que portaban la propia Martín Berrocal, diseñadora de la marca y su hermana Rocío.
La cita tuvo lugar en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, en Madrid, pero no era el único plan de la noche. Para los más trasnochadores Cayetana pensó en la prestigiosa Gabana como enclave para continuar una vez terminase la cena y su posterior fiesta en el primer lugar.
Una celebración por todo lo alto para el cuarto de siglo de la joven que encarna la unión de dos de familias de mayor renombre de la nobleza y la crónica social de nuestro país. Una Cayetana Rivera que lucha por su intimidad manteniendo cerrados sus perfiles sociales pero que sonríe a la prensa consciente de la expectación que sus movimientos generan por ser ella quien es.