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Hay algo a lo que la reina Máxima no renuncia: las visitas a Argentina, su país natal. Ni hablar si es en Navidad, cuando puede cambiar los interminables días de frío, lluvia y falta de sol del norte de Europa por el luminoso verano del hemisferio Sur.
Mientras su esposo, el rey Guillermo, y sus hijas pasaban unos días en Madrid, alojados en el Hotel Santo Mauro, Máxima ya volaba a Argentina para reunirse con su familia y amigos. La reina esperó a su familia en el aeropuerto internacional de Ezeiza, en las afueras de Buenos Aires. El rey y las tres hijas llegaron en un vuelo regular de KLM y de inmediato se subieron a un Bombardier Global 5000, con capacidad para 13 pasajeros, lo que incluye los responsables de la seguridad real. ¿El destino? La Patagonia, con eje en un rincón muy especial, una estancia de 3.000 hectáreas propiedad de la familia Zorreguieta.
"Aunque trataron de pasar desapercibidos, su aterrizaje acabó despertando la curiosidad entre los viajeros", señaló la revista Gente. "Les esperaban tres furgonetas y, como dato curioso, el soberano de la dinastía Orange-Nassau fue el encargado de conducir una de ellas. En el asiento del copiloto estaba su esposa y, detrás, las jóvenes royals. Fueron entonces captados por algunas cámaras y fotógrafos de la prensa, a quienes Máxima les lanzó un saludo con la mano (...). Bajo agradables temperaturas, se disponían de esta manera a pasar las fiestas en una región donde, además, vive el hermano de Máxima.Martín Zorreguieta, empresario, posee un exclusivo restaurante en la ciudad de Villa La Angostura".
La revista Caras, especializada en temas del corazón, puso énfasis en la tarjeta navideña enviada por los reyes de los Países Bajos: "Guillermo y Máxima se destacan, entre otras cosas, por ser los últimos reyes en compartir su saludo navideño. De esta manera, como ya es costumbre, esperaron hasta el último minuto. Tal como ocurre cada año, fue el mismo 24 de diciembre cuando se dio a conocer el mensaje navideño de los reyes de los Países Bajos, acompañados de sus tres hijas. Una felicitación que se caracteriza por sus looks veraniegos, cinco idiomas y, por supuesto, la presencia de Mambo, el fiel perro de la familia. Este año, la tarjeta se ha publicado mientras los reyes y sus hijas se encuentran en Argentina".
No solo la tarjeta llegó a los holandeses desde el calor del sur: el discurso de Navidad del rey también fue grabado con días de antelación, ya que al momento de emitirse, el soberano estaba en Argentina.
El rincón tan especial en el que se refugió en estos días la familia real holandesa es la Estancia Pilpilcurá, un lugar aislado del mundo con, como señala Clarín, "cerros rocosos, estepa, cursos de agua cristalinos y, a lo lejos, los picos nevados de la Cordillera". El hotel, añade el periódico más leído de Argentina, tiene "un restaurante con gastronomía gourmet a base de productos patagónicos. Desde 2009 es administrado por Marcela Cerruti, tía de la reina de Países Bajos, que alquila el campo y las viviendas". No se trata de un hotel más, ni siquiera de un hotel de lujo: "Las habitaciones no se alquilan por pareja sino a grupos enteros que ocupan la infraestructura por un tiempo mínimo de una semana. Los interesados están obligados a llenar un detallado formulario donde explican sus necesidades, la cantidad de visitantes que son y sus características personales. A partir de allí la gerencia del hotel responde un correo electrónico con un presupuesto acorde. Se estima que el valor mínimo es de 800 dólares al día por persona.
Más allá del celo con que cuida Pilpilcurá, la reina abre su refugio en ocasiones especiales para visitantes de fuste. Lo hizo, por ejemplo, en 2016 al invitar al entonces presidente Mauricio Macri y su familia a compartir las festividades de Año Nuevo. La reina buscó preservar su intimidad al máximo en un contexto en el que la serie Máxima, un éxito en la plataforma Max, prepara ya su segunda temporada con seis capítulos.