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La dueña de la casa de Sexo en Nueva York, Barbara Lorber, harta de los fans: "Mi casa es un destino turístico mundial"

La propietaria entiende la fascinación pero no la mala educación. Ha formalizado un permiso a la Comisión de Preservación de Monumentos Históricos de Nueva York para instalar una puerta de acero al pie de las escaleras.

Sarah Jessica Parker en una escena de  'And Just Like That'
Sarah Jessica Parker en una escena de 'And Just Like That'HBO
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El fenómeno fan puede ser bastante irritante, sobre todo, para aquellas personas anónimas que sufren en silencio las consecuencias de la fama de los intérpretes. Mientras Sarah Jessica Parker (59) se convertía en millonaria al obtener unas ganancias de 200 millones de dólares por Sexo en Nueva York, la dueña del apartamento de la protagonista vivía una tortura.

La casa adosada donde se grabó la famosa bajada de escaleras de Carrie Bradshaw está en el West Village de Nueva York en el número 66 de la calle Perry. Debido al éxito a nivel mundial empezó una peregrinación a esta dirección que terminó por afectar a la dueña, Barbara Lorber, que vive ahí desde el año 1978. La propietaria ha formalizado un permiso a la Comisión de Preservación de Monumentos Históricos de Nueva York para instalar una puerta de acero y hierro fundido al pie de las escaleras del edificio con la intención de mantener alejados a los curiosos. "Mi casa es un destino turístico mundial", aseguró.

Cualquier cambio que quiera hacerse en la fachada de los edificios construidos en el siglo XIX han de contar con un permiso oficial. De momento, a Barbara le han concedido poner una puerta (no se sabe de qué material y cómo se instalará), pero de momento se tiene que apañar con una cadena de la que cuelga la señal de propiedad privada. Es cierto que no se puede traspasar porque, de hacerlo, los fans tendrían que pagar una costosa multa pero, aún así, la horda de turistas sigue existiendo. Y sentándose.

Algunos vecinos han asegurado que incluso en los gélidos inviernos una cincuentena de personas bajan las escaleras, por lo que es de imaginar que esa cifra se cuadruplica en primavera y verano.

Lo más molesto para Barbara es la mala educación de los turistas ya que sabiendo que se trata de una propiedad privada y que hay gente viviendo, no les importa fotografiarse con flash, filman vídeos, se sientan en los escalones hablando en voz alta e incluso los más atrevidos han llegado a mirar a través de las ventanas. Lorber entiende la fascinación, pero con mesura. Lo único que pretende la mujer es tener una buena calidad de vida.

El Daily Mail revela una curiosidad que benefició muchísimo a Sarah Jessica Parker. A pesar de ser una propiedad privada, los dueños del inmueble se enfadaron cuando la actriz decidió sentarse en los escalones para promocionar en 2014 su línea de zapatos Nordstrom. En su momento, el New York Post publicó que la estrella hizo caso omiso cuando se le pidieron las explicaciones oportunas que pudieron respaldar la sesión fotográfica.