CULTURA
Entrevista

Roisin Kiberd y el lado más oscuro de internet: "Hoy sabemos que las redes sociales son un infierno digital"

La escritora y periodista irlandesa reflexiona sobre las cicatrices que deja nuestra adicción a las pantallas en 'Desconexión: un viaje personal por internet': "Es difícil comprender el profundo efecto que las redes han tenido en la sociedad mundial, pero es enorme"

Roisin Kiberd y el lado más oscuro de internet: "Hoy sabemos que las redes sociales son un infierno digital"
FOTOGRAFÍA: TESSY EHIGUESE
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"Yo también estoy enganchada a la pantalla. A veces pienso que he pasado una parte tan sustancial de mi vida en las redes que en realidad fui educada por internet. He olvidado dónde están los límites, dónde termina la tecnología y dónde empiezo yo. ¿Soy una mutante? ¿Una cíborg? ¿O solo un ser humano normal y corriente?".

El prólogo de Desconexión (Alpha Decay) es una declaración de intenciones. Su autora, la escritora y periodista irlandesa Roisin Kiberd -quizás una mutante, quizás una cíborg o quizás una persona normal y corriente- ha reunido una colección de ensayos y textos breves que rastrean su viaje personal por el lado más oscuro de internet. Una historia de periodismo tecnológico, precariedad laboral, desórdenes alimentarios, romances en la red y millones de notificaciones antes de su liberación.

"Cuando desconectas, te sientes más feliz y más dueña de tu vida", asegura.

Para saber más

¿Estamos realmente ante el final de la era de las redes sociales como vaticinan muchos expertos?
Las redes sociales son mucho menos atractivas ahora y los usuarios son mucho más escépticos, pero estamos lejos de abandonar las redes sociales en su conjunto. Eso sí, no hay nada como un multimillonario ególatra que compra una plataforma y la renueva para que parezca un sitio porno para ahuyentar a los usuarios. Mientras tanto, Facebook lleva años en declive y ahora se asocia indeleblemente con noticias falsas, teorías de la conspiración y Cambridge Analytica. El mensaje original que nos vendieron estas plataformas -que eran una herramienta revolucionaria y que cambiaban el mundo a mejor- se desvaneció hace tiempo. Así que sí creo que hemos llegado al final de una era. Hoy conocemos las redes sociales como lo que son: un infierno digital.
Pero usted sigue teniendo redes sociales...
Hay redes sociales que tienen utilidad y muchas cosas buenas que ofrecer. Personalmente, me encuentro en redes más especializadas en torno a mis intereses (Reddit es una de ellas, o Fragrantica, que es mucho más especializada). Los chats privados de WhatsApp siguen siendo tan útiles y populares como siempre para estar en contacto con los amigos. Instagram me ha dado un montón de buenas recetas y fotos de drag queens fabulosas. Me gustaría pensar que estamos entrando en una nueva era en la que las redes sociales nos sirven más a nosotros que nosotros a las redes sociales, si eso tiene sentido.
¿Qué impacto diría que han tenido las redes sociales en nuestra sociedad? Usted asegura que internet se comió su vida.
A menudo pienso en cómo las redes sociales serán el legado que mi generación, los millennials, deje al mundo. Es tremendamente disfuncional. Sospecho que se nos recordará como se recuerda ahora a los boomers, como idealistas, equivocados y, en última instancia, bastante hipócritas. Es difícil comprender, a estas alturas de la historia, el profundo efecto que estas redes han tenido en la sociedad mundial, pero es enorme. Yo crecí con padres que trabajaban como periodistas -mi padre era director de un periódico- y sólo el efecto en los medios impresos ha sido radical y, a veces, devastador. Cuando me licencié, busqué trabajo como periodista y descubrí que la mayoría de las empresas de medios de comunicación luchaban por mantenerse al día y adaptarse al cambio a internet. Todas las revistas estaban al borde de la quiebra y buscaban una "estrategia digital" para mantenerse a flote.
¿Y a nivel estrictamente personal?
A nivel personal, he visto cómo las redes sociales y la comunicación en línea en general llevaban mi vida por derroteros extraños. De adolescente accedía a sitios web pro-ana [movimiento de apología de la anorexia], lo que probablemente empeoró mi trastorno alimentario, pero también vi destellos de la primera web social, foros y páginas de fans y sitios web personales fantásticamente extraños. La era de los blogs me ayudó a encontrar mi voz como escritora. En la primera oleada de redes sociales hice amigos, entablé relaciones y aprendí a comercializarme -de forma bastante cínica, pero como hacemos todos- con una "marca personal". Como escritora, Twitter fue el lugar donde encontré trabajo y estímulo desde el principio (junto con una buena cantidad de trolls...). Años más tarde, me enamoré de mi novio por correo electrónico, lo que parece una forma más lenta y reflexiva de comunicación en línea. Es difícil saber hasta qué punto las plataformas han influido en mis acciones y en mí como persona, pero sospecho que han desempeñado un papel importante.

Los médicos me dijeron que me tomara un descanso, mi diagnóstico incluía una mención literal a Twitter

Twitter parece haber muerto ya como la red social que era. ¿Cuál diría que ha sido su principal legado?
Como plataforma, Twitter era posiblemente bienintencionada, pero también terriblemente seria, santurrona, insípida y, al final, produce bastante vergüenza ajena. Tanta emoción, tanto sentimiento y tanto tiempo invertidos en escribir nuestros tuits a lo largo de los años, ¿y para qué? Para el beneficio de los accionistas y del propietario, que ahora es Elon Musk. Es imposible decir si los acontecimientos atribuidos a Twitter en su momento, como la presidencia de Obama o la Primavera Árabe, podrían haber ocurrido sin la red. Mi suposición es que sí, sólo que habrían sido mucho menos visibles en tiempo real. Al igual que el mensaje de "conectar el mundo" impulsado por Facebook, el legado de Twitter será el de haber reunido en una sala de internet a las personas más ruidosas y permanentemente conectadas para debatir cuestiones sobre las que no tenían nada que comentar. Hizo infeliz a mucha gente, y a algunos famosos, pero supongo que fue interesante verlo como un experimento humano.
En su libro habla del control que internet ejercía sobre su vida personal. ¿Es posible hoy liberarse de ese control?
Es más fácil de lo que algunos creen. En mi caso, los médicos me dijeron que me tomara un descanso, mi hoja de diagnóstico incluía literalmente una mención a Twitter. Sabía que las redes sociales me estaban haciendo desgraciada, así que me tomé en serio sus recomendaciones. Lo primero que hice fue desactivar las redes sociales y desinstalar las aplicaciones del teléfono. Pero también utilicé un complemento del navegador llamado Blocksite, que puedes ejecutar durante un periodo de tiempo determinado o indefinidamente, y que te impide acceder a un sitio. Esto me ayudó a romper el hábito que tenía de abrir Twitter sin pensar y desplazarme sin pensar. Después de un mes sin ellas, quizá un poco más, tuve claro que no necesitaba las redes sociales para sentirme bien -de hecho, me estaban haciendo infeliz-, así que me mantuve alejada un poco más. Al cabo de un tiempo volví, pero la compulsión había desaparecido y podía tener Twitter sólo por motivos de trabajo y echar un vistazo de vez en cuando sin sentirme desgraciada.
¿Algún consejo para lograr la desconexión?
Hoy en día, si veo que la comprobación compulsiva y la búsqueda desesperada vuelven, suelo ser capaz de detenerme. Desactivo mis cuentas de vez en cuando para tomarme un respiro, por motivos laborales o de salud mental, o simplemente porque quiero alejarme de ello. Lo último que recomendaría también es adaptar estas redes a ti; si ves que algo te hace infeliz -por ejemplo, el debate en torno a un determinado tema, o los tuits de alguien que conoces (todos tenemos ese amigo que es agradable en la vida real pero molesto en internet...)- puedes silenciarlo. Yo silencio personas y palabras constantemente. Conocerte a ti mismo, saber cómo te hacen sentir ciertas cosas, es clave para sobrevivir a las redes sociales. Los antiguos filósofos griegos tenían razón. Conocerse a uno mismo es la mitad de la batalla.
¿En qué cambió su vida tras liberarse de las redes?
Creo que adoptar un enfoque más escéptico e intencionado de las redes sociales puede generar beneficios instantáneos, como una vida cotidiana más tranquila, relaciones más enriquecedoras con quienes nos rodean y más curiosidad y compromiso con el mundo. Te sientes más feliz y más dueña de tu vida. Recuerdas la realidad que estaba ahí para nosotros, todo el tiempo. Sospecho que mucha gente está haciendo esto ahora mismo, en parte gracias a que el cambio de marca de Elon está ahuyentando a los usuarios.
¿Hay alguna posibilidad de volver a las relaciones sociales tradicionales tras el fin de esta era o lo que vendrá después será aún peor?
Es totalmente posible volver a las relaciones cara a cara. La vida real siempre estará ahí para recurrir a ella. Aún no estamos en Matrix (e incluso entonces se podría volver, ¡aunque es más difícil...!). Las interacciones en la vida real, incluso con personas que son groseras contigo en la red, o políticamente diferentes a ti, son mucho más fáciles y humanas que las online. También para conocernos a nosotros mismos, creo que lo que ayuda es cultivar una conexión más profunda con nuestro propio cuerpo y nuestros sentimientos. Internet sabe aprovechar cualquier atisbo de emoción y canalizarlo hacia cualquier causa por la que la gente esté enfadada ese día. Las emociones reales son más complejas y menos binarias. Últimamente estoy muy, muy metida en el yoga porque me hace sentir que habito plenamente mi propio cuerpo y que estoy más en sintonía con lo que siento. Creo que internet nos aleja de nuestros cuerpos. Antes de escribir Desconexión, cuando estaba todo el día en las redes sociales, me sentía como la frase de John Mulaney: "No sé para qué sirve mi cuerpo, aparte de para llevarme la cabeza de una habitación a otra".
¿Cómo imagina nuestra relación con las redes dentro de 25 años? Algunos expertos ya hablan de que nuestros amigos, nuestros seguidores o los nuevos influencers serán inteligencias artificiales.
Esta pregunta es difícil; siempre me resisto a hacer predicciones. Mi esperanza, sin embargo, es que tengamos una regulación más activa de la tecnología en todo el mundo. También sospecho que la desigualdad de la riqueza, tal y como está ahora, y el feudalismo digital que plataformas como Amazon y Google están propiciando, llegarán a un punto de inflexión y tendremos que redistribuir la riqueza y proporcionar mejores ayudas económicas a las personas que pierdan su trabajo por la automatización. Sumando todo esto a la crisis climática, creo que nos dirigimos a décadas de turbulencias y cambios políticos. Es interesante pensar en cómo influyen en ello las redes sociales. Si durante la próxima oleada, el metaverso y la realidad virtual tienen éxito (sospecho que no lo tendrán), nos distraerá mientras los problemas de nuestro presente empeoran. La IA tiene mucho que ofrecernos, pero después de todo lo que hemos visto en la tecnología durante la última década, deberíamos ser muy, muy escépticos ante cualquier discurso sobre una "revolución" y una nueva realidad utópica. Me gustan mucho los ensayos del escritor Ted Chiang sobre la IA, en los que deja de lado todas las bravatas y analiza la función real de estas tecnologías. El nuevo libro de Jonathan Taplin, The End of Reality, también es brillante, y bastante pesimista, sobre estos temas. Yo misma he evitado escribir sobre la IA, en parte porque es muy compleja y quizá en parte porque no quiero aceptar que los robots puedan escribir ensayos.

Desconexión: Un viaje personal por internet, de Roisin Kiberd (Alpha Decay), está ya a la venta. Puede comprarlo aquí.

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