"Eso es mentira"; "seguro que son actores"; "¿cuánto les pagarán a esta gente por ir ahí?"; "esto no hay quien se lo crea"... ¿Cuántas veces hemos escuchado estas frases sobre un programa de televisión? ¿Cuántas veces sobre un talk show? ¿Cuántas lo tuvo que escuchar Patricia Gaztañaga o Sandra Daviú cuando presentaban El diario de Patricia? ¿Cuántas lo habrá escuchado ahora Jorge Javier Vázquez? Ya se lo digo yo: miles. Es el calvario de los programas de testimonios reales, que son tan sorprendentes, tan imposibles, tan increíbles que cuesta creerlos. Pero como dice Marisol Navarro, productora ejecutiva de El Diario de Jorge, aunque suene a frase manida, "la realidad supera la ficción". Son tan verdaderos y tan impactantes que salen en El Diario de Jorge y a los pocos días ya están en otro programa y en otra cadena. La mejor muestra de que lo que ocurre en El Diario de Jorge de falso tiene poco.
Durante 10 años, entre 2001 y 2011, cada tarde a las 18.30 horas Patricia se colocaba frente a una ristra de sillas donde se iban sentando personas reales con una historia que contar. Cuando el programa terminó, se intentó con otros formatos, con otros presentadores y de otra manera, pero nada volvió a ser como aquel diario. Detrás de ese éxito estuvo Navarro, pero también Raúl García, desde hace unas semanas director del Área de programas de Boomerang TV, productora de El Diario de Jorge, pero también el primer director que tuvo El diario de Patricia. Y, tal vez, por eso, porque conoce muy bien el formato, porque lo vive, porque lo disfruta y porque sabe que a los programas hay que darles su tiempo, el cambio que ha vivido El Diario de Jorge en las últimas semanas tenga un nombre y sea el suyo.
García llegó y se puso manos a la obra para que el programa fuese lo que prometía ser y no un sucedáneo. Y gracias a ese cambio de mentalidad y al cambio de hora -ahora se emite a las 18.30 horas- El Diario de Jorge está empezando a vivir sin "la sombra de la cancelación", como la llama Jorge Javier Vázquez. Desde su salto a ese nuevo horario, Telecinco ha mejorado en esa franja varias décimas y El Diario de Jorge ha marcado sus mejores datos desde que se estrenó en julio del año pasado. La semana pasada cerró casi todos los días en el 10%, un éxito teniendo en cuenta que venía de no más de un 8,5% de cuota de pantalla.
Cuando El Diario de Jorge se presentó en el ambiente había una sensación de que no se comparase con el de Patricia. De hecho, se intentó por todos los medios alejarlo de un formato del que era imposible separarlo, pues un talk show es un talk show se llame X, Y o Z. Y, precisamente, esa obsesión por alejarlo de su esencia fue uno de los errores que traía bajo su brazo el programa. La hora tampoco era la mejor. Enfrentarse a Sueños de Libertad, la serie de Antena 3 más vista de la televisión, no es plato de buen gusto para nadie, pero si además lo que estás ofreciendo al espectador no está desarrollado en su máxima potencia, el fracaso cierne más que de otra manera.
Sin embargo, El Diario de Jorge, que nació del amor y la fascinación de Alessandro Salem, consejero delegado de Mediaset, por este tipo de formatos, contó con algo que a día de hoy es muy difícil que se dé en televisión: paciencia. La paciencia de Salem, que está convencido de que el formato va a funcionar, ha sido una de las claves de la resurrección de El Diario de Jorge. Algo que Jorge Javier Vázquez agradece muchísimo, pues "para encontrar su identidad, para que todas las piezas encajen se necesita tiempo". "A mí me motiva muchísimo esa sensación de estar trabajando diariamente y de ir encontrando nuestro hueco y nuestra identidad diariamente. Porque es lo que pasa con la televisión, que la televisión necesita horas, y horas y horas de rodaje", afirma.
"Todo está más o menos estructurado, pero luego está el factor humano que siempre es sorprendente y eso la verdad es que engancha muchísimo"
Eso, y que Raúl García sabe lo que tiene que tener un talk show. Y, por supuesto, la presencia de Jorge Javier Vázquez para el que este formato está siendo su gran descubrimiento, su pequeño, su bebé. "Llegó en un momento de mi carrera profesional en el que estaba pensando qué podía hacer, hacia dónde podía dirigir mis pasos y, de repente, aparece este producto que no tiene nada que ver con lo que he hecho. Me hacía muchísima ilusión hacer algo que no había hecho antes. Para mí la sensación es que cada día es totalmente diferente, porque no sabes lo que te vas a encontrar, qué va a suceder. Todo está más o menos estructurado, pero luego está el factor humano que siempre es sorprendente y eso la verdad es que engancha muchísimo", afirma el presentador.
Desde que Mediaset dio un giro a sus tardes con el regreso de Ana Rosa Quintana a las mañanas, el adelanto de Tardear a la sobremesa y el paso de El Diario de Jorge a las 18.30 horas, el programa ha notado que ese era el horario donde tenía que estar. Primero, porque ya no compite contra Sueños de Libertad y tampoco lo hace con La Promesa. Segundo, porque ese era el horario original de El Diario de Patricia. Y, tercero, porque Raúl García ha hecho los cambios que El Diario de Jorge necesitaba para ser realmente un diario. Se acabó el tener los testimonios en sillones separados, ahora el programa se convierte en un salón a la hora del café; se acabó el decorado anterior; se acabó el no dejar que la realidad fluya, ni que el invitado no "se salga de la ficha", que es lo mejor que le puede pasar a un talk show.
Por eso cuando le preguntas por si todo lo que se ve en El Diario de Jorge es real, no es que lo asegure es que hasta le enfada (poquito, pero se enfada) que se llegue incluso a pensar. "Todo lo que pasa aquí es verdad. Unas veces es gente que nos llama para que le echemos una mano, otras los buscamos nosotros, otras surgen de casualidad, pero nada de lo que se ve es mentira, ni está manipulado, ni se paga un duro por ello", asegura.
De hecho, sólo con ver la redacción que trabaja en El Diario de Jorge uno se da cuenta que es imposible que tantas personas trabajen en una mentira. En total son 60 personas las que hacen el programa, de ellas unas 24 son redactores, licenciados en Periodismo que trabajan como una sección de datos o de investigación de un periódico; ocho conforman el equipo de atrezzo; siete son los realizadores; tres, los guionistas; dos, los codirectores; y al frente de todos ellos y de todo, tres subdirectores que son la última instancia que controla los casos y todo lo que ocurre en el programa.
Es martes, queda una hora y media para que comience el programa, Jorge Javier Vázquez llega al plató, se va al camerino y mientras, el codirector Mariano Remón, reúne a cámaras, técnicos de sonido, realizadores, etc. para repasar la escaleta. Lo habitual en las reuniones de escaleta es que uno lee, los otros escuchan, pasan páginas y cuanto antes termine, mejor. En el caso de El Diario de Jorge es todo lo contrario. Todos participan, todos opinan, todos dan ideas, todos ríen, se emocionan e imaginan que pasaría sí… si el invitado que hoy va estar en el programa y que va a pedir matrimonio a su novio recibe un no por respuesta.
Al equipo de El Diario de Jorge se le ha ocurrido que para darle más emoción y hacer que a todos los espectadores y a los protagonistas se les salten las lágrimas y se les erice la piel, haya entre el público un coro que cantará una parte de la salve rociera. Está medido y calculado todo, menos la reacción de los que van al programa. La guitarra del coro estará escondida en un lugar desde el que no se pueda ver, hay una señal -"¿De verdad sigues creyendo en el amor?"- que es la que hará que el coro y hombre que quiere pedir matrimonio se levanten y se pongan a cantar. "Como mucho que dure 45 segundos", dice el codirector y entonces a Raúl García se le enciende la bombilla: "Oye, y sin en lugar de cantar el "oeoeoe" empiezan por el "Dios te salve, María" y que luego lo unan con el "oeoeoe" y sigan cantando pero más bajo cuando le esté pidiendo matrimonio". Dicho y hecho. Hay que probar. Prueban y funciona, tanto que a más de uno se le ponen los pelos como escarpias. "¿Lo ves? Es lo que te decía. Los testimonios anónimos son lo más real que hay en la televisión", nos dice García.
"Ojalá le diga que no", se oye decir, "sería el bombazo". Y, en realidad, es que puede pasar, aunque no pasa, esta vez no pasa. Sale todo perfecto, el novio dice que sí, su madre, a la que llevaba sin ver seis meses, se reencuentra con él, el coro rociero lo borda, el equipo se felicita, pues conseguir que no se descubra, que ninguno se cruce por los pasillos de Telecinco, que no se oigan los ensayos, que cada uno esté en una punta y que todo esté coordinado como un reloj suizo, pues el más mínimo fallo revienta la historia, es "como ser un controlador aéreo". Siempre tienen otra por si acaso, pero mejor que no haya que usarla. Y más que por el programa por el que va, pues si algo hace que el equipo de El Diario de Jorge viva este programa es que "ayudamos a las personas".
Mucho ha cambiado la tele desde aquellos años de El diario de Patricia a los tiempos de ahora. La gente "ya se sabe todas", cada vez cuesta más "engañarlos" con alguna excusa para que vengan y hay más posibilidades de que te la puedan colar. Ahí es donde está el trabajo de Boomerang TV en que nunca nadie se pase de la raya y que todo lo que llegue al espectador sea la verdad. "Para nosotros es muy importante sentir que hacemos algo útil", reconoce García porque para él El Diario de Jorge además de un talk show es también un servicio público, un servicio a la sociedad, a las personas.
Quedan cinco minutos para que arranque el programa. Todos están ya en sus puestos. El público sentado y preparado para sumarse también al coro rociero. "Sevillanas, no, ¿eh?", advierte el equipo entre risas. Aparece Jorge Javier Vázquez, le ponen el micro, se coloca en medio del plató, saluda al público, le aplauden y suena el "preparados, listos, ya…" Acaba de comenzar la telerrealidad. "Creo que El Diario de Jorge llegó en el momento ideal de mi vida profesional", palabra de El Diario de Jorge.