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La hora de La 1

Silvia Intxaurrondo, Irene Montero y el "genocidio" en la Televisión Pública

Este martes Jesús Cintora acudió al programa de Silvia Intxaurrondo para promocionar Malas lenguas, su nuevo programa en La 2 donde desmontará bulos con humor. "Venís también para meter un poco el dedillo en el ojo, ¿no?", le preguntó la presentadora de La hora de La 1. De esto debe ir ahora el entretenimiento y la información, de "meter dedillos en los ojos"

Silvia Intxaurrondo
Silvia Intxaurrondo e Irene Montero, en La hora de La 1.RTVE
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RTVE tiene unos principios que, además de estar escritos, también están muy presentes para los espectadores: la pluralidad y el valor democrático de una televisión pública. Todos sabemos que, aunque debería ser así, el problema de RTVE es que es la televisión del Estado, por tanto, cuando gobiernan unos, RTVE rema hacia su orilla, y cuando reman otros, la barca pública viaja al otro lado. Siempre es así y es una de las cosas que más encienden a los profesionales de la Televisión Pública, a esos que no se ven porque no son presentadores ni estrellas de la pequeña pantalla, pero que llevan décadas dejándose la piel por la televisión de todos.

Son ellos, además, los que siempre intentan luchar por esa pluralidad y ese valor democrática que debe regir en una televisión pública y son ellos los que más de una vez han puesto el grito en el cielo ante los tejemanejes de los gobernantes (sean del color que sean) en RTVE. La RTVE de ahora como lo ha sido otras veces ha perdido esa pluralidad. El propio Consejo de Informativos abre investigaciones precisamente para saber qué está pasando, como hace pocos días acordaron con el documental 7291, pero no es lo único.

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En un intento por ocultar bajo el brillo del humor y de la sátira los mensajes, todavía no sabemos cuáles, RTVE estrena hoy Malas lenguas, con Jesús Cintora. Un programa que nace con la idea de desmontar bulos y conspiraciones a través precisamente de ese humor. Hasta hoy por la tarde no sabremos qué tipo de contenido se va a dar. Está claro que se desmontarán bulos como los de los terraplanistas, pero también se entrará en materia más de trincheras, esas que cada vez están más presentes en todos los medios y, también, en la Televisión Pública, aunque ni siquiera guste desde dentro. De hecho, este martes Cintora acudía al programa de Silvia Intxaurrondo, La hora de La 1, para promocionar su programa y entre muchas cosas advertía de que Malas lenguas nace con el espíritu de la sátira, pues "la sátira puede aportar más al debate que discursos aparentemente sesudos e intelectuales de algunos prebostes".

La pregunta es si en esos bulos y conspiraciones que van a desmontar, habrá cabida para todos los bulos, desinformaciones, etc. vengan del lado que vengan. Intxaurrondo, de hecho, le lanzó si venían también "a meter el dedillo en el ojo". ¿En cuál? ¿En el propio o en el ajeno? Intxaurrondo, abanderada de desmontar bulos y desinformaciones en La hora de La 1, elige el ojo ajeno. Se pierde, por tanto, la pluralidad. No es un secreto, pues ya publicamos en este periódico, que el contrato de Intxaurrondo con RTVE incluye una cláusula en la que tiene "total autonomía", pese a que el programa es uno de los pocos que quedan en la Televisión Pública de producción interna. La producción interna no es sólo que el programa lo hagan al cien por cien los trabajadores de RTVE sino que también cuenta con el control editorial de RTVE. Sin embargo, Intxaurrondo no está sometida a este control.

Por eso se viven momentos que, aunque muchos aplauden, no responden a esa pluralidad y valor democrático de la Televisión Pública. En La hora de La 1 lo hemos visto muchas veces, con los colaboradores -cada vez es más complicado que haya colaboradores con otro tipo de pensamiento-, con las informaciones, con los editoriales -aunque no se llamen así- de la presentadora. El otro día Ana Rosa Quintana fue muy criticada por asegurar en una entrevista que cuando Intxaurrondo lanza una de sus opiniones todo el mundo la aplaude y cuando lo hace ella en El programa de Ana Rosa todo el mundo se le echa encima. Son las trincheras y las orillas.

De hecho, este martes en La hora de La 1 se volvió a evidenciar. Irene Montero, ya candidata oficial de Podemos, acudió al programa. Hay que tener en cuenta también que los partidos quieren su espacio en los medios, cuanto más se les vea, mucho mejor. La tele es el mejor vehículo que tienen para lanzar sus mensajes. Durante la entrevista, una de las cuestiones fue Israel y Palestina. "Vi su intervención en Estrasburgo sobre Gaza. Me gustaría saber cómo justifica usted la pasividad del Parlamento Europeo ante un genocidio que Israel está perpetrando en directo contra Palestina y que estamos viendo todos", le preguntó Intxaurrondo a Irene Montero.

Tal vez, si la respuesta de Irene Montero no hubiera sido aplaudir "la valentía" de Intxaurrondo al calificar las acciones de Israel contra Palestina como "genocidio" en la Televisión Pública, pocos se hubieran percatado. Es eso de lo que hablaba Cintora, el mensaje a través del entretenimiento. No es que Intxaurrondo no tenga razón es que no es una tertulia de bar, ni un mitin, ni una intervención en un parlamento como representante de un partido político, es un programa de información, es la entrevista de una periodista a una representante política. Las líneas están ya tan difuminadas que para el espectador es difícil diferenciar.

"Te agradezco mucho lo primero, Silvia, que digas la palabra genocidio y que hables de genocidio porque es lo que está ocurriendo, pero en este país el PSOE y el presidente Sánchez han pedido muchas veces que no se hable de genocidio y que se hable de guerra. Creo que es muy valiente que tú lo hagas en la televisión pública diciendo genocidio", le espetó Irene Montero. Y Silvia Intxaurrondo guardó silencio. Y tampoco es llamar las cosas por su nombre, no porque no lo sean, sino porque se entra en un terreno muy complicado para la televisión de todos.

No hay nada nuevo bajo el sol. Intxaurrondo ha utilizado la palabra "genocidio" en varias ocasiones. Difícil es no recordar aquella tensa entrevista con la embajadora de Israel en la que de nuevo las líneas se difuminaron. Ha defendido en innumerables ocasiones en actos privados el uso de esa palabra. Ese es el lugar. La pregunta es si lo es la Televisión Pública o qué sucedería si en lugar de Intxaurrondo y de estar gobernando el PSOE esas líneas las difuminara una presentadora y periodista de derechas. No hace falta responder porque la respuesta es clara. Irene Montero lo califica de "valentía" porque es el mensaje de su partido, totalmente lícito, pero ¿RTVE concurre? No debería, pero...