ÁFRICA
Aventura

Al encuentro de los Cinco Grandes en un inédito (y silencioso) safari 100% eléctrico en Tanzania

Emoción, aventura y cero emisiones en una insólita expedición por el Serengueti, el Ngorongoro y otras joyas naturales del fascinante país africano.

Al encuentro de los Cinco Grandes en un inédito (y silencioso) safari 100% eléctrico en Tanzania
Actualizado

No contamina y es tan silencioso que no altera a los animales salvajes. La idea de realizar una safari en un vehículo con un motor cien por cien eléctrico parece verde y con asas. Pero si en Europa tenemos dificultades para recargar este tipo de coches, ¿qué será en lugares tan inhóspitos e inabarcables como la sabana africana? Y sin embargo, por sorprendente que parezca, la expedición eléctrica (y electrizante) está ocurriendo hoy en Tanzania, el país de las inmensas llanuras del Serengueti, del cráter del volcán Ngorongoro, de la tierra árida de los masais y sus rebaños, de la mayor concentración de bestias salvajes del planeta y del poderoso Kilimanjaro

El artífice de este inédito safari es un ingeniero francés con más de 35 años de experiencia en el país. Denis Lebouteux, al frente de Tanganyika Expeditions, se ha propuesto reinventar el safari gracias a una flota de recios todoterrenos que, cuando cascan -y en estas endiabladas y polvorientas carreteras cascan sí o sí- él transforma en eléctricos alargando su vida muchos años más. Es lo que se llama retrofitting. Para Lebouteux, este es el futuro del turismo sostenible en África.

Claro que las acacias y baobabs que salpican estos famosos parques nacionales no vienen con cargador de baterías de litio. Lo que tiene Tanganyika, y no tienen los otros miles de operadores de safaris que pueblan el continente, es la necesariared de paneles fotovoltaicos para que todo esto tenga sentido. Se esconden en la colección de lodges que han construido en algunos de los rincones más emblemáticos de la majestuosa naturaleza tanzana.

Grumeti Hills es un buen ejemplo. Este campamento, junto al límite del P.N. del Serengueti domina desde una colina un paisaje agreste donde, día tras día, la naturaleza brinda su más fascinante espectáculo. Aquí, los ojos de nuestra guía y conductora Julieth Johns, mujer de amplísima sonrisa, enseguida descubren todo un elenco de ñus, antílopes y búfalos entre la maleza. Aparece Pumbaa, el famoso facóquero de Disney, y más de una esbelta jirafa. Una familia de elefantes juega al escondite y un grupo de cebras se arremolina como teclas de piano para beber de un río Grumeti aún con caudal pese a que estamos en septiembre, final de la estación seca. Nos acercamos.

El 4x4 eléctrico se mueve en absoluto silencio. No solo son sigilosos estos grandes vehículos, sino que además no emiten ese olor a gasoil que espanta a los animales. Y así aparece el rey de la selva acompañado por varias hembras, todos tumbados a la bartola. A plena luz del día se mueven lo mínimo buscando la sombra. Luego caerá la noche —casi todo sucede al caer la noche— y cambiará la historia. Y por eso en Grumeti Hills, cuando salen las estrellas, sale también el viajero para vivir un safari a oscuras. Los prismáticos de visión nocturna le ponen emoción, pero ningún gadget supera los ojos de Julieth para detectar la fauna silvestre.

Denis Lebouteux, fundador y CEO de Tanganyika Expeditions, junto a la responsable de Togoro Plains.
Denis Lebouteux, fundador y CEO de Tanganyika Expeditions, junto a la responsable de Togoro Plains.

Al regresar, el rugido del león y el bramido del elefante se escuchan desde la tienda de campaña. Todo un lujo. Las camas, con las imprescindibles mosquiteras, son cómodas. Hay sillas safari, ducha con agua caliente... De nuevo, otro lujo. En el lodge principal hay hasta wifi. Gracias a sus placas y baterías solares, "Grumeti Hills tiene autonomía para funcionar durante dos días sin generadores", explica Abubakari Mruma, técnico eléctrico de Tanganyika Expeditions. No sólo hablamos de la luz y los termos de agua, sino de la lavandería y las máquinas de la carpintería (fabrican los muebles ellos mismos). Y, por supuesto, alimentan también los todoterrenos. La flota eléctrica suma hoy 17 vehículos eléctricos. "El próximo año me gustaría llegar a 25", apunta Lebouteux mientras muestra todo este tinglado ecológico que aparece insospechadamente entre la maleza. El campamento cuenta además con un sistema para recoger y purificar el agua de lluvia que vamos a beber en botellas de aluminio durante todo el safari. Aquí no hay plásticos. La pregunta que asalta es por qué no lo hace todo el mundo. "Porque es arriesgado. A mí me gusta el riesgo. Pero la gente de Tanzania no se asusta por estas complejidades. Las afrontan".

Uno de los 4x4 eléctricos durante un safari en el Área de gestión de vida silvestre de Grumeti.
Uno de los 4x4 eléctricos durante un safari en el Área de gestión de vida silvestre de Grumeti.M.G.H.

Y otra pregunta: ¿Puede un coche eléctrico cruzarse el Serengueti? Lo comprobamos al día siguiente. Porque una cosa es ir de safari por las inmediaciones del lodge y otra son las grandes planicies... El célebre escenario de la gran migración, el rey de los parques de Tanzania, suma 13.000 km2. Cierto es que cruzaremos sólo una pequeña parte. En realidad, el límite lo marca el motor y nuestro 4x4 tiene una autonomía máxima de 250 km. La aventura está servida.


En el camino vemos cómo otros vehículos miran al eléctrico con desconfianza e incredulidad, pero la expedición, aunque más lenta, llega sin problemas a su primer destino, Togoro Plains. Este es un campamento alucinante construido entre kopjes, las enigmáticas rocas que motean la sabana, donde se tumban los leones al calor de la piedra. Un ranger y un masái, armados con escopeta y lanza, respectivamente, acompañan en todo momento al viajero de su tienda al lodge y del lodge a la piscina... Bienvenidos a África.

Elefante en el cráter del Ngorongoro, la caldera volcánica intacta más grande del planeta.
Elefante en el cráter del Ngorongoro, la caldera volcánica intacta más grande del planeta.SHUTTERSTOCK

Queremos quedarnos, pero el viaje continúa. Sin haber esquivado un solo bache durante horas, o eso parece, y sin cesar de atisbar animales, aparece la señal esperada: Área de Conservación de Ngorongoro. Estamos cerca de la garganta de Olduvai, cuna de la Humanidad, y el Olduvai Camp es donde la expedición carga baterías bajo un fulgente manto de estrellas. La noche se hace corta. Lebouteux toca diana al alba. "Hoy haremos unos 170 kilómetros", explica mientras el coche avanza muy despacito hacia el famoso volcán que aparece ya en el horizonte.

El cráter del Ngorongoro es una de las maravillas naturales del continente, una espectacular caldera en cuyo interior viven cerca de 30.000 animales. Pero para explorar este edén, primero hay que subir y luego bajar una pared de 600 metros de altitud. "Es la primera vez que se hace en coche eléctrico. Somos los conejillos de indias", afirma el francés que, con 70 años, parece conservar el mismo entusiasmo que cuando llegó al continente en la década de los 80.

una tienda y la zona común del Olduvai Camp, cerca de la  garganta  
homónima.
una tienda y la zona común del Olduvai Camp, cerca de la garganta homónima.M.G.H.

Los Cinco Grandes (el león, el leopardo, el rinoceronte, el elefante y el búfalo) abundan en Ngorongoro, aunque en esta época del año el rinoceronte es más esquivo. En la caldera siempre hay agua y el suelo es fértil. Qué más quieren las manadas de búfalos, de cebras, de ñus, etc.. y qué más quieren los depredadores que los acechan para darse el festín. También hay infinidad de pájaros... Y de todoterrenos que al final del día vuelven a trepar hasta la orilla del cráter dejando un paraíso al que a todos nos gustaría traer a nuestros seres queridos.

El descanso del guerrero (y de su land cruiser eléctrico) llegará pocos kilómetros después en un lugar inesperado, como tantos otros en el norte del país. Bashay Rift Lodge, en el corazón de la fértil zona de Karatu, dibuja otra estampa del turismo sostenible. Rodeado de vegetación y de una plantación de café, es inevitable pensar en una granja africana y, por qué no, en la baronesa Karen Blixen y el atractivo Denys Finch Hatton de Memorias de África.

No hay fauna salvaje, pero sí una piscina deliciosa y un mojito especial de la casa. Además de descansar, el viajero puede visitar las huertas ecológicas de las que se nutre éste y otros hoteles, y el vivero que ha servido para plantar unos 30.000 árboles. No es lo único que han plantado: en la escuela cercana —un proyecto más de Lebouteux—, los alumnos van llenando cada día un rinoceronte enorme con las botellas de plástico que encuentran de camino a clase. "Mantenemos limpia nuestra aldea", dice un letrero.

El huerto ecológico junto al Bashay Rift Lodge.
El huerto ecológico junto al Bashay Rift Lodge.M.G.H.

GUÍA PRÁCTICA

Cómo llegar. Ethiopian Airlines (www.ethiopianairlines.com) ofrece vuelos desde Madrid (vía Adís Abeba) al aeropuerto internacional del Kilimanjaro, puerta de entrada a los populares destinos de safari.

Más información. En Tanganyika Expeditions (www.tanganyika.com), el operador receptivo especializado en Tanzania. Trabaja con todas las agencias de viajes de España.

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