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Siguiendo carreteras secundarias nos adentramos en el Algarve para conocer algunos de los pueblos donde encontramos la versión más genuina de una región considerad el mejor destino de playa del mundo.
Loulé: encanto al lado de Faro
Las calles estrechas y empedradas de su casco histórico apenas han cambiado desde la época medieval y forman un laberinto de lo más cautivador, con recovecos en calma y puertas de colores que albergan tiendas de artesanía local y oficios tradicionales. A sólo 16 kilómetros de Faro este es pueblo de artesanos y viejas tradiciones.
Para explorar esta faceta nada como visitar Loulé Criativo, una interesante iniciativa que organiza numerosas actividades en distintos puntos de la ciudad con el fin de revitalizar el patrimonio cultural, las artes tradicionales, la artesanía y el diseño.
El centro neurálgico de Loulé es también uno de sus iconos: el colorido Mercado Municipal, de inspiración árabe, que data de 1908 y es el mayor mercado cubierto del sur de Portugal. Otro de los lugares más emblemáticos es el castillo, de origen árabe, y el Jardim dos Amuados, un pequeño jardín arbolado construido a finales del siglo XIX sobre la antigua muralla. Lo más destacado es, sin duda, la vista panorámica que regala desde lo alto.
Silves, la antigua capital del Algarve
Situado en una colina de la Sierra de Monchique, Silves conserva un encanto especial. Las calles de la antigua medina, que respetan el trazado medieval, están llenas de rincones pintorescos, cafés al aire libre y bonitos monumentos, como la Catedral Vieja, de visita obligada. Paseando por su casco histórico también podremos ver bellos ejemplos de la arquitectura burguesa de finales del siglo XIX y principios del XX, una arquitectura asociada a la prosperidad que originó en la zona la importantísima industria del corcho.
Mención aparte merece su castillo, de ladrillo rojo, el más impresionante del sur de Portugal y considerado también el más bello monumento militar de la época islámica en Portugal. Está situado en el centro del municipio, en lo más alto, y regala unas bonitas vistas panorámicas. Desde allí se observa la belleza de los alrededores.
Gran parte del municipio es también un huerto fértil en el que crecen naranjas, mandarinas, granadas, higos, almendros y algarrobos. Y toda la sierra en un privilegiado punto de observación de aves: alondras, mirlos, gavilanes, pájaros carpinteros, jilgueros...
Aljezur: la increíble Costa Vicentina
La capital de la increíble Costa Vicentina, que abarca desde el río Odeceixe hasta el Cabo de San Vicente, está considerada uno de los mejores destinos europeos para el turismo de naturaleza.
Aljezur se extiende en torno a las murallas del castillo (otro más), recuerdo de las luchas entre musulmanes y cristianos que siglos atrás llenaron estas tierras del sur de Portugal. Situado en lo alto de la colina, domina la panorámica y es su monumento más conocido.
Desde allí, entre curvas y plazas, pequeñas casas de fachadas blancas y ventanas de colores crean un casco histórico lleno de lugares con encanto. La Iglesia de la Misericordia, el Museo Municipal y la Casa-Museo José Cercas, dedicada a este pintor local del siglo XX, merecen una visita. Y si salimos de Aljezur en dirección este aparece enseguida el Océano Atlántico, al que se asoman enormes acantilados e impresionantes playas, como la de Odeceixe, otra joya del Algarve.
| Más información en visitalgarve.pt/es
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