Puede que el Gobierno andaluz del Partido Popular y Ciudadanos sea, como no se han cansado de repetir estos días sus dirigentes, un «oasis de estabilidad» y que su continuidad nunca (o casi) haya estado en peligro. Pero el terremoto que, con epicentro en Murcia, ha sacudido y puesto del revés el tablero político español también se ha dejado sentir en Andalucía.
Más allá del runrún de una moción de censura aquí como la que cocinaron el PSOE de Pedro Sánchez y el equipo de Inés Arrimadas en Ciudadanos para la región de Murcia, el seísmo ha tenido, y tiene, réplicas en la comunidad andaluza que se notan en los partidos que se han visto directamente implicados en las maniobras que, primero, dinamitaron el gobierno de coalición entre el PP y Cs en Murcia, luego provocaron la ruptura en Madrid y el adelanto electoral y, finalmente, dejaron fuera de juego a Ciudadanos y salvaron el ejecutivo de Fernando López Miras.
Partido Popular
La sacudida política de esta semana se ha producido al mismo tiempo que en Andalucía se libra el pulso entre la dirección nacional de Pablo Casado y la regional de Juanma Moreno por el control territorial de las provincias, en pleno proceso de congresos y con Sevilla como el escenario de la batalla más cruenta.
Aunque en un primer momento -antes de que se lograra desactivar la moción en Murcia- algunos pensaran en el PP andaluz que la dirección nacional podría aflojar la presión, el desenlace final he recompuesto la figura del secretario general, Teodoro García Egea, el principal ariete en la estrategia de Casado de extender a las provincias andaluzas su influencia a costa de Moreno Bonilla y los suyos.
De hecho, en la dirección nacional del PP creen que García Egea ha salido muy reforzado y eso le va a permitir no sólo mantener, sino redoblar incluso, el pulso que mantiene en Andalucía y en otras comunidades también en pleno proceso de renovación de las estructuras orgánicas provinciales.
Más aún, fuentes de Génova consultadas por EL MUNDO se ratifican en que la estrategia en Andalucía no va a cambiar lo más mínimo y que el plan sigue siendo el mismo, es decir, colocar a sus candidatos en las direcciones provinciales. Con acuerdo con la dirección regional de Moreno Bonilla, como ha sucedido en Granada, Málaga o Córdoba, o sin él, como está sucediendo en Sevilla.
«Interlocución hay», dicen estas fuentes, entre los equipos de Casado y Moreno, pero otra cosa es que haya negociación y, mucho menos, acuerdo.
Tanto es así que en Sevilla la guerra es total entre las dos candidaturas, la de Virginia Pérez que avala Casado y la de Juan Ávila, respaldada por Moreno y los suyos, con acusaciones de juego sucio.
Aunque no se descarta la posibilidad de que se pacte una tercera candidatura de consenso, el mensaje desde Génova es que «seguimos con Virginia». Y que «no hay cambio» de planes. O sea, que el PP andaluz sigue sometido, como mínimo, a la misma presión con un García Egea enfrente que se ve crecido tras el episodio de Murcia.
Este mismo sábado, García Egea ha dejado claro en Córdoba -donde se celebró el congreso provincial del PP- que el objetivo único debe ser llevar a Casado a La Moncloa y que el PP es «un partido de abajo a arriba», mientras Moreno señalaba -en teoría ensalzando al presidente cordobés, Adolfo Molina- que «a veces hay que ceder para ganar».
PSOE de Andalucía
En el PSOE andaluz juran y perjuran, pese a los rumores que apuntan a lo contrario, que no se ha maquinado ninguna moción de censura contra el ejecutivo de Juanma Moreno y que la prioridad es otra. Pero han seguido muy de cerca todos los acontecimientos y en el entorno de Susana Díaz son conscientes de a ellos también les podría afectar el aleteo de la mariposa.
Así ha sido porque el fracaso de la moción en Murcia y, sobre todo, el adelanto inesperado de las elecciones en Madrid ha desplazado a Andalucía en la lista de prioridades de la dirección federal de Pedro Sánchez. Los planes para el relevo de Susana Díaz pueden esperar.
Fuentes de la ejecutiva federal lo confirman a este periódico: «Ahora mismo estamos centrados en Murcia y Madrid» y la renovación en Andalucía «no es una urgencia».
Eso no significa que Ferraz haya abandonado su idea de sustituir a la secretaria general del PSOE-A. De hecho, las mismas fuentes insistieron en que «la decisión está tomada» y añadieron que las opciones principales siguen siendo la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, y el alcalde de Sevilla, Juan Espadas. La elección no está hecha, pero «se está hablando con ellos», insistieron.
Ciudadanos
La presidenta de Ciudadanos, Inés Arrimadas, y su núcleo duro han resultado los más damnificados por el terremoto murciano y eso puede suponer algo de oxígeno extra para el líder en Andalucía, Juan Marín, muy cuestionado por un sector del partido y que en la cúpula nacional no tenía demasiados valedores.
Marín puede verse así reforzado ante la debilidad de Arrimadas. Este mismo lunes se ven las caras en una reunión de la ejecutiva naranja forzada, entre otros, por el vicepresidente andaluz.
Obstáculos para regularizar cuotas en el PP de Sevilla
Las denuncias de irregularidades en el proceso de renovación de la dirección del PP de Sevilla no cesan y la candidatura de Juan Ávila -respaldada por la dirección regional frente a la de Virginia Pérez que avala la dirección nacional- ha criticado los obstáculos que muchos militantes se han encontrado para ponerse al día en sus cuotas, un requisito indispensable para poder participar en el congreso y votar la futura cúpula del partido en la provincia.
Fuentes de la candidatura del alcalde de Carmona aseguran que se ha imposibilitado el pago de las cuotas pendientes tanto de forma presencial como por transferencia y que un acta notarial deja constancia de que la orden partió de la gerencia del PP de Sevilla, algo que niegan desde la formación.
Esta supuesta irregularidad, como las anteriores, ha sido puesta en manos del Comité de Garantías del PP.
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