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Solo hay que adentrarse en el centro histórico de Málaga para darse cuenta de que cuando comienza la Semana Santa, no existe otra cosa. Y es que del 13 al 20 de abril, los fieles (o quienes simplemente quiere apuntarse a la fiesta) se lanzan a las calles para contemplar las procesiones del día.
Por eso, para aquellos que aprovechan las vacaciones y quieren conocer la ciudad, la semana grande de las cofradías puede ser una oportunidad o un engorro. Como malagueña hay ciertos aspectos que nunca recomendaría si el objetivo es visitar la ciudad y evitar los errores más comunes.
Pernoctar en el centro histórico
El ruido o los atascos son más que habituales durante los días de devoción en el centro de Málaga. Lo ideal es reservar una habitación de hotel o un apartamento de alquiler vacacional en zonas más alejadas como el barrio marinero de Pedregalejo o el distrito de la Carretera de Cádiz.
Además de conocer otras zonas de la capital, los precios pueden resultar un poco más asequibles e, incluso, aprovechar para ir a la playa.
Acudir a un restaurante sin reservar previamente
Si ya es complicado conseguir una mesa en muchos bares y restaurantes del centro (también en otros barrios) durante el resto del año, en Semana Santa la dificultad sube un escalón.
En caso de querer probar algún establecimiento en concreto, reservar con días o semanas de antelación es esquivar un quebradero de cabeza.
Ir en coche al centro o no actualizar los horarios de los autobuses locales
Si hay algo cercano a cometer una locura (por tonto que parezca) es ir en coche al centro con el fin de aparcar en la vía pública y continuar la ruta. Tampoco hay que olvidar los cortes y desvíos de tráfico y el aforo limitado de los aparcamientos.
Tanto los horarios como las paradas de los autobuses locales de la EMT pueden variar según la línea. Así que no hay que confiarse con los trayectos de siempre. Lo mejor es descargarse la aplicación móvil de la entidad, donde actualizan los recorridos, u otra específica de Semana Santa (como El Penitente) para saber por dónde pasan los tronos.
Atravesar una procesión: el terror de los nazarenos y las bandas
La Semana Santa en Málaga adquiere la definición de sagrada para muchos; de ahí la importancia de respetar los turnos de llegada para contemplar los tronos de cerca o guardar silencio cuando pasa una hermandad.
Como malagueña, una de las cosas que nunca recomiendo (y a veces pasa por desconocimiento o porque hay que cruzar sí o sí una calle) es atravesar una procesión mientras pasan los nazarenos o el acompañamiento musical.
Ni jersey ni camiseta de tirantes: un outfit primaveral para cualquier ocasión
Aunque hay días en los que el termómetro sube hasta los 28 grados sin previo aviso, la primavera malagueña alterna el calor de las mañanas con la brisa fresca de las noches. Por eso no hay que relajarse y echar solo el bikini en la maleta o, por otro lado, quedarse anclado en el outfit otoñal: mejor combinar ambos estilos.
Además, si la idea es ir de procesiones, muchas de ellas regresan al templo bien entrada la madrugada, por lo que siempre hay que hacerse con una chaqueta o un jersey ligero. Tampoco (y esto es común a cualquier ciudad) se aconseja ir con sandalias o con un calzado incómodo ante la previsión de una caminata.
Marcharte sin ver una procesión en la Tribuna de los Pobres o comer una torrija tradicional
Para aquellos que visitan Málaga en estos días y quieren empaparse de lo lindo de la cultura, es imprescindible ver cualquier hermandad desde la popular Tribuna de los Pobres o probar las tradicionales torrijas del obrador Aparicio. Una confitería fundada en 1941 y que ha sabido reinventarse, empleando una masa que se asemeja a la bollería y a la que nunca renunciaría.