- Crónica Las venas secas de Doñana: El yo acuso del histórico director de la Estación Biológica del Parque
La negociación con los freseros del Norte de Doñana ha copado prácticamente en su totalidad el debate sobre el plan para la recuperación del espacio natural, que soporta actualmente un nivel de estrés hídrico incompatible con su futuro como humedal. Pero, más allá de la eliminación de los pozos ilegales, la reducción de las hectáreas de regadío e incluso la sustitución para el uso agrícola de aguas subterráneas (la que procede del acuífero Almonte-Marismas) por aguas superficiales (la que llega de trasvases y pantanos), hay otras medidas contenidas en el Marco de Actuaciones para Doñana puesto en marcha por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (Miteco) que buscan aumentar los aportes de agua a la marisma mediante la recuperación de dos importantes tramos del arroyo el Partido y el río Guadiamar, que fueron desviados hace décadas.
La desconexión de la Cuenca del Guadiamar con la Marisma fue una operación realizada en las primeras décadas del siglo XX para ganar tierras de cultivo y acabar con el paludismo (vinculado a las tierras húmedas) que asoló la comarca en aquellos años mediante la desecación del terreno. El objetivo era convertir la marisma en una enorme vega, como se había hecho en la comarca de Las Landas (Francia), una región pantanosa al suroeste del país, que sufrió una importante transformación y su posterior repoblación.
En la marisma de Doñana se pretendía hacer algo similar. Pero la operación se frenó gracias al empeño, entre otros, de un naturalista como José María Valverde, que vio el enorme valor para la biodiversidad de un ecosistema único en el mundo.
A finales de los 60 del siglo XX, el Caño del Guadiamar se había convertido en un brazo seco por el desvío del cauce. A partir de entonces, ya sólo vertían agua a la marisma los arroyos El Partido y La Rocina, lo que apenas suponía un 40% de la aportación original.
Una parte menor de esas aportaciones de agua se recuperó con la restauración del Caño Travieso, lo que aumentó los recursos a la parte baja de la marisma. Pero la operación más importante es la de volver a conectar el Caño del Guadiamar, que posibilitará el aumento de la entrada de agua en las zonas altas y medias. Se trata de una intervención compleja, porque obligará a recuperar derechos de agua y a expropiar fincas, para lo que se ha calculado un presupuesto de 70 millones de euros.
Estudio de alternativas
En el último balance realizado ante el Consejo de Participación de Doñana, el secretario de Estado de Medio Ambiente, Hugo Morán, informó de que actualmente está en revisión un estudio de alternativas encargado a la empresa Tragsatec para restablecer la funcionalidad del Caño del Guadiamar mediante un bypass que le permita recibir agua del cauce principal. Esta es una de las operaciones estratégicas que mejor pueden contribuir a aliviar el estrés hídrico del espacio natural. Pero no acaba de verse un horizonte temporal seguro. Y, al final, todos los proyectos dependen de una disponibilidad presupuestaria que no siempre existe.
Bastante más avanzado está el proyecto de renaturalización del arroyo El Partido que también debería favorecer la recarga natural del acuífero. Según ese mismo balance, ya se ha ejecutado el 75% los trabajos, con un presupuesto de 16 millones de euros. Devolver a este ecosistema sus condiciones originales ha obligado a mover 56.225 metros cúbicos de tierra con objeto de recuperar la llanura de inundación. También se han saneado y restaurado 9.430 metros del cauce. Y se está trabajando para eliminar (al 83% de momento) una especie exótica e invasora: la Arundo Donax, una caña muy extendida en las márgenes de muchos ríos pero cuya proliferación se considera ya una plaga. Los trabajos se completarán con un presupuesto adicional de medio millón de euros en 2025.
También está prevista la restauración ambiental de los cauces de los arroyos de la Rocina y La Cañada o la creación de lagunas temporales para anfibios en corona forestal de Doñana. Ambos proyectos están actualmente en fase de redacción.
Los ecologistas lamentan, sin embargo, que el Ministerio parece haber apartado de sus prioridades la recuperación del Brazo de la Torre, uno de los tres grandes brazos que tenía el Guadalquivir antes de que la construcción de sucesivas cortas acabara por reducir y enderezar su trazado natural. La recuperación de los brazos y meandros del Guadalquivir ha sido una recomendación de los expertos para la regeneración del estuario contenida en diversos informes, recuerda Juan Romero, portavoz de Ecologistas en Acción y miembro del Consejo de Participación de Doñana.