ANDALUCÍA
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Un destino tranquilo para veranear

Este antiguo pueblo de pescadores es uno de los rincones más mágicos de la Costa de la Luz: un paraje increíble con dunas y casitas blancas

Famoso por sus playas vírgenes y la gastronomía local, está a solo 25 minutos de Huelva

Este antiguo pueblo de pescadores es uno de los rincones más mágicos de la Costa de la Luz: un paraje increíble con dunas y casitas blancas
Vista general de El Rompido (Huelva).La esencia de Huelva/Youtube
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Existen lugares que son capaces de arrancar una sonrisa o subir el ánimo solo con contemplar sus vistas o poner un pie en ellos. Aunque todo depende de los gustos, algunos generan poco debate.

En la Costa de la Luz sobresale, entre barquitas varadas y arenales, uno de ellos. A solo 25 minutos de la ciudad de Huelva, este rincón de playas vírgenes es uno de los destinos más tranquilos de la costa andaluza.

¿Cuál es el impresionante pueblo blanco de pescadores que está en la Costa de la Luz?

La respuesta es El Rompido, un núcleo marinero que resiste al asfalto y donde un faro ilumina el rumbo de sus vecinos (junto a otro decimonónico ya en desuso). Se encuentra en el término municipal de Cartaya, entre Islantilla y Punta Umbría, y es de esos entornos poco masificados que aún conserva la esencia andaluza.

Casas encaladas, redes de pescadores y la desembocadura del río Piedras dan sentido a este asentamiento, al que un poco más allá rodean grandes urbanizaciones (y los resort de lujo que están por construir).

Sea como sea, hasta ahora El Rompido permanece intacto, en el eje de la zona de levante de un paraje natural de marismas, clima templado y ambiente sosegado.

La playa de El Rompido y la Flecha, un paraíso salvaje en la costa de Huelva

Metros y metros de arena fina, donde zambullir la mano y sacar un puñado de coquinas (algo poco visto hoy en día en según qué costa) se extienden al margen de un estuario. Esta es una de las características más singulares de la playa de El Rompido.

Con un frente litoral de 1.000 metros, es también una zona idónea para prácticar buceo o hacer pádel surf. Aunque si algo sorprende de esta zona es la conocida Flecha. Una lengua de más de 12 kilómetros de longitud entre las playas de El Rompido y El Portil, en la desembocadura del río; separa, por tanto, las aguas dulces del salitre del Atlántico.

Durante el año un pequeño ferry es el encargado de transportar a los visitantes, uniendo ambas orillas, y con una frecuencia de una hora. El precio del tique ronda los cinco euros, pero merece la pena. Una vez al otro lado, existe la opción de permanecer en la parte del río o caminar por una pasarela de madera hasta una playa virgen absolutamente impresionante.

Esta lengua de arena se alarga una media de 30 metros al año y, al recorrer el sendero en su interior, permite observar con detalle el cinturón de dunas. También una vegetación (con ejemplares de retama y barrón) que sirven de hogar, incluso, para especies como el camaleón.

Marisco fresco, el gran reclamo de la cocina local en El Rompido

Lo salvaje de su litoral no podía sino acabar en el plato de onubeses y turistas. La gastronomía de El Rompido se define por su pescado y marisco fresco. Ya sea al natural o a brasa, en los menús de los chiringuitos no faltan las gambas blancas, el pulpo, los chocos o la dorada; tampoco los arroces con frutos del mar como el de carabineros.

Uno de los establecimientos a tener en cuenta es el restaurante Ultra Marino (calle Andalucía 2), valorado con un Solete de la Guía Repsol. Una cocina de mercado, con dosis de creatividad, sugerencias diarias y otros platos fijos; entre ellos están las huevas de maruca en salazón, naranjas y jalea de pimientos; los fideos secos de langostinos con mejillones y mayonesa; y el flan de huevo con salsa de turrón y nueces, de postre.