ANDALUCÍA
Medio ambiente

La lluvia da un respiro a Doñana

Sin llegar a compensar un dramático déficit hídrico, las precipitaciones del otoño y el invierno, situadas en la media histórica, han vuelto a inundar 16.000 hectáreas de marisma

Unos caballos en la marisma que rodea El Rocío, a primeros de febrero.
Unos caballos en la marisma que rodea El Rocío, a primeros de febrero.EL MUNDO
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La lluvia caída en Doñana desde septiembre, en torno a 300 milímetros, se nota ya en la laguna de Santa Olalla y en su vecina, la laguna Dulce, que muestran mejor situación que el año pasado por estas mismas fechas. Ambas se consideran un buen termómetro para medir la salud de los humedales de Doñana. Pese a que estaban catalogadas como dos lagunas permanentes (tenían agua durante todo el año), en los tres últimos veranos se han quedado secas, lo que se interpreta como una muestra más del retroceso del acuífero Almonte-Marismas del que bebe el ecosistema del Parque Nacional.

Junto a las lagunas, otro indicador que permite tomar el pulso al parque es la marisma. Actualmente hay unas 16.000 hectáreas inundadas, aunque la lámina es poco profunda. El año hidrológico, que comienza en septiembre, ha aportado cantidades de lluvia con valores situados en la media histórica. Según los datos facilitados por la Estación Biológica de Doñana (EBD), hacen falta unos 200 milímetros de lluvia acumulada para que la marisma empiece a inundarse tras el vaciado del verano.

"Las zonas inundadas actualmente son principalmente la zona norte y centro de la marisma de Hinojos (marisma Gallega) y Aznalcázar (marismas del Travieso). Sin embargo, aunque extensa, la lámina sigue siendo poco profunda. La estación hidrometeorológica Honduras del Burro indica una profundidad de en torno a 37,5 centímetros, Guadiamar Millán tiene 20 centímetros y Vetalengua, sobre 20 centímetros, por debajo de lo habitual para estas fechas", según los datos publicados por la EBD.

"Estamos sufriendo un periodo de sequía muy largo, en el que se combinan años muy secos con años normales, pero en el que no ha habido ningún año especialmente húmedo que facilite la recuperación del ciclo", apunta Manuel Olías, hidrogeólogo que, junto al biólogo José Prenda, enseña sobre el terreno el impacto en Doñana de la sequía y de la sobreexplotación del acuífero a los alumnos del Máster Oficial en Conservación de la Biodiversidad de la Universidad de Huelva.

"En estos momentos deberíamos estar rodeados de rapaces. Pero no hemos visto ninguna", apunta el profesor Prenda. Los estudiantes (entre los que hay biólogos, ambientólogos y un veterinario) escuchan atentos la descripción de cómo era la Doñana de hace 30 años y no ocultan su desazón por el paisaje y la biodiversidad perdidos. El último balance de la EBD apunta que el número de aves censadas (el registro publicado más reciente es de enero de 2024) fue de tan solo 43.989 ejemplares, la cifra más baja de toda la serie histórica para un mes de enero. Tras 50 años de censos, sólo en cuatro ocasiones se habían registrado cifras por debajo de 100.000 individuos.

Alumnos del Máster en Conservación de la Biodiversidad de la Universidad de Huelva, durante una visita a Doñana.
Alumnos del Máster en Conservación de la Biodiversidad de la Universidad de Huelva, durante una visita a Doñana.EL MUNDO

A principios de 2024, cuando se hizo ese censo, la marisma estaba prácticamente seca, tras un otoño y un comienzo del invierno sin apenas lluvia. Un año después, el paisaje ha cambiado. Para mejor. La marisma tiene agua, aunque no tanta como debería para garantizar la sostenibilidad del ecosistema de Doñana. También lleva agua el arroyo La Rocina, que vierte en la lámina situada junto a la aldea de El Rocío y que igualmente llegó a estar prácticamente seco el año anterior.

La supervivencia de la Doñana que conocemos depende de que llueva cada año y el cambio climático no permite ser optimistas al respecto. Pero también depende, en gran medida, de que se reduzcan drásticamente las extracciones de agua de su acuífero.

A este respecto, el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO) apunta que ya se están registrando algunos signos (aunque tímidos y muy localizados) de recuperación local en aquellas zonas donde se tomaron las primeras medidas para limitar la extracción de agua. No son resultados que tengan un impacto significativo en la recuperación del acuífero, pero apuntan en la única dirección a seguir para reducir la presión sobre las aguas subterráneas que nutren el parque.

La Confederación Hidrográfica del Guadalquivir cuenta en el entorno de Doñana con una red de 263 sondeos operativos que miden los niveles piezométricos del acuífero, y sobre los que mensualmente se realizan lecturas de forma manual. Actualmente se trabaja en la automatización del sistema para que el muestreo sea permanente y más eficaz.

Como consecuencia del cierre de pozos legales e ilegales, se han registrado ya signos de recuperación en varios de los sondeos repartidos por el parque. Por ejemplo, el piezómetro identificado como 104240115 Mimbrales muestra una elevación de los niveles de agua a raíz de la compra por parte de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir de la finca Los Mimbrales, que ha permitido rescatar 6,8 hectómetros cúbicos de derechos de agua para riego. De esta forma, si en 2015 el nivel del agua llegó a bajar hasta los 15 metros de profundidad en verano, desde 2017, el nivel se ha mantenido más o menos estable entre los 3 y los 4 metros de profundidad.

Ocurre algo similar allí donde se ha procedido a la sustitución de aguas subterráneas por aguas superficiales, según explica el MITECO en su informe más reciente, publicado en enero pasado. De esta forma, ya se han reemplazado 3,1 hectómetros cúbicos por año para el abastecimiento urbano de varias localidades de la comarca de El Condado y de 4,26 hectómetros cúbicos por año para el riego de 815 hectáreas en la comunidad de regantes de El Fresno-Guadalquivir, lo que ha permitido clausurar 400 pozos.

Ahora se trabaja en la conducción denominada Ramal Sur entre la estación de tratamiento de agua potable (ETAP) del Condado y el municipio de Almonte, que permitirá reducir o incluso eliminar los bombeos de aguas subterráneas extraídos para las poblaciones de Almonte y El Rocío.

Fuente: Universidad de Huelva
Fuente: Universidad de Huelva

Según subraya el Ministerio, los efectos de esta sustitución de recursos "empiezan a ser patentes en la piezometría de la zona", tal y como muestra la evolución del sondeo piezométrico 05.51.57 ubicado en Puente del Arroyo de D. Gil-El Gago. Como se puede observar en la gráfica reproducida arriba, el nivel del agua se ha elevado de forma continuada desde septiembre de 2019, cuando el agua estaba a casi 11 metros y medio de profundidad, hasta 2023 (último registro publicado), cuando el nivel subió hasta los 9 metros de profundidad tras una recuperación sostenida y constante.

Además de la lluvia y del cierre de pozos, para la revitalización de la marisma es fundamental su reconexión con los ríos y arroyos que vertían sus aguas en ellas, principalmente el Guadiamar, que históricamente llevaba agua hasta Doñana a través del brazo conocido como Caño del Guadiamar. Esa conexión se interrumpió artificialmente a mediados del siglo pasado, taponando esa "vena" natural que daba vida a Doñana. Recuperarla es otro de los compromisos pendientes del Marco de Actuaciones para Doñana, el convenio que firmaron el Ministerio para la Transición Ecológica y la Junta de Andalucía en noviembre de 2023 y que movilizará en torno a 1.400 millones de euros para eliminar entre 700 y 1.000 hectáreas de regadío y devolver a Doñana la savia que necesita para seguir siendo la más importante reserva de la biosfera de Europa.