"Esperando al taxi de vuelta a casa tras el cierre de una discoteca, mi vida pegó un giro radical". Así comienza Josan Rodríguez sus charlas, captando la atención de los jóvenes que lo escuchan sin distracción alguna.
Desde que su amiga Charo, profesora, le propuso ir a contar su historia a un colegio, no ha parado de visitar diferentes centros educativos repartidos por la provincia de Huesca. "La primera sensación fue inexplicable, gente que se emocionaba, gente a la que le gustó y jóvenes a los que les transmití el quererse como uno es: gordo, calvo, orejudo o sin piernas". Rodríguez encontró su misión. "Me quedé anonadado por descubrir que mi historia podía ayudar a los demás", comenta cargado de ilusión.
Su deber, dice, es trasmitir a los "chavales que sus padres se esfuerzan cada día para que ellos puedan vivir como viven. A veces parece que es una exigencia y no. La vida hay que hacerla desde el agradecimiento, así es más bonita en todo", sostiene.
"La gente que me cuenta en qué les he ayudado, me llena el corazón. Me encanta escuchar a los demás, ver como con mi ayuda pueden llegar a superar su trágica historia, al igual que yo pude"
El cuarentañero criado en Sesa, un pueblo de la comarca de la Hoya de Huesca, cuenta que le cambió la vida un 28 de junio del 2007. Ese día, tras cerrar la discoteca, llamada en tiempos 'Manhattan', Rodríguez esperaba la llegada de un taxi para volver a casa junto a un grupo de amigos. De repente "vino un coche a gran velocidad y se nos llevó por delante a una parte del grupo", comenta. En el acto murieron sus dos amigos Javi y Benito. Josan se quedó inconsciente y lo trasladaron, junto a los demás heridos, a diferentes hospitales de Zaragoza.
El oscense fue trasladado al Hospital San Jorge donde permaneció 70 días en coma inducido. "Cuando desperté no veía nada y los médicos no me creyeron, pensaron que era un efecto secundario de la morfina y eso me generó ira", cuenta el afectado. "En un primer momento, como no veía, no noté que no tenía piernas, pero bajé mis manos y pude descubrir su ausencia. Me habían amputado las dos por encima de las rodillas", relata.
Josan no podía hablar a causa de las heridas que tenía por toda la cara dado que el impacto del atropello fue a parar a esa parte del cuerpo. Tiempo después "me comunicaron que no tenía piernas y que me había quedado ciego".
Así fue como Rodríguez comenzó lo que fueron dos años y tres meses de ingreso y rehabilitación. "La mejor medicina que me disteis, a parte de toda la que me dan diariamente, fue el amor de la gente que venía aguantar el lloro para ayudarme", recuerda intentando seguir agradeciendo los actos de toda esa gente que desde el primer día le ayudó.
Al llegar a casa "todo empeoró", explica. Se dio cuenta de todos los inconvenientes que sufren las personas con movilidad reducida. "No podemos acceder a muchos lugares, tampoco subir a casas de amigos en las que no hay ascensor, ni pasar por muchas puertas por las que no cabemos con la silla", asevera. "Tuve que adaptarme a mi nueva condición, fue duro, pero conseguí acostumbrarme y tirar hacia adelante".
Bandidos de la Hoya, un programa de radio producido en conjunto por varias asociaciones de discapacidad de Huesca, enseñaron al aragonés "a valorar mucho más que podía superarlo". Rodríguez notó en ese entorno que no estaba solo, que había gente que nunca había corrido, andado, visto, escuchado y, aún así, estaban felices.
"Durante 31 años lo había tenido todo, ahora tenía que volver a aceptar y valorar lo que tenía y no quedarme anclado en la queja de lo que había perdido", afirma.
"Tuve mucha rabia hacia el chico que me hizo esto, en el pueblo lo conocíamos todos. Hubo un tiempo en el que bajaba al gimnasio y sólo pensaba en venganza", reconoce. Tras un largo periodo de autoconocimiento e introspección, llegó un día en el que lo pudo perdonar. "Eso es una de las mejores cosas que me han pasado en la vida porque fue una descarga muy grande", gracias a ello "he podido retomar las riendas de mi vida", enuncia el oscense. Ahora, "sólo espero que esté bien", sostiene.
"Como sociedad, vamos todos de la mano y ayudémonos cuando vayan mal las cosas, es mejor unir que dividir"
"Sé que estuvo en la cárcel cuatro años", comenta sobre el conductor del coche que le atropelló a él y a varios amigos. Hoy, Josan Rodríguez, gracias a su progreso, ha ido a dar charlas al centro penitenciario en el que estuvo preso el responsable del atropello e incluso, ha mantenido conversaciones con el que fue su compañero de celda.
Antes del accidente, Rodríguez era "un chico con muchos complejos". De golpe y porrazo "te pasa un coche por encima y te agarras a la vida. Lo que quieres es vivir y la estética pasa a un plano inexistente", cuenta.
"El accidente me ha hecho un regalo y es el tiempo", remarca. El levantarse y "tener todo el tiempo del mundo" ha hecho que el oscense despierte su interés en leer, escribir y además, aprender inglés.
'EL EQUILIBRISTA'
En este libro, el primero publicado por Josan R., el propio afectado explica como de un día para otro se queda sin piernas y tiene que aprender a andar con zancos. Para dar más emoción, dice "me obligaron a ser equilibrista con los ojos vendados". Este libro contiene ilustraciones creadas por niños para que el público más joven también pueda disfrutarlo.
No dispone de ninguna editorial, ni ninguna repercusión a nivel nacional. En la provincia de Huesca diferentes centros educativos lo han añadido como libro de lectura. "Pensé que iba a ser un libro solo para mí y cuatro amigos, pero voy por la sexta edición", confirma. Este libro está disponible en pequeñas librerías ubicadas en Aragón, pero se puede conseguir a través de este enlace.
'PINGANETAS Y TRÁPALAS'
En los colegios e institutos "los jóvenes están en una edad en la que se empieza a conocer el mundo con sus riesgos y virtudes", relata Rodríguez. El autor de 'Pinganetas y Trápalas' explica que durante la adolescencia sufrió "bastante" y ahora ha querido escribir para ayudar a los jóvenes que puedan estar pasando "por un mal trago" como por el que pasó él.
Este libro de autoayuda juvenil se puede encontrar en diferentes páginas web de librerías ubicadas en Huesca como por ejemplo, esta.
'SALVAJE'
En la última obra, 'Salvaje', publicada este enero bajo el pseudónimo 'Jason Rodríguez', el autor escribe relatos eróticos formados por personas que sufren alguna discapacidad. "Quería que la gente pudiera hablar de ello. A veces, dos personas discapacitadas se han enamorado y el centro o la familia no ha permitido esa relación", Rodríguez contesta que él no tiene la solución, pero que es un problema. Por ello, decidió inventar relatos donde quedasen reflejadas diferentes relaciones de personas con necesidades especiales.
En cuanto al por qué de utilizar un pseudónimo, 'Jason' argumenta que lo hizo para que cuando va a dar charlas a los colegios, los alumnos más pequeños a los que los profesores les solicitan trabajos de investigación, no indaguen hasta el libro 'Salvaje' y puedan acceder a un contenido "no apropiado" para ellos.
"Parece que la gente que va en silla de ruedas es asexual, pero no. Tenemos esa necesidad y ese gusto por la sexualidad", remata el oscense.
BARAJA DE 41 CARTAS
Por otro lado, el autor de 'El Equilibrista', 'Pinganetas y Trápalas' y 'Salvaje' también ha creado una baraja de 41 cartas de automotivación y misticismo. "Durante mi tiempo en la UVI, tuve diferentes sensaciones en las que entraba y salía de mi cuerpo. Ello me abrió un camino espiritualista y quise llevarlo al plano material con esta baraja", explica Josan Rodríguez justificando la razón de esta creación.
Por último, además de las charlas, en los colegios aragoneses realiza un dúo cómico llamado 'Dúo de Canela Fina'. En esta 'actuación' baila junto a su compañera Carmen Nogues Elena. "Yo no solo bailo con la silla de ruedas, me puedo poner de pie sin prótesis e incluso andar sin ellas", comenta entre risas. Empiezan bailando, se van las piernas, pero siguen bailando.