Francia ha saludado la recuperación completa de Jens Voigt, el decano del pelotón de la París-Niza, con 38 años. Un alemán reconocido por sus prestaciones y por su capacidad de lucha a lo largo de 14 temporadas. Hubo quien pensó que habíamos visto su última actuación el pasado 21 de julio, cuando le derrapó la rueda delantera en el descenso del Pequeño San Bernardo hacia Bourg-Saint-Maurice. Arrastró la cabeza por el asfalto, se la golpeó al final del trayecto sin control, de su cara sólo se veía la sangre. Su consciencia durmió durante unos minutos eternos.

Se trataba de esos acontecimientos que tiñen de horror las carreras, esos momentos en que uno piensa que lo verdaderamente peligroso del ciclismo es el mismo deporte. Que un tipo capaz de ir a 80 por hora bailando en las curvas sobre un cuadro de carbono ultraligero no puede tener miedo de nada: ni de jeringuillas venenosas ni de la muerte misma.

Afortunadamente, la medicina no ha aparcado en el deporte solamente para dopar a atletas. Jens Voigt, trasladado en helicóptero, curado en Grenoble y posteriormente en casa, 'resucitó' no sólo para una vida decente, sino para continuar ejerciendo una profesión de riesgo y seguir disfrutando de los buenos resultados.

Unos meses antes, en el Giro de Italia, Pedro Horrillo había sido protagonista de algo parecido, que en realidad fue mucho peor: estuvo clínicamente destrozado, con dudas de poder volver a caminar. Y aunque lo consiguió, la caída al vacío en otra montaña, Culmine di San Pietro, lo ha dejado incapaz  de competir como profesional. Al menos, así se ha visto él, que rechazó la oferta de su equipo, el Rabobank, para seguir en algún puesto del grupo deportivo. Por el contrario, disfrutaremos de su conversación y sus escritos, tan buenos -como poco- como sus quehaceres de la carretera.

El portento físico alemán ya estaba en danza de nuevo apenas dos meses después de sus múltiples lesiones. Corrió en Missouri y completó la temporada con actuaciones en el Piamonte, 'la Lombardía' y la Japan Cup. Curado para pasar el invierno vacacional cerca de sus cinco hijos, ya está a pleno rendimiento en el circuito profesional.

Este domingo, Voigt inició la París-Niza en un prólogo que ni pintado para corredores de su musculatura y tenacidad. Para gente del ciclocross, por el frío, el terreno irregular y, por si faltaba poco, el viento de cara. Le faltaron tres segundos para lucir un nuevo jersey amarillo. Que hoy viste otro superatleta 14 años menor: el holandés Lars Boom, 24 recién cumplidos, especialista en cross y a su joven edad todo un 'bruto' del pedal: campeón del mundo sub 23, campeón de Holanda en ruta y crono a los 22 años... En fin, un superdotado más que ya sabe lo que es ganar una etapa en una grande por etapas, la Vuelta a España.

Boom da 1,91 de estatura. Sólo dos centímetros por encima de Voigt, 21 más alto que Levi Leipheimer, tercero a seis segundos, y 15 más que Alberto Contador, cuarto con idéntico retraso.

El quinto clasificado merece un párrafo aparte, pues se trata de un novato con porvenir en los titulares. Con 20 años y poco más de un mes, el eslovaco Peter Sagan desabrochó una contrarreloj repleta de potencia. También es de los de alto gálibo (1,84) y con currículo 'off road': campeón mundial, europeo y eslovaco de Mountain Bike en 2008. Atentos a esta nueva promesa del Este.