Per� �la pr�xima ficha en el domin�?
He pensado en estos d�as en el famoso art�culo de Ortega Y Gasset de 1931 en el que el fil�sofo denunciaba ("�no es esto, no es esto!") la radicalizaci�n de la Rep�blica espa�ola.
Como mencion� al pasar en mi reciente columna en la versi�n impresa de El Mundo, un temor se ha apoderado de muchos peruanos. Creen que el Presidente Humala ha renunciado a su compromiso de respetar la democracia y el Estado de Derecho, y de ce�ir sus pol�ticas de inclusi�n social dentro del amplio corset del modelo econ�mico vigente.
Hasta la elecci�n ornitol�gica y fraudulenta de Nicol�s Maduro en Venezuela, la relaci�n entre Humala y los peruanos iba bien. Aunque se le reprochaba no hacer m�s reformas y no dar un impulso a numerosos proyectos de inversi�n atascados en la burocracia, se pensaba que estaba respetando su compromiso de la segunda vuelta electoral de 2011. Las encuestas reflejaban un apoyo transversal al mandatario en la sociedad, logro poco com�n.
Esta percepci�n cambi� cuando, con el pretexto de presidir temporalmente Unasur, un bloque regional dominado por aliados del chavismo, Humala invit� a Lima a los mandatarios correspondientes, incluido Maduro, para convalidar la farisaica elecci�n de este �ltimo. Luego viaj� a Caracas para acompa�arlo en su toma de posesi�n. Hab�a estado tambi�n en los funerales de Ch�vez, ocasi�n en que pidi� al mundo "seguir el ejemplo" del difunto.�
Viniendo de una persona que hab�a realizado un levantamiento militar contra el r�gimen de Alberto Fujimori en 2000 y de alguien que hab�a contado en su d�a con el apoyo de Ch�vez, la conducta de Humala implicaba dos cosas: incoherencia democr�tica y se�ales perturbadoras sobre el futuro de su gobierno. Hasta entonces los peruanos hab�an soportado varios viajes oficiales de Humala o gente cercana a �l a Cuba y Venezuela con resignaci�n. Esta vez, el activismo solidario con Caracas dispar� las alarmas.
�Prepara Humala el terreno para sumarse al club de populistas que llegaron al poder por la v�a electoral y mudaron de ropajes? Como el mandatario no ha querido descartar que su esposa sea candidata presidencial en 2016 (la ley no lo permite pero �cu�ndo fue eso un �bice para la larga estirpe de autoritarios latinoamericanos?), los temores apuntan a una posible v�a argentina para lograr la reelecci�n. La sociedad de ayudas mutuas que es Unasur facilitar�a la validaci�n regional.
Al volver Humala de Caracas, se supo que su gobierno quer�a comprar los activos de Repsol ?una refiner�a, algunos cientos de estaciones de servicio y una planta para envasar gas licuado de petr�leo? en el Per�. Ello violar�a su compromiso de no poner en pr�ctica el programa estatista de la primera vuelta electoral de 2011, que hab�a reemplazado por una "hoja de ruta" sosegadora en la segunda. La sospecha es que podr�a adoptar el libreto de los populistas antidemocr�ticos. Si el gobierno peruano se apodera de los activos de Repsol, pasar� a controlar la industria del refino de crudo, adem�s de buena parte de la distribuci�n de GLP, lo que le dar�a capacidad para vender combustibles a precios subvencionados. En todos los pa�ses donde reina el autoritarismo populista, esa fue una v�a para comprar apoyo popular. �Est� el gobierno peruano pensando en una operaci�n populista que facilite la reelecci�n ilegal por v�a de la Primera Dama?
La opacidad informativa y las contradicciones entre miembros del gobierno dieron aire de nocturnidad al asunto....hasta que el Ministro de Econom�a, de quien no se esperaba este zarpazo populista, confirm� el inter�s del gobierno, sugiriendo que se est� estudiando "t�cnicamente" la posible compra (las estatizaciones latinoamericanas suelen ser exquisitamente "t�cnicas"). Al d�a siguiente, apareci� un decreto reglamentando la ley que permite a Petroper�, empresa estatal, intervenir en todas las �reas de la industria de hidrocarburos. Un lote petrolero que hab�a estado en manos privadas pas� a control del Estado.
El p�nico se ha apoderado de muchos ciudadanos, igual que en la segunda vuelta electoral, cuando a quienes apoy�bamos a Humala nos quer�an convertir en hamburguesa. No ser�a honrado negar que Humala les ha dado esta vez muchas razones para el miedo. Aunque conf�o en que la fuerte reacci�n de muchos peruanos lo habr� asustado y en que las encuestas pronto le quiten el mareo, hay demasiadas ambig�edades en su discurso y ambivalencias en su actuaci�n como para sentirse seguros.
Por tanto, en lugar de hacer conjeturas (�ser� o no dictador, ser� o no su mujer candidata ilegal?), es m�s �til que los peruanos opongan resistencia al menor s�ntoma de populismo y autoritarismo para que la respuesta a esas preguntas no agarre a nadie dormido. Empezando por la estatizaci�n de la industria de los combustibles.
En el campo de la libertad, pecar por exceso es preferible a pecar por omisi�n.