Pol�tica por amor al arte
Nueve a�os recorriendo las calles de un pueblo de apenas 80 habitantes censados. Situado en la monta�a madrile�a, Horcajuelo de la Sierra mantiene a Luc�a Fern�ndez como alcaldesa desde que decidiera prejubilarse. "Ahora tiempo no me falta", re�a en su despacho del ayuntamiento donde apenas trabajan dos personas que, seg�n Fern�ndez, "hacen de todo". Aunque no vive all�, naci� y se cri� entre la decena de calles que conforman un municipio tallado en piedra y restaurado hasta adquirir un aire como de cuento. Cuando le recuerdas lo de alcaldesa y pensionista, Luc�a r�e y recuerda que por gobernar su pueblo no cobra ni un euro.
Su caso no es �nico ni mucho menos, aunque suene raro. Y es que m�s de la mitad de los alcaldes espa�oles seg�n la Federaci�n Espa�ola de Municipios y Provincias (FEMP) tampoco perciben remuneraci�n por gestionar su localidad. La mayor�a porque gestiona municipios de escasa poblaci�n. 4.883 de los 8.116 municipios espa�oles cuentan con menos de mil habitantes. Eso no es perceptivo de que las decisiones como el alumbrado, la pavimentaci�n, el saneamiento o incluso las subvenciones (algunas muy cuantiosas econ�micamente) sean gestionadas por 'pol�ticos por amor al arte'.
Con una foto del ex presidente Jose Mar�a Aznar en el despacho vigilando las decisiones diarias de Luc�a, surge la duda de si desea o hubiera deseado aspirar a m�s. "Mis ambiciones pol�ticas no son esas", dec�a entre risas mientras explicaba que a ella lo que le gustaba era el trato directo con el vecino. Algo que, a peque�a escala, puede resultar agotador porque en estos pueblos uno es alcalde 24 horas al d�a. "A mi no se me ocurre preguntar por cada decisi�n de la alcaldesa de Madrid", ejemplificaba sobre los interrogatorios a los que es sometida a menudo en el �nico bar del pueblo.

Unos interrogatorios que no se suelen llevar al pleno puesto que en Horcajuelo no hay partidos pol�ticos (aunque Luc�a presume de comulgar con los ideales populares, su partido de toda la vida) s�lo vecinos. Sin embargo, s� que hay familiares y eso es lo que m�s cuesta lidiar en todos los escalones pol�ticos. Luc�a ha tenido discusiones con allegados por no concederles privilegios pero, como se suele decir, "lo que no se puede hacer, no se puede hacer y adem�s es imposible". La honradez para ella es fundamental y lo lleva a rajatabla.
De ah� que no se explique la cantidad de esc�ndalos por pol�ticos que 'meten la mano'. "Somos m�s los que trabajamos por amor al arte, por amor al vecino que aquellos que piensan en llev�rselo porque est�n en pol�tica", expresa. Claro que lo dice alguien para quien la pol�tica real, la aut�ntica, es esta; la que uno hace como labor social, como labor a su localidad. Un principio que se va difuminando mientras se escala en esta actividad tan en entredicho a d�a de hoy que se sit�a como tercera preocupaci�n entre los espa�oles s�lo por detr�s del paro y la tan mecionada coyuntura econ�mica.
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