“La paz llegará cuando los árabes amen a sus hijos más de lo que nos odian a nosotros”. “Podemos perdonar a los árabes por matar a nuestros hijos. Pero nunca les vamos a perdonar el hacernos matar a los suyos”. 40 años después, estas dos frases de la primera ministra israelí, Golda Meir, podrían tener una versión actualizada y más frívola: “Podemos perdonar a los árabes por matar a nuestros hijos pero nunca les vamos a perdonar que nuestros hijos suban fotos a Facebook con sus detenidos esposados”.

Eden Abergil no era ni un proyecto cuando Golda Meir gobernaba en Israel. La decisión de la ex soldado de 21 años de fotografiarse ante presos palestinos con los ojos vendados y enseñarlo en Facebook es un síntoma de que algo pasa a la juventud que es reclutada en el Ejército israelí. “La historia de Eden no es sobre ella ni tan sólo sobre la reacción moral del Ejército de condenarla y degradarla como soldado reservista. Es la historia de una nación entera que entra ya en la quinta década controlando por la fuerza a otro pueblo. Mirad a Eden y nos veréis a todos nosotros”, escribe Uri Misgav en una columna a toda página en el diario de mayor tirada en Israel, Yediot Ajaronot.

Como si el destino quisiera advertir a la cúpula militar, al día siguiente del caso Abergil se conocía la detención de un teniente por robar varios ordenadores pertenecientes a la flotilla asaltada que pretendía llegar a Gaza. Este oficial aprovechó su permiso de acceso al puerto de Ashdod donde estaba atracado el barco turco Mavi Marmara para robar el material y luego venderlo. Un hecho “embarazoso” y “vergonzoso” en palabras de sus responsables.

Una semana después, los medios locales informaban del interrogatorio y detención de cuatro soldados de la unidad de infantería Najal, sospechosos de haberse hecho fotos a través de su móvil con un detenido esposado (apuntándole con el fusil) tras una redada cerca de Yenín.

(Dos soldados se tapan la cara en el juicio militar por fotografiarse con un palestino detenido)

Es cierto que muchos viven de la denuncia de todo lo que haga o deje de hacer Israel. Cualquier comentario de una idiota, sea soldado o ex soldado, en una red social es convertido rápidamente en la versión oficial del país. Es cierto que es la única cara de Israel que desean enseñar (es lo políticamente correcto). Pero también es cierto que estos tres casos seguidos han encendido la alarma en el Ejército y la preocupación en la opinión pública. Con razón. La sociedad israelí debe reflexionar más allá de la condena de estos tres episodios. Autorreflexión no por el evidente daño a la imagen del Ejército sino por los valores éticos que se suponen deben tener sus miembros. No por el chaparrón de críticas sino por el código de conducta del Ejército que es el termómetro y pegamento social de Israel desde su independencia en 1948.   

“No podemos decir que el supuesto robo del teniente es un caso aislado de clara falta de principios éticos. Los detenidos así como la chica de Facebook no entienden lo que el uniforme del Tsahal simboliza y representa. Sería un error mirar a otro lado y limitarnos a decir que son sólo algunas manzanas podridas. Debemos hacer una reflexión profunda”, nos comenta un oficial de la Marina rezando para que la Red no le dé un nuevo disgusto que se inicia en un pequeño medio israelí y acaba abriendo los informativos de la CNN.

En la época de Golda Meir, no existía Facebook pero tampoco reinaba la paz en esta zona. Rescatamos una frase suya ahora que se reanuda el diálogo directo entre israelíes y palestinos: "El hecho de ser abuela me da la certeza de que la paz llegará algún día a Oriente Medio: sé que también hay abuelas en Egipto, Jordania y Siria, que quieren que sus nietos vivan".