- CEO El PSC ganaría nuevamente en una repetición de las elecciones, según el 'CIS catalán'
- Ernest y Pasqual El escándalo de los carteles contra los hermanos Maragall por el alzhéimer agrava la crisis interna de ERC
La convulsión que Esquerra empezó a experimentar en la noche electoral del 12 de mayo no deja de crecer. A la crisis desatada en el seno de la dirección republicana por el batacazo en las urnas y al cronómetro en marcha para tomar la compleja decisión sobre facilitar la investidura del socialista Salvador Illa o forzar la repetición electoral, se le ha agregado en las dos últimas semanas el espinoso caso de guerra sucia interna de los carteles del alzhéimer contra Ernest Maragall, líder del partido en el Ayuntamiento de Barcelona hasta el pasado diciembre. La coincidencia en el tiempo de estos tres asuntos provoca que las consecuencias sean hoy impredecibles.
Pese a que ERC ha tratado de que el regreso desde Suiza de su secretaria general, Marta Rovira, el pasado viernes, dejara en un segundo plano la polémica sobre el ataque de bandera falsa contra quien fue candidato a la Alcaldía en las últimas elecciones municipales, el cierre en falso de este turbio episodio interfiere, por un lado, en la pretendida renovación de liderazgos en el congreso extraordinario convocado para el mes de noviembre y, a más corto plazo, en las negociaciones con el PSC para la presidencia de la Generalitat. Los republicanos han marcado como límite para alcanzar un acuerdo el cierre de julio antes de someterlo a la votación definitiva de los militantes.
«No permitiré que se me acuse de nada de lo que no soy responsable», advirtió anteayer el ex director de Comunicación de ERC Tolo Moya tras ser señalado por el partido y destituido como asesor en la Diputación de Barcelona. Su nombre fue el primero en aparecer en el caso Maragall cuando, hace dos semanas, el diario Ara reveló el origen dentro del propio partido de los carteles que aparecieron en algunos puntos de Barcelona en marzo de 2023, a dos meses de las elecciones municipales, con el lema «Fuera el alzhéimer de Barcelona» y una imagen de Maragall y su hermano Pasqual, el ex alcalde y ex presidente catalán que padece esa enfermedad.
Las llamas del fuego cruzado se avivaron este miércoles con la filtración de unos audios que revelan cómo la cúpula del departamento de Comunicación del partido intentó tapar el escándalo hace apenas cinco meses. Uno de los protagonistas de las conversaciones difundidas por Ara y la emisora Rac1 es Sergi Sabrià, que dimitió hace justo dos semanas como viceconsejero de Estrategia y Comunicación de la Generalitat en funciones, pese a asegurar que no tuvo nada que ver en la orquestación de la campaña difamatoria contra Maragall, un capítulo que no sería el único dentro de una estructura en la sombra encargada de actividades de este tipo. Los Mossos d'Esquadra identificaron como autores de los carteles a tres jóvenes de Igualada (Barcelona) y comprobaron que detrás del grupo había un militante del partido de la comarca de Anoia.
El propio Sabrià fue uno de los dos expedientados por falta leve tras la investigación interna que Esquerra concluyó hace siete días. El castigo para Moya, en cambio, sería mayor, al tener abierto un expediente disciplinario grave o muy grave [no se ha especificado], y el partido lo acusa ahora, además, de haber filtrado los audios con información confidencial. ERC ha anunciado que presentará una querella contra su ex director de Comunicación y el ex alto cargo también amenaza con defenderse «por la vía judicial».
Reunión Rovira-Moret
Este vodevilesco episodio discurre en paralelo a las negociaciones de los republicanos con el PSC para la investidura de Illa. Tras su llegada a Cataluña, Rovira se citó el lunes con Lluïsa Moret, la presidenta de la Diputación de Barcelona que lidera el equipo socialista en estas conversaciones. La carpeta de la financiación ocupa el primer lugar y en Esquerra presionan incluso con el léxico. Si hasta ahora era habitual que sus dirigentes se refiriesen a un nuevo sistema «singular» para Cataluña, desde el aterrizaje de su secretaria general la demanda que se expresa mayormente es la de un «concierto económico», es decir un modelo equiparable al de los territorios forales para que la Generalitat recaude y gestione todos los impuestos.
El consorcio tributario mixto que recoge el Estatut y propone desarrollar el PSOE para aumentar el autogobierno catalán no servirá para facilitar la llegada del PSC al Govern, advierten en ERC, a la vez que exigen que haya avances concretos en el cumplimiento de los compromisos entre ambos partidos que en noviembre permitieron la investidura de Pedro Sánchez, como la condonación de parte de la deuda del FLA (15.000 millones de euros) o el traspaso de la gestión del servicio ferroviario de Cercanías (Rodalies). Ayer, de hecho, el Gobierno y la Generalitat pactaron el inicio de la cesión de la infraestructura de la línea R1 en enero de 2025 y de la R2 y la R3 a finales de ese año.
Y no fue el único movimiento de este jueves. En un gesto simbólico, el vicepresidente segundo de la Mesa del Parlament, el socialista David Pérez, participó en la recepción institucional encabezada por el presidente de la Cámara, Josep Rull (Junts), a Rovira con motivo de su retorno a Cataluña tras más de seis años en Suiza. También estuvo presente Judit Alcalá, una de las dos secretarias que tiene el PSC en el órgano rector parlamentario.