Oriol Junqueras ha recuperado la presidencia de ERC al vencer a Xavier Godàs por un 52% de los votos. El candidato rovirista ha obtenido un 42% de apoyos, diez puntos menos, en unas primarias con una participación masiva, del 81% de la militancia.
El partido queda totalmente dividido, pero Junqueras consuma la venganza que lleva urdiendo desde que el pasado 10 de junio se viera forzado a dimitir como presidente de ERC presionado por la que había sido su mano derecha en el partido los últimos 13 años, Marta Rovira. La ya ex secretaria general de la formación independentista -hoy abandona su cargo y continuará viviendo en Ginebra, donde se fugó tras el 1-O- conminó a Junqueras a propiciar una «transición tranquila» al frente del partido en la ejecutiva inmediatamente posterior a las elecciones catalanas del pasado 12 de mayo, en las que ERC perdió la presidencia de la Generalitat, al dejarse 200.000 votos y 13 diputados.
Tras lograr la dimisión del presidente del partido, Rovira tomó las riendas y pactó con los socialistas la investidura de Salvador Illa a cambio de una «financiación singular» para Cataluña, similar al concierto económico. Una vez amarrado este logro, auspició al desconocido Godàs como la alternativa a Junqueras y logró que la mayoría de cargos institucionales del partido lo respaldasen: lo hizo el ex president Pere Aragonès y la mayor parte de sus ex consejeros en el Govern, lo hizo el actual presidente del partido en el Parlament y cerebro del 1-O, Oriol Jové, y también la vieja de ERC, encabezada por el antecesor de Junqueras en la presidencia de la formación, Joan Puigcercós.
Mientras tanto, Junqueras emprendió un tour por todo el territorio catalán y se hizo con una robusta red de apoyos en el ámbito municipal, que han acabado por devolverle el mando del partido sólo medio año después de haberlo abandonado.
Estos seis meses se han caracterizado por una descarnada guerra fratricida entre los dos bloques que en los que se seguirá dividiendo ERC después de estas primarias. Junqueras no ha tenido objeción en señalar a Godàs y los roviristas como responsables de la bautizada como «estructura B» del partido, un grupo directivo que habría dirigido la formación de espaldas a su renovado presidente mientras éste permanecía en prisión por haber organizado el referéndum ilegal de 2017. A esa estructura paralela se le atribuyeron cuestionadas campañas como la dirigida contra los hermanos Maragall; actos de falsa bandera que sólo se han cobrado la cabeza del ex viceconsejero de Aragonès, Sergi Sabrià. Ahora, Junqueras promete activar una «comisión de la verdad» para llegar hasta el final de esta turbia trama interna que ha descompuesto internamente al partido que gobernaba la Generalitat hace menos de un año.
Aviso a Sánchez
También se propone cambiar Junqueras la relación con el PSOE y el PSC. El reelegido presidente de ERC ya ha avisado a Pedro Sánchez de que no negociará los Presupuestos Generales del Estado si antes no ejecuta la condonación de los 15.000 millones de euros prestados a Cataluña a través del FLA y no ofrece señales claras de que va a cumplir con el diseño de esa «financiación singular» para Cataluña.
Durante estos meses, Junqueras no ha querido desvelar qué voto en la consulta sobre la investidura de Illa, pero ha subrayado que era fácilmente deducible a tenor de las palabras que pronunció el día de la votación estival, cuando afirmó que existían «muchos motivos para votar en contra» del acuerdo que acababa de cerrar Rovira y que ahora él exigirá cumplir a raja tabla bajo amenaza de romper tanto con el presidente del Gobierno como con el de la Generalitat.
"Es imposible que el PSOE pretenda llegar a nuevos acuerdos sin cumplir los existentes. No volverá a pasar. Ésta es una nueva ERC", ha advertido Junqueras tanto a Sánchez como a Illa.