Como director del Centro del Clima de China para el Instituto de Políticas Asiáticas (ASPI), un think tank fundado en 1956, a Li Shuo (Beijing, 1987) es al que le toca lidiar con sus compatriotas en cada Cumbre del Clima. Tras estudiar las relaciones chino-estadounidenses en el Hopkins Nanjing Center, y con una década de experiencia en negociaciones medioambientales en Naciones Unidas, reconoce que en lo referente al cambio climático, Donald Trump le preocupa en estos momentos mucho más que Xi Jinping.
- Pues en Occidente siempre se ha visto a China como el chico malo del cambio climático. ¿Ya no lo es?
- Es una pregunta complicada. Hay razones legítimas para que otros países del mundo desarrollado se preocupen. Su ritmo lento, su excesiva dependencia, por ejemplo, del carbón, pero, al mismo tiempo, China va muy rápido en el desarrollo de tecnologías verdes: eólica, solar, vehículos eléctricos, almacenamiento de energía. Creo que ese aspecto no se está prestando atención a la acción climática de China en el discurso occidental. Hace falta una comprensión más matizada. China está liderando el mundo en algunas de las soluciones más innovadoras y bajas en carbono, pero es verdad que al mismo tiempo todavía está profundamente condicionada por los combustibles fósiles, y en particular por el carbón.
- Al margen de las autoridades, ¿es sensible la población china al cambio climático?
- China no es inmune a los impactos climáticos y, en particular, si hablamos de fenómenos meteorológicos severos. De hecho, en los últimos dos años, hemos visto inundaciones, sequías. China no es un caso atípico. Ha sufrido las consecuencias del cambio climático y eso ha aumentado la concienciación tanto política como pública. Estos impactos se convertirán, en el medio y largo plazo, en un fuerte impulsor de la acción climática del país, y eso le ayudará a darse cuenta de que llevar a cabo acciones climáticas va en favor de sus propios intereses.
- ¿Cree que el Gobierno chino es más sensible al cambio climático de lo que será la administración Trump en EEUU?
- La mayor fortaleza de la política climática de China frente a la política climática de Estados Unidos es su capacidad y coherencia. En China, como sabes, no ciclos políticos que surjan y caigan cada cuatro años. No hay un cambio tan importante como ir de la izquierda a la derecha, y eso le da a China cierta ventaja para mantener el rumbo de todas sus acciones. Ya hemos visto en la última década que esta consistencia produce resultados tangibles, como en el auge de las energías renovables y de la tecnología verde, que surgen, en gran medida, respaldados por tener políticas consistentes, predecibles y a largo plazo.
- Estados Unidos y China son responsables de alrededor del 40% de las emisiones anuales de gases de efecto invernadero a nivel mundial, pero sus líderes ni siquiera van a las Cumbres del Clima, donde se cierran acuerdos insuficientes que ni siquiera se cumplen, y cada vez hay más voces clamando contra su inutilidad. ¿Han muerto las cumbres del clima? ¿Habría que cambiar el modelo?
- Es muy fácil echarle la culpa a los representantes climáticos de la ONU. Hay que darse cuenta de que las cumbres son un espejo para reflejar el estado de la acción climática global. Si nos creemos que las negociaciones de la COP ampliarán la ambición climática de los países mucho más allá de lo que están haciendo a nivel nacional en su propia casa sería esperar demasiado. No creo que el problema sean las COP, sino la falta de impulso político interno para una acción climática sostenible a largo plazo. Y esa es también la razón por la que deberíamos empezar a prestar más atención a las situaciones políticas y económicas internas. Cuando miro alrededor del mundo, creo que en los próximos años la comunidad global experimentará una situación sin precedentes en la acción climática. Si nos fijamos en Europa, Estados Unidos y otras partes del mundo ha habido un giro a la derecha. Muchos países son cada vez más reacios a acelerar las políticas climáticas, y pagaremos las consecuencias.
- ¿Hasta que punto está haciendo daño al cambio climático la competencia comercial China-EEUU por el coche eléctrico o los paneles solares?
- Esta pregunta es muy importante. El aumento de los aranceles sobre los productos ecológicos, y otras medidas restrictivas del comercio y la inversión van a desacelerar la descarbonización. Una política de puertas cerradas por parte de la futura administración Trump es la mayor amenaza a la política climática global. Muchos países querrían ceder o beneficiarse de la economía verde pero no tienen la ventaja competitiva para producirla ellos mismos. Por ejemplo, paneles solares o turbinas eólicas de bajo coste y alta calidad. Y este es un enigma al que nos enfrentamos. Si no encontramos un equilibrio entre los beneficios económicos de la transición verde y la descarbonización terminaremos no logrando los objetivos climáticos del Acuerdo de París.
- Sin embargo, China parece haber ganado la carrera del coche eléctrico. ¿Hasta qué punto controla todo el proceso?
- Muchos países occidentales deberían analizar con mucho cuidado su competencia con China en el sector verde. Creo que las preguntas que debe hacerse cada país es, en qué áreas podría competir y si tiene sentido ganar. Cuando se trata de paneles solares los países occidentales deberían olvidarse de entrar en esta carrera, porque China tiene una ventaja irreversible. Entonces, creo que se necesitaría una estrategia más pragmática, y analizar con mucho cuidado en qué tecnologías verdes Europa o Estados Unidos deberían competir con China. Los vehículos eléctricos es el sector más complicado, y creo que hay razones para que los países occidentales no quieran perder este sector por completo frente a China pero, cuando se trata de energía solar, el resto del mundo simplemente debería beneficiarse de las tecnologías líderes de China, y de su capacidad para producir paneles solares de alta eficiencia y a bajo coste.
- ¿Qué pasará con las políticas climáticas en 2025 desde una perspectiva geopolítica, con China y Trump en el horizonte?
- Diría que el 2025 se caracterizará por muchas turbulencias e incertidumbres, y las condiciones geopolíticas sobre el cambio climático se deteriorarán aún más. Y esto inyectará mucha presión a la baja sobre la acción climática global. No creo que aún hayamos visto el fondo del impulso climático global. Los próximos años serán una fase particularmente desafiante. ¿Qué hará el mundo y dónde puede encontrar soluciones a largo plazo? Esas son preguntas críticas y no tenemos mucho tiempo que perder. No tenemos otros cuatro años para retrasar la acción climática. Es un desafío global urgente. Los próximos años definirán si podemos sostener el límite de los 1,5 grados de aumentos de las temperaturas del Acuerdo de París.