- Prevención del suicidio Todos los reportajes de la serie Once Vidas
- Iniciativas en el mes de la prevención Campañas para 'conectarse a la vida', retos, carreras, la 'marcha amarilla', jornadas de sensibilización y formación...
Pensar en el suicidio es el destino final al que llega una persona que, por múltiples factores, se siente atrapada por un profundo sufrimiento, sin esperanza y desconectada emocionalmente del mundo que le rodea. Los profesionales del ámbito sanitario y de emergencias están cada día en primera línea para la detección e intervención en crisis y constituyen una red de prevención crucial, pero prevenir el dolor, detectarlo desde sus inicios para evitar esa escalada, reforzar los factores de protección, mitigar los de riesgo y crear vínculos que den razones de vida es una labor que requiere de la implicación de toda la sociedad.
En el Día Internacional para la Prevención del Suicidio queremos "cambiar la narrativa" como pide la IASP, la asociación que impulsa esta jornada de concienciación a nivel social, y darle voz a otros profesionales y ciudadanos comprometidos socialmente que han logrado que la soledad de los ancianos pese mucho menos, que ofrecen a los presos una ventana de libertad a través de la cultura, que han aprendido a escuchar sin juicios a quien sufre, que tienen la mirada atenta para actuar frente a la violencia, la exclusión y la pobreza, y que saben que los cuidados mutuos son la mejor ayuda ante la vulnerabilidad, esa de la que nadie está exenta.
"Debemos pararnos a reflexionar si estamos creando a nuestro alrededor espacios de escucha reales"
Juan Sobrino
Dirige desde 2006 de la Biblioteca Municipal de Soto del Real (Madrid), una biblioteca pequeña pero muy activa que se caracteriza por llevar a cabo numerosos proyectos de animación a la lectura de carácter social con colectivos vulnerables.
- ¿Qué puede hacer un bibliotecario para reducir el dolor de una persona vulnerable y ofrecer esperanza?
- Las bibliotecas están en primera línea con la ciudadanía y realizan una labor de cercanía y proximidad con los usuarios que, en muchos casos, se convierten en cocreadores de los servicios bibliotecarios. Las bibliotecas públicas tejen comunidad a través de múltiples actividades de animación a la lectura que realizan con colectivos muy diversos, y ese tejido formado por el hilo de los libros nos cubre y protege a todos. En nuestro caso realizamos proyectos basados en la lectura compartida que pretenden arropar y luchar contra la soledad no deseada como: Biblioterapia para mayores, Cuentos por teléfono, Te leo para que me cuentes, Libros que saltan muros, Cuentos que hilan vidas o Leyendo con mi mejor amigo, entre otros.
- ¿Qué podemos hacer cada uno de nosotros para ayudar a combatir el sufrimiento en nuestro entorno?
- Yo creo que lo primero que debemos hacer cada uno de nosotros es pararnos a reflexionar si estamos creando a nuestro alrededor espacios de escucha reales, sin juicios y sin miedo al dolor ajeno, si estamos dando la oportunidad de expresar el malestar, sea de la intensidad que sea, y si somos capaces de aceptarlo. Si no lo somos, aprender a hacerlo. También creo indispensable hacer sentir a los demás que nos importan de forma incondicional y les apoyaremos de la misma manera. Decía el escritor James Baldwin que "el sufrimiento tiene el número de teléfono de todos" y nunca sabemos en qué momento de la vida nos va a llamar. El dolor es inherente al ser humano pero me gusta pensar que la escucha activa, la empatía, ponerse en la piel de los demás o la educación en valores son herramientas que pueden ayudar a paliar el sufrimiento en la sociedad.
"La comunicación es nuestra mejor arma para demostrar a alguien que nos importa"
Sonsoles
- ¿Qué puede hacer un joven por reducir el dolor de otra persona y ofrecer esperanza?
- Creo que lo más importante es hacerle saber a esa persona que no está sola. Con esto no me refiero solo a salir todas las tardes o estar todo el día hablando por teléfono, simplemente algo que puede ayudar muchísimo es escuchar. Permite a esa persona desahogarse, sacar todo aquello que le preocupe y recibir consejos de otra persona, por lo que puede ser una gran forma de transmitir esperanza y apoyo. Otra opción es hablar con gente de confianza como nuestros padres o profesores, los cuales nos pueden ayudar a decidir qué pasos tomar si tenemos dudas de cómo ayudar a nuestro amigo.
También en caso de no saber con quién hablar existen asociaciones o entidades con teléfonos a los que poder llamar de forma gratuita y así poder recibir ayuda de profesionales. Podemos buscar información sobre la salud mental en internet o libros (siempre y cuando sean fuentes fiables y seguras) para así intentar entender más a esa persona, pero hay que entender que existen un montón de problemas diferentes y cada persona es diferente, por lo que lo mejor va a ser poder comunicarnos con esa persona para saber adaptarnos perfectamente y así poder ayudar mejor.
Ante todo esto también hay que destacar que no somos expertos, la situación se nos puede ir de las manos y lo mejor es contactar con psicólogos o psiquiatras. No tenemos por qué tenerles miedo, ya que van a buscar lo mejor para nosotros. El buscar ayuda no es de cobardes, es todo lo contrario, ya que nos damos cuenta de que la situación nos sobrepasa y llega un momento en el que no podemos hacer más solos. En resumen, lo mejor que podemos hacer para ayudar a una persona es el acompañarla durante todo el proceso y tener paciencia, la comunicación es nuestra mejor arma para demostrar a alguien que nos importa y que no están solos. El dolor es necesario para sanar y tenemos que sentirlo para poder entendernos y realizar todo el proceso. - ¿Qué podemos hacer cada uno en nuestro entorno más cercano?
- Los jóvenes vivimos en una sociedad en donde todos aparentamos tener vidas perfectas, cuerpos que cumplen cánones prácticamente imposibles y que no tenemos ningún problema, pero eso es solo una máscara que mostramos a los demás, a lo que también hay que sumarle todas las exigencias que hay sobre nosotros con los estudios, deportes, etc. Lo que causa que sintamos que no hay tiempo para abrirnos y ser nosotros mismos por el miedo a decepcionar o el qué dirán. Lo más importante es crear espacios seguros en donde cada uno nos sintamos libres de poder expresar todo aquello que sentimos y poder ser nosotros mismos sin miedo alguno en lugares cercanos (como por ejemplo la escuela, grupo de amigos o nuestro equipo de fútbol) y también aprender a escuchar, ser empáticos y a no juzgar, a lo que hay que sumar que otra cosa crucial es que nos conozcamos a nosotros mismos y poco a poco trabajamos en expresar lo que sentimos porque tampoco es algo fácil.
También creo que es muy importante aprovechar el que cada vez se hable más de la salud mental para seguir rompiendo tabúes y normalizar el pedir ayuda a profesionales. Dejemos las diferencias de lado y unámonos con las personas de nuestro entorno para visibilizar y reivindicar la importancia de la salud mental mediante por ejemplo charlas con nuestros amigos, formaciones o asociaciones. Por otro lado, creo que es importante que nuestro entorno tenga en cuenta que los problemas de salud mental pueden suceder a cualquier edad. Hay muchísimos menores que pasan por estos problemas y no podemos tratar igual a un adulto que a un niño, por lo que hay que adaptar todo el proceso de sanar a nuestra edad y en eso un gran apoyo pueden ser nuestras familias y amigos. Los niños y niñas también necesitan ayuda en la salud mental. La salud mental es algo igual de importante que la física y no podemos dejar a nadie atrás independiente de su género, poder económico, lugar de residencia, país...
Los problemas de salud mental se están llevando muchas vidas cada vez más jóvenes y todos tenemos derecho a estar bien. Me gustaría terminar diciendo a todos aquellos chicos y chicas que lo estéis pasando mal que no estáis solos, yo como joven sé que es muy complicado a veces encontrar salidas, pero si hay algo que yo he aprendido es que el dolor es algo importante para sanar y el solo luchar es demostrar que somos valientes, además es un proceso largo que no tenemos que pasar solos, estoy segura de que aunque no nos demos cuenta hay personas dispuestas a acompañarnos en todo ese proceso y pedir ayuda no está mal y no os tiene que dar vergüenza, todos la vamos a necesitar en algún momento de nuestra vida y no tiene nada de malo el apoyarse en alguien más.
"Nuestro ejemplo como padres es saber gestionar nuestras propias emociones"
Mónica Hernández Figueras.
Cuando tenía 13 años, vivió una experiencia que marcó profundamente su vida, la muerte de su tío de 25 años por suicidio:
"Mi tío era una persona que siempre mostraba una sonrisa y parecía estar bien. Sin embargo, detrás de esa fachada se ocultaba un gran dolor interno. Intentó suicidarse tres veces y, lamentablemente, en la tercera ocasión lo logró. Fue devastador descubrir que, a pesar de sus esfuerzos por aparentar normalidad, estaba sufriendo intensamente. Su muerte reveló lo que había estado gritando en silencio: una desesperada necesidad de ayuda que nunca logró expresar abiertamente.
Esta experiencia me enseñó la importancia de prestar atención a las señales no verbales y ser sensibles a las luchas internas de las personas. A menudo, aquellas que parecen estar bien pueden estar lidiando con un sufrimiento profundo. Por eso, decidí dedicarme a ayudar a los demás, escuchándoles con empatía y sin juzgar. Quiero ser ese apoyo que mi tío no tuvo, llegar a aquellos/as que, como él, esconden su dolor tras una sonrisa. Saber escucharles y ofrecerles un espacio seguro para expresarse y que mi compromiso con esta causa pueda ayudar a prevenir tragedias similares en el futuro y ser un ejemplo a seguir para aquellas personas que estén dispuestas a ayudar a los demás".
- ¿Cómo puede ayudar una dinamizadora comunitaria a reducir el dolor?
- Como dinamizadora comunitaria ayudo a proporcionar esperanza mediante la creación de espacios de encuentro. Y esto destacaría sobre todo cuando organizamos actividades comunitarias, talleres y grupos de apoyo que facilitan la interacción entre las personas, promoviendo así una red de solidaridad , comprensión mutua, sentido de pertenencia y alivio emocional, ya que compartir experiencias con otras personas que están pasando por situaciones similares puede reducir la carga del dolor y la soledad.
Además, a través de la dinamización conectamos a las personas con servicios de apoyo profesional ( entidades y técnicos y técnicas), cultivando un ambiente inclusivo y empático, que fomenta la motivación, les ayuda a ver que no están solos y solas en sus luchas y que hay caminos hacia la recuperación y el bienestar. La escucha activa y comprensiva de una dinamizadora puede ser una fuente de consuelo y fortaleza para la comunidad. - ¿Cómo podemos acompañar a nuestros hijos para ayudarles a afrontar el malestar emocional?
- Una de las claves más significativas es saber escucharles, la escucha activa sin juzgarles y validando sus sentimientos es fundamental para que se sientan comprendidos/as y apoyado/as. También es importante crear un entorno donde sientan seguridad para expresar sus emociones pues les ayudará a desarrollar una mayor inteligencia emocional y a aprender a manejar sus sentimientos de manera saludable.
Además, enseñarles habilidades de afrontamiento, como la respiración profunda, el ejercicio físico y el uso de técnicas de relajación. También es esencial mantener una comunicación abierta y honesta, ajustando estás conversaciones a su nivel de comprensión.
Fomentar actividades que promuevan el bienestar emocional a través de la música, el arte, el juego o alguna actividad, puede ser muy beneficioso. Desde mi experiencia el hecho de mostrar a mi hijo que es normal sentirse mal a veces y que está bien pedir ayuda cuando la necesita ha reforzado su resiliencia. Nuestro ejemplo como padres es saber gestionar nuestras propias emociones y situaciones difíciles pues esto será un modelo poderoso para nuestros hijos e hijas y les ayudará a enfrentar el malestar con fortaleza y serenidad.
"Debemos potenciar historias que hagan sentir a las personas que importan"
Gabriel González Ortiz.
Licenciado en Periodismo, trabajo en Diario de Navarra desde hace hace veinticinco años. Especializado en información judicial y de sucesos. También es profesor de Periodismo en la Universidad de Navarra (desde 2008) y del Posgrado de Experto en Prevención del Suicidio de la Universidad del País Vasco (desde 2020). Desde 2014, forma parte de la Comisión para la Prevención del Suicidio del Gobierno de Navarra (Napresui). Es autor del libro 'Hablemos del suicidio. Pautas y reflexiones para abordar este tema en los medios' (Eunsa, 2018).
- ¿Qué puede hacer un periodista para reducir el dolor de una persona vulnerable y ofrecer esperanza?
- Ponernos en su lugar. Hace año y medio ocurrieron las terribles tragedias de suicidios de menores en Sallent y Oviedo. Después de la primera, los padres denunciaron el dolor que les habían generado noticias "poco veraces, infundadas e incluso contradictorias", mientras que tras la segunda los progenitores agradecieron "la veracidad, el rigor y el respeto" de la mayoría de informaciones. Tenemos muchas formas de acercarnos al dolor, y no todas son legítimas. Debemos tener muy presente el impacto de nuestras publicaciones en las personas protagonistas y en sus colectivos. Debemos intentar no agrandar su dolor. En cuanto a la esperanza, la podemos ofrecer dándoles altavoz, a ellas y a sus problemáticas, ejerciendo un periodismo riguroso y responsable que huya de tremendismos y sensacionalismos; un periodismo combativo que denuncie las deficiencias del sistema; un periodismo empático que les reconforte; un periodismo estimulante con historias de superación... Si un buen periódico es una nación hablándose a sí misma, como decía Arthur Miller, debemos potenciar historias que hagan sentir a estas personas que importan, que no están solas.
- ¿Qué podemos hacer para ayudar a combatir el sufrimiento en nuestro entorno?
- Dependerá de las habilidades de cada persona. Pero hay algo que todas tenemos: la escucha. Una escucha activa, que no interrumpa, que no juzgue ni censure, que no mire el reloj, que no ofrezca consejos tópicos... El hablar y sentirse escuchado tiene un gran efecto terapéutico, porque ayuda a reducir el malestar y la carga emocional que aprieta por dentro. También genera una conexión humana y un acompañamiento que, a buen seguro, aliviará el sufrimiento, aunque sea durante unos momentos. Sin embargo, una escucha sincera requiere de dos bienes muy escasos como son el tiempo y la atención. Es complicado, pero necesitamos tener el radar emocional encendido para detectar esa necesidad a nuestro alrededor, pues muchas veces hay que tomar la iniciativa para generar ese ambiente que propicie la conversación, que haga aflorar un sufrimiento que por lo general bombea subterráneo. Y las prisas, nuestras propias preocupaciones y el cansancio que nos atropellan a diario no lo ponen fácil. Después, hay que escuchar con una atención mucho más profunda y empática de la que ponemos cuando pasamos el dedo por una pantalla, y aparcar nuestro 'yo'. Pero creo que todas las personas conocemos la teoría y tenemos una buena lista de consejos a mano para los demás. Lo que nos falta, a todos y todas, es hacer autocrítica y aplicarlos con constancia.
"En prisión he estado muchos días hablando con compañeros de patio que pensaban en quitarse la vida"
'Karni'
- ¿Cómo puede una persona en prisión aliviar el dolor de otros?
- Durante mis años en prisión he estado muchos días hablando con compañeros de patio cuyo único objetivo era drogarse a diario o incluso veían el suicidio como algo normalizado y solo querían quitarse la vida. Se sentían desplazados por su propia familia y no encontraban ayuda profesional. He intentado acercarme a ellos y los he hecho partícipes de mi historia en prisión y las herramientas que utilizaba yo como el deporte o la lectura para poder tranquilizar a ese 'demonio' que todos tenemos dentro. Muchos de ellos utilizaron esa terapia.
"El voluntariado sirve de puente entre los excluidos y el resto de los ciudadanos"
Carmen Arnanz Villalta.
Comenzó en Solidarios para el Desarrollo en el año 2009 en el programa de Personas sin hogar (ruta de calle) a los dos años aproximadamente quiso conocer de cerca el programa de Prisiones y comenzó el voluntariado acudiendo con un grupo de voluntarios a C.P. Soto del Real (Aula de Cultura) y sigue en la actualidad. También realiza salidas culturales y de ocio con Cis (Centro de Inserción Social) Navalcarnero Tercer grado penitenciario dos veces al mes.
- ¿Qué hace un voluntario de Solidarios para reducir el dolor de una persona vulnerable y ofrecer esperanza?
- En el voluntariado de Solidarios tenemos un rol que no mucha gente posee: elegimos nuestro tiempo para estar con los demás y nos preparamos de la mejor manera posible (nos formamos) para estar con los demás. No son pobrecitos que nos necesitan y nos piden ayuda. Les llegamos desde un punto de igual a igual (no somos profesionales, ni familiares: somos voluntariado) y en definitiva les validamos (no les juzgamos: partimos de la dignidad máxima de cada persona) y acogemos en lo que nos cuenten. Siempre partiendo de ellos y haciéndoles protagonistas. Eso les motiva para vernos semanalmente, crear un vínculo con esa persona, minimizar su dolor e intentar que tengan las herramientas para salir adelante.
- ¿Qué podemos hacer cada uno de nosotros en nuestro entorno?
- Pertenezco a una entidad que emplea el voluntariado como herramienta para promover un cambio de un modelo social que genera exclusión a otro que genere inclusión, y en ese sentido el voluntariado es un ejercicio de responsabilidad ciudadana, por ello el voluntariado sirve de puente entre los excluidos y el resto de los ciudadanos. La herramienta del voluntario para conseguir su objetivo es la creación de espacios donde encontrarse con las personas en situación de exclusión desde la igualdad y si juzgamos al otro constantemente, no le escuchamos y lo que nos dice es según "nuestras gafas" para el otro que está en situación de exclusión social y es vulnerable, "es un palo en su rueda" porque no encuentra motivos para salir adelante y sí seguir en una narrativa de crisis.
"Intento ser su apoyo, su escucha, su guía, alguien en quién confiar"
Ciro R. Niebla
Imparte en Tenerife clases de Lengua Castellana y Literatura. Él nos relata su propia historia: "Viví de cerca el suicidio en el entorno familiar cuando era niño. Las consecuencias de aquello marcaron mi vida, hubo momentos muy tristes y mucho dolor en silencio. Las sesiones de terapia y de autoconocimiento se han sucedido, para mí, a lo largo de los años, como una herramienta más en mi vida, como comer o hacer deporte. Ahora, con todo lo aprendido, ayudo con mi experiencia a otros seres humanos, principalmente a mis alumnos en el aula, siendo su maestro y su apoyo cuando no lo han tenido por múltiples razones. Es imposible enseñar Literatura con el corazón roto. Primero prefiero ilusionar por vivir a un ser que no encuentra la salida, luego llegarán los contenidos académicos, con más ilusión y con más ganas aún si cabe.
- ¿Cómo puede ayudar un docente a reducir el dolor de sus alumnos?
En primer lugar, con una mirada cálida y unas palabras amables, sabiendo escuchar, dejando que el otro pueda ser, que exprese sus temores y sus dificultades, aquello que no le deja vivir, ni compartir tiempo ni vida con otras personas. Siempre que me fijo en el dolor de otro ser humano, veo la herida de la falta de apoyo en el pasado (el dolor es algo sostenido en el tiempo) que conllevó una falta de confianza y una herida en su autoestima. En ese caso intento ser su apoyo, su escucha, su guía, alguien en quién confiar, para darles la confianza que les falta, y que, por tanto, ellos sean ese foco de autoapoyo con posterioridad el futuro. La confianza que irán adquiriendo será la gasolina que les hará vivir y confiar de nuevo en la vida, ser y existir (por ejemplo), creerse con derecho a la vida, como los demás, aunque los pasos y los objetivos, al principio, sean pequeños.- ¿Cómo podemos ayudar a nuestro entorno más cercano?
Se puede ayudar no frivolizando el dolor ni el sufrimiento humano, como si este no tuviera un origen o sucediera por arte de magia. Todos somos proclives a vivir momentos duros en la vida que pueden hacernos tambalear y dudar de nuestras creencias más firmes. No existe un dolor heredado, ni nadie nace triste, ni es fruto de esta dicotomía
contemporánea, erróneamente maniquea: "exitoso" o "fracasado". El suicidio es el resultado de un dolor sin respuesta o de una respuesta tardía, es la consecuencia del sufrimiento extremo, de la falta de escucha y de la soledad sin ningún apoyo que dé sentido a la propia vida, en la que la relación con los demás ha perdido su sentido. Podemos contribuir siendo vulnerables, expresando lo que sentimos en el trabajo, con nuestros seres queridos, incluso en las redes sociales, ser humano consiste también en hacerse pequeño para ser, tal vez, grande (algún día). Creo que, visibilizando el dolor del otro y el propio, contribuimos a sentirnos menos solos y a saber, que siempre hay una
salida.
"Es esencial contar con profesionales de lo social que intervengan con las personas que lo necesiten y sus familias"
Emiliana Vicente González
Tiene una larga trayectoria profesional de casi cuatro décadas en la gestión del Sistema Público de Servicios Sociales, iniciando su trayectoria profesional en los Servicios Sociales Rurales en el PRAS de la serranía conquense. Ha trabajado como trabajadora social en los ayuntamientos de Fuenlabrada y Alcorcón, realizando, además de diferentes responsabilidades, la de Directora General de Servicios Sociales y Cooperación.
- ¿Qué puede hacer un/a trabajador/a social para reducir el dolor de una persona vulnerable y ofrecer esperanza?
- El trabajo social tiene un importante papel en la intervención y prevención del suicidio. En el año 2021, la Organización Mundial de la Salud señalaba que el suicidio sigue siendo una de las principales causas de muerte en todo el mundo. Se evidencia que entre las amenazas estructurales se encuentran las graves desigualdades sociales y económicas, las emergencias de salud pública, las guerras y las crisis climáticas, así como la soledad y la desmotivación. El papel de las trabajadoras sociales en la prevención del suicidio es esencial. Como evidencia la OMS y múltiples estudios, el suicidio está íntimamente atravesado por variables socioeconómicas, de salud, con situaciones de soledad, situaciones relacionales y de convivencia, etc. Las trabajadoras sociales abordan estas situaciones a nivel individual, familiar y comunitario, y tienen una comprensión.
Es nuestro compromiso para la prevención del suicidio, demandar y aplicar medidas concretas a fin de mejorar los entornos para la vida en general y para la salud mental en particular, propiciando cuidados, estableciendo ayudas, programas de aprendizaje social y emocional, combatiendo la violencia y el acoso, cambiando actitudes y fortaleciendo los derechos en la atención de los Sistemas Públicos. De igual modo, es esencial en el trabajo social generar redes de apoyo comunitarias de acompañamiento que abarquen un amplio espectro de atención y apoyos más allá del sector de la salud, diversificando y ampliando así las opciones de atención y su abordaje. Porque sabemos bien que el código postal, en muchas ocasiones, es más determinante que el código genético. - ¿Qué podemos hacer cada uno de nosotros en nuestro entorno más cercano?
- Por básico que parezca cuando una persona manifieste o simplemente observemos un comportamiento que pueda llevarnos a pensar que está ante un escenario de sufrimiento interior, es pertinente poner atención y considerar su dolor mediante la escucha e indicando que se acuda a profesionales. Las relaciones sociales sanas y equitativas, las redes comunitarias y las redes de apoyo son aspectos muy importantes en la prevención del suicidio.
Estas redes de apoyo y estas relaciones que ayudan a sostener y a acompañar situaciones de vulnerabilidad y de sufrimiento, deben crear espacios seguros, de escucha, validación y acompañamiento que permitan a la persona poder expresar sus preocupaciones, sus inquietudes y su malestar. Aparte de estas redes de apoyo, que son informales y que son esenciales para acompañar en las situaciones de vulnerabilidad, es esencial contar con profesionales de lo social y de la salud que intervengan con las personas que lo necesiten y sus familias.
"La magia de la escucha es muy transformadora"
Estíbaliz Sáenz de Urturi
Es Ingeniera Técnico Agrícola y trabajó realizando estudios agrarios y trabajos de campo hasta que nació su primera hija. Luego, aprendió a tejer en telares manuales de bajo lizo y montó un estudio de artesanía textil hasta después de la pandemia, compaginándolo con la crianza de sus dos hijas. En el 2022, terminó el grado medio de Técnico en Cuidados Auxiliares de Enfermería (TCAE) y en la actualidad está trabajando en el paritorio del Hospital San Pedro de Logroño. Siempre le ha preocupado el tema social trabajando como voluntaria en distintas asociaciones como Asociación Juvenil Antorcha, Pastoral Penitencia, AMPA Colegio Caballero de la Rosa, Colectivo de Artesanos de La Rioja, Moda Sostenible La Rioja y Teléfono de La Esperanza de La Rioja.
- ¿Qué puede hacer un voluntario/a del Teléfono de la Esperanza para reducir el dolor?
- Como voluntaria del Teléfono de La Esperanza, atendemos llamadas para la orientación en situaciones de crisis. Lo que hacemos es una escucha empática y un acompañamiento telefónico. La escucha puede tener diferentes fases, como una buena acogida, una comprensión y exploración de los hechos con preguntas y respuestas empáticas, una reestructuración del problema y un plan de acción para impulsar nuevos comportamientos. Pero lo más importante, es la escucha sin juicios y la validación de sus sentimientos, descubriendo los recursos de los que dispone y orientando hacia una ayuda profesional si fuera necesaria. La magia de la escucha es muy transformadora. "Un minuto compartido cambia una vida". La mayoría de las personas agradecen muchísimo un rato de buena escucha, donde se sienten comprendidas, escuchadas y validadas, donde pueden desahogarse y reconocen cómo se sienten y qué necesitan.
- ¿Qué podemos hacer cada uno de nosotros para ayudar a combatir el sufrimiento en nuestro entorno?
- Para poder ayudar a los que tenemos cerca, tenemos que trabajar la empatía y la sensibilidad para darnos cuenta del sufrimiento de las personas que tenemos alrededor. Tratarnos con cariño y cercanía, preocuparnos y preguntar cómo estamos. Dar un espacio para una escucha sin juicios, un acompañamiento y un apoyo en la medida de nuestras posibilidades y la validación de ese sufrimiento. Es importante que sepan que no están solos.
"Debemos romper el velo que ha tenido el Ayuntamiento tradicionalmente para abordar el problema del suicidio"
ANTONIO MARINO AGUILERA PEÑALVER
Casado, padre de 3 hijos. Profesor de Educación Secundaria de Geografía e Historia desde 2004 hasta 2019, cuando accedió al cargo de alcalde de Alcalá la Real. En 2023 revalidó mandato con mayoría absoluta. Gran apasionado de la historia y de mi pueblo. Por su experiencia vital, se siente "muy cercano a los problemas de depresión y suicidio" al haber sufrido casos en su familia que han marcado "su carácter, personalidad y percepción del problema". Por ello, dio el paso desde la alcaldía para tratar este problema a nivel local, embarcando al Ayuntamiento en el Proyecto Europeo contra la Depresión y el Suicidio, y poniendo en marcha otras iniciativas.
- ¿Cómo puede contribuir un alcalde a reducir el dolor en la población?
- Pueden existir varias vías para ayudar, aunque se me ocurre que la primera de todas debe ser la empatía, manifestada en la preocupación por atajar el problema y poner a disposición de la población los pocos o muchos recursos de los que dispongas. Hay soluciones rápidas y otras de largo recorrido. Entre las primeras, romper el velo que tradicionalmente ha tenido el Ayuntamiento para abordar el problema del suicidio, generando espacios para el debate, ofreciendo formación, invitando a la población a implicarse en el problema, lo tengas o no, y a los afectados a expresarse y compartir pensamientos que antes quedaban en la intimidad del yo. Es fácil y económico traer a expertos a que nos expliquen qué le puede pasar a nuestro pueblo y a que nos orienten en el camino a seguir.
Lo difícil es dar con todas las personas afectadas y atraerlas hasta este espacio de seguridad que tratamos de crear con la ayuda de los equipos de Salud Mental, Servicios Sociales, los profesionales de la psicología que trabajan en Alcalá, y la sociedad civil implicada, pues muchas rehúyen y prefieren mantenerse en el anonimato y la soledad.
Es una labor de rescate, para la que pedimos la ayuda de familiares y de personas que por su labor diaria, como farmacéuticos, médicos, docentes o trabajadores sociales, tienen contacto con estas personas que sufren y pueden detectar en ellos la necesidad de recibir atención psicológica. Una de las herramientas más eficaces para atraer a estas personas es la generación de grupos de ayuda mutua, en los que afectados comparten experiencias, consejos y realizan terapias grupales. Muchos afectados encuentran en estos grupos un consuelo que no siempre ofrece la psicología, aunque siempre están dirigidos por psicólogos. - ¿Cómo podemos ayudar a nuestro entorno más cercano?
- Es importante conocer ese entorno. De tus familiares, amigos o compañeros de trabajo, quienes tienen altibajos emocionales, han sufrido o sufren depresión, y estar atentos a su evolución. No tener reparo en preguntarles por su estado anímico a través de simples preguntas que no lleguen a ser incómodas. Existe la expresión "ángel de la guarda" para aquellas personas que observan el ánimo, la mirada o las expresiones de sus allegados, y pueden detectar en ellos el problema.
Una de las estrategias que queremos desarrollar es la de formar a las personas que conviven con personas depresivas, que han tenido intento de suicidio o que manifiestan ideas suicidas. Generalmente son familiares a los que debemos considerar cuidadores en toda su expresión y que deben conocer pautas para tratarlos y saber convivir con este riesgo, que no siempre es fácil. Pero ante todo, y refiriéndome a mi población, Alcalá la Real, tenemos una tarea colectiva por hacer, y es la de dotar al suicidio de la gravedad que realmente tiene y que en su día le restamos. En el momento en que socialmente se comenzó a contemplar el suicidio con la normalidad de cualquier otra causa de fallecimiento, y muchas personas lo adoptaron como una solución rápida e inocua a un problema. Hay que aumentar la conciencia de rechazo al método, y educar hacia la expresión de los problemas y la petición de ayuda.
"Facilitar un entorno tranquilo y abierto, puede ayudar a iniciar un proceso de liberación"
LOLA FERNÁNDEZ OCHOA
Lola Fernández Ochoa pertenece a una de las familias más destacadas del deporte español. Fue deportista de alta competición durante ocho años y olímpica en esquí alpino. En 2019 murió por suicidio su hermana Blanca para desolación de su entorno y de la sociedad. En su recuerdo creó la Fundación Blanca, que desde hace más de dos años trabaja activamente por el cuidado de la salud mental de los deportistas de elite, ofreciéndoles apoyo psicológico e impartiendo talleres de sensibilización.
- ¿Qué puede hacer un familiar y, además, compañera deportiva para reducir el dolor de una persona vulnerable y ofrecer esperanza?
- Un familiar y, en mi caso, compañera deportiva puede tener una influencia muy positiva y facilitar algo tan poderoso como es la escucha activa. En muchas ocasiones el dolor de quien lo sufre aumenta al no poder o no querer compartirlo. Pero facilitar un entorno tranquilo y abierto, puede ayudar a iniciar un proceso de liberación a través de la expresión. Hay que ofrecer una vía de confianza para compartir una situación sensible y que vean que eres un apoyo que entiendes y respetas la situación.
- Qué podemos hacer cada uno de nosotros para ayudar a combatir el sufrimiento en nuestro entorno más cercano?
- Explorar y abrir cualquier vía para que compartan la situación, empatizando, entendiendo y respetando ese sufrimiento. Mirarlo de frente y ponernos en su lugar. No creer que aunque nosotros pudiéramos superar ese bache, lo pueda hacer todo el mundo. Por lo tanto, escuchar, respetar y ofrecer caminos para liberar poco a poco una angustia interna y dando confianza para que el proceso de superación pueda llegar a buen puerto. Y por supuesto, aconsejando la atención psicológica o psiquiátrica necesaria sin ningún tipo de prejuicio. Es el momento de romper esa barrera.
"Tienes que afrontar tu propio dolor antes de pretender reducir el de nadie"
GEMA ABUÍN
Siendo guardia real se especializó en organizaciones saludables y desde entonces "utiliza todo lo que a ella le sirve para. Cuidar de las Personas a través de empresas e instituciones". También imparte talleres y da conferencias sobre autoconocimiento y autogestión. Se considera "viviente en prácticas".
- ¿Qué puede hacer una persona sobreviviente para reducir el dolor ajeno y ofrecer esperanza?
Afrontar tu propio dolor antes de pretender reducir el de nadie. Cuando Aceptas lo que hay en ti dejas de huir de ello y puedes Aprender a manejarlo mejor, identificas tus propios recursos. Así es más fácil no pegar la estampida cuando otra Persona sufre cerca de ti. Escuchar de verdad supone sostener el dolor del otro junto con el tuyo y eso no es fácil. La Atención, la Honestidad y la Amabilidad, para mí son claves fundamentales para despertar nuestra Humanidad y practicarla. Todos somos vulnerables.
Yo lo pongo en práctica conmigo y luego Comparto lo que me ayuda a Vivirme mejor a través de mi trabajo y en las Asociaciones con las que colaboro. Busco que mi contribución al mundo sea que, lo que a mí me Sirve, pueda llegar a otros y también les sea de Utilidad- ¿Qué podemos hacer cada uno de nosotros para reducir el sufrimiento en nuestro entorno?
- Naturalizar el nuestro y encargarnos de él. Pedir ayuda cuando la necesitemos. Ponernos en pie cada vez que nos caigamos sin aspavientos de victoria, que busquemos Aprender. Y ofrecer hombros, piernas, cabeza y corazón al que sintamos que cae a nuestro lado. Construir individualmente un mundo en el que queramos quedarnos y abrirlo, sin miedo, a todo el que quiera nutrirlo y nutrirse de él.
"Debemos cambiar la forma que tenemos de ver a las personas sin hogar"
Jesús Sandín de Vega
Licenciado en filología hispánica, trabaja desde 2007 en la atención a personas sin hogar en situación de calle y en la gestión de voluntariado social en la ONG Solidarios para el Desarrollo.
- ¿Qué puede hacer un filólogopara reducir el dolor de una persona vulnerable y ofrecer esperanza?
- Empecé a trabajar con personas sin hogar por una manera de entender mi responsabilidad como ciudadano a través de la lucha contra los factores sociales que general la exclusión. En un primer momento, esto tenía poco que ver con mi formación como filólogo. Sin embargo, es precisamente la que me lleva a reflexionar sobre la construcción de las narrativas que sostienen los prejuicios y el estigma, sobre los aspectos simbólicos y sus significados y, desde ahí, abordar el sinhogarismo desde un enfoque diferente al del trabajo social.
Entendiendo que estar sin hogar es, en sí misma, una forma de violencia que se ejerce desde todos los niveles de la sociedad y cuyo resultado es la muerte. Y que la mejor forma de luchar contra esto es, por un lado, acompañar emocionalmente y de manera incondicional a las personas que lo sufren, y por otro, cambiar la forma que tenemos de verlas. - ¿Qué podemos hacer cada uno de nosotros para ayudar a combatir el sufrimiento en nuestro entorno más cercano?
- En el caso concreto de las personas que no tienen hogar, es necesario entender lo que planteaba anteriormente, que no es una situación de privación material, sino de violencia que se ejerce desde todos los ámbitos de la sociedad, en todas las formas, y que tiene como resultado la muerte prematura. Cuando atendemos a las personas sin hogar con un enfoque basado en la emergencia y en la cobertura de necesidades vitales, esta persona sigue sufriendo. Hay que escuchar sin juzgar para poder reflexionar. Sin esto, el problema se perpetúa y a lo más que podemos aspirar es a gestionarlo, pero no a resolverlo.
"Podemos diseñar sistemas informáticos para ayudar y mejorar la prevención del suicidio"
Andrés Montoyo
Es Doctor Ingeniero en Ingeniería Informática y ejerce de Catedrático de Lenguajes y Sistemas Informáticos en la Universidad de Alicante. Es director de proyectos del Centro de Inteligencia Digital de la Universidad de Alicante, cuya misión es el desarrollo, investigación, divulgación y aplicación de estrategias y tecnologías habilitadoras digitales. Uno de los proyectos que dirige es Análisis y explotación de las redes sociales para la prevención de suicidios. Así, el objetivo principal del proyecto es el diseño de una plataforma tecnológica que permita la detección precoz de intentos de suicidio. La plataforma detectará potenciales mensajes suicidas en las Redes Sociales, los evaluará y enviará alertas a centros de atención especializada.
- ¿Qué puede hacer un Ingeniero Informático para reducir el dolor de una persona vulnerable y ofrecer esperanza?
- Un ingeniero informático, experto en Inteligencia Artificial y más concretamente en la aplicación de Tecnologías del Lenguaje Humano (TLH) puede diseñar sistemas informáticos para ayudar y mejorar la prevención del suicidio. Mediante el análisis de texto, el reconocimiento de sentimientos y emociones, el modelado de redes sociales y la detección de cambios en el estado de ánimo, las TLH pueden contribuir a la detección temprana de pensamientos y comportamientos suicidas expresados en la Web 2.0 y en los medios sociales. Además, proporciona información valiosa para mejorar las estrategias de prevención y promover un apoyo más efectivo a las personas en riesgo.
El suicidio y factores vinculados a él, como las enfermedades mentales, tienen un enorme coste social, humano y económico. Es imperativo tener herramientas de análisis de datos, de inteligencia artificial y de procesamiento del lenguaje natural que, a través de una combinación de información extraída de las redes sociales y de entornos clínicos, la ciudadanía y la administración puedan conocer qué factores son los más prevalentes para que una persona tienda a sufrir tanto enfermedades mentales como lesiones autoinflingidas con análisis geolocalizados; tener mecanismos de análisis de datos para poder invertir en las medidas más eficaces y que estén adaptadas a la cultura y peculiaridades de cada región y conocer los colectivos más vulnerables; contar con herramientas tecnológicas a nivel sanitario para acceder tanto al historial clínico como al personal, económico y social con el objetivo de darle un tratamiento holístico. - ¿Qué podemos hacer cada uno de nosotros para ayudar a combatir el sufrimiento en nuestro entorno más cercano?
- Yo creo que lo primero que debemos hacer las personas como yo, que venimos del entorno de las Tecnologías digitales, es aplicar inteligencia artificial y diseñar sistemas informáticos automatizados que sean capaces de detectar, monitorizar y prevenir que personas con enfermedades mentales, con problemas laborales, de acoso, etc puedan desempeñar una vida normal, sin estar completamente aislados. Y cuando tengan crisis de comportamiento o agravantes en su salud, seamos capaces de conocerlo a priori y derivarlo a profesionales para que apliquen las terapias adecuadas. Además, estos sistemas también alertarán a los familiares más cercanos para que actúen según protocolos pautados por profesionales.
"Estamos conectados unos con otros"
Rafael Ramírez Ríos
Rafael se define como un "buscador de la verdad y de la luz del Espíritu". Creció en un "universo femenino" en una infancia marcada por la ausencia del padre y por el acoso escolar que le causo un profundo sufrimiento. Trabaja como taxista en Alcalá la Real (Jaén) pero su interés y curiosidad se expande a resto del mundo. Es miembro de la Iglesia Evangélica, su principal soporte espiritual, y siente pasión por el turismo y la cultura, presente y pasada, desde el teatro a la literatura y la música.
Su licencia como taxista es la más antigua en el pueblo, uno de los más azotados por el suicidio en España. Lleva 17 años de profesión, que reivindica como una manera de "servir al público" pese al enorme desgaste físico y emocional que en ocasiones supone y defiende la necesidad de ofrecer "un servicio de calidad y humano" cuidando también su propio estado de salud y de tomar conciencia, profesionales y clientes, de cómo podemos influir en el estado de ánimo de los demás en el contacto diario: "Estamos conectados unos con otros".
- ¿Cómo puede un taxista ayudar a reducir el dolor?
- Los vínculos de hermandad refuerzan y sanan, amar no es sólo bueno para los demás sino también para uno mismo. Intentamos escuchar pero es muy difícil ayudar desde el taxi si solo se desahogan y no admiten ni consuelo ni consejo. Sé lo que es levantarme sin ganas de vivir, ahogado por la rutina. el tedio y la desidia, por eso cuánto se agradece cuando recibes luz y amor de verdad y se puede dar a los demás.
Este reportaje forma parte del proyecto 'Once vidas' impulsado por EL MUNDO para la prevención del suicidio y del que forman parte Santiago Saiz, Rebeca Yanke, Rafael Álvarez y Yaiza Perera.