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La Comunidad de Madrid cuenta con casi 250.000 farolas. Un mobiliario urbano que tiene como función principal alumbrar las calles de la región durante la noche, pero que también puede servir para otra función de vital importancia: salvar vidas.
Cada una de ellas tiene asignado un número, que simplemente se utiliza para el inventario, pero además, puede ser fundamental para que los servicios de emergencia encuentren de una manera sencilla ese lugar en caso de que haya ocurrido algo grave.
Cabe señalar que en esos momentos de máxima tensión y nerviosismo, podemos ser imprecisos en nuestras instrucciones para bomberos, policía, ambulancias y demás servicios, lo que puede hacer que estos equipos tarden en localizar el lugar, pudiendo ser fatal para la persona que precisa esta emergencia inmediata.
Sin embargo, gracias al número de farola, es fácil y rápido ubicar el lugar exacto al que hay que desplazarse, facilitando una atención temprana y sin malentendidos ni vueltas innecesarias. Así lo ha asegurado Fernando Argote, comisario judicial de la Policía Municipal, al canal autonómico Telemadrid.
"Es el inventario, pero a los servicios de emergencia nos viene muy bien saber esos números. Se produce un siniestro, ves la calle, llamas y lo cuentas. Pero hay otros que no está tan claro y las farolas tienen un número por cada vía o calle. Viene muy bien decir, por ejemplo, Carretera de Castilla, farola número 20. Y nosotros ya sabemos dónde dirigirnos", ha comentado.
La única farola republicana de Madrid
Más allá de este truquito para ayudar a los servicios de emergencias, hay otra curiosidad sobre las farolas madrileñas. Concretamente, una de lo más singular. La única de la II República que sobrevivió a la dictadura de Franco.
Se ubica en el Palacio Real, en la esquina de la calle Bailén con los jardines de Sabatini y ha conseguido llegar hasta nuestros días posiblemente por un despiste.