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La Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ) ha reconocido en un escrito que firma su presidente, Miguel Polo, que su Sistema Automático de Información Hidrológica (SAIH) «puede resultar muy vulnerable» en episodios como el de la dana que arrasó la provincia de Valencia el 29 de octubre, con 224 fallecidos y tres desaparecidos. Lo hace en un documento presentado al Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 3 de Catarroja, en el que desvela que los datos del desbordamiento del fatídico barranco del Poyo llegaron a partir de las 18 horas, es decir, 43 minutos antes de que se enviase el correo de alerta a Emergencias de la Generalitat.
El Gobierno valenciano de Carlos Mazón basa su estrategia política y judicial en acusar a la CHJ de «apagón informativo», con el argumento de que el organismo dependiente del Ministerio para la Transición Ecológica no informó sobre el caudal del Poyo entre las 16.13 y las 18.43 horas. En su escrito remitido a la juez que investiga la gestión de la dana, la CHJ confirma el envío de dos correos electrónicos a esas dos horas: el primero, para informar de un «descenso de caudal» y el segundo, para notificar un «ascenso de caudal».
«Se produjo un incremento súbito de caudal a partir de las 17.40», explica la CHJ, que señala a continuación que «los datos de esta subida tan abrupta estuvieron disponibles en el CPC [Centro de Proceso de datos de la Cuenca] entre las 18.00 y las 18.10». Aun así, el correo electrónico no se envió a Emergencias de la Generalitat hasta las 18.43 horas, cuando el caudal ya era de 1.686 metros cúbicos por segundo.
En el documento -que se presenta en respuesta a un requerimiento de la magistrada-, la CHJ insiste en que «el sistema SAIH no es un sistema de predicción, es un sistema de observación». Este sistema, que recoge datos de precipitación y de niveles en los cauces para el control de los caudales, ofrece datos «en tiempo real» que, en todo caso, están disponibles en su web. De hecho, se defiende de la acusación de la Generalitat alegando que esta información era pública.
Ahora bien, el organismo estatal explica que el SAIH recoge datos «en intervalos de cinco en cinco minutos». Eso sí, aclara que «es importante tener en cuenta que lo que se visualiza en la web del SAIH es lo que ha ocurrido hace 20 o 30 minutos». Es decir, hay un intervalo de tiempo entre la recogida de datos y su transmisión y procesamiento por parte de la CHJ. Dicho con otras palabras, «media un tiempo de unos 20 a 30 minutos desde su ocurrencia real, siempre que no se produzcan fallos de comunicación», puntualiza la CHJ.
Y esto es lo que explicaría que la CHJ no tuviese hasta las 18 horas información sobre la magnitud del desastre que estaba comenzando a gestarse en el Poyo. La medición del caudal que se realizó entre las 17.40 y las 17.45 horas alcanzó los 493,3 metros cúbicos por segundo, una cifra que no se visualizó en la web del SAIH hasta las 18 horas, según la información aportada al juzgado.
La CHJ alega que los datos «estuvieron disponibles en todo momento en la web del SAIH». Aun así, sus técnicos «enviaron de manera redundante un correo electrónico al CCE [Centro de Coordinación de Emergencias de la Generalitat] una vez validada y comprobada la información sobre el aumento de caudal». Es el correo electrónico que, sin embargo, no llegó hasta las 18.43 horas.
La entidad que preside Polo señala que el SAIH es por todo ello un «sistema complejo» y «muy vulnerable», «ya sea porque se dañen los equipos de medida o porque fallen los equipos de transmisión y comunicación». Es más, «únicamente pueden ser monitorizados por el sensor SAIH los caudales que se generan en un 50% de la cuenca del Poyo».
La CHJ insinúa, en consecuencia, la responsabilidad de la Generalitat: «No se puede confiar la seguridad de las personas ante una emergencia por inundaciones a los datos de caudal de un simple sensor de nivel, que no recoge toda la información hidrológica de la cuenca y donde, en todo caso, el tiempo de reacción para la población es muy bajo».