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José Luis López-Linares: "Los que hablan contra la Hispanidad hacen el juego a quienes se enriquecieron con la pobreza de América"

Después de 'España, la primera globalización', el cineasta José Luis López-Linares busca en 'Hispanoamérica' una nueva lectura de la cultura hispánica, libre de culpas postcoloniales y centrada en su esencia humanista

José Luis López-Linares.
José Luis López-Linares.JAVIER BARBANCHO
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Hay dos escenas que sintetizan Hispanoamérica, el documental que José Luis López-Linares estrenará el segundo viernes de abril. La primera secuencia es casi un clip musical en medio de la película: un organista boliviano explica ante la cámara que las misiones jesuíticas que llegaron en el siglo XVII a su región, a Los Llanos, incluyeron una parte de apostolado musical. En las misiones se cantaba, se encargaban instrumentos a Cádiz y también se componía. Después de hablar, el hombre se sienta ante un órgano y aparece como de la nada una vecina que resulta ser una mezzosoprano magnífica. Y juntos interpretan una cantata barroca en idioma quechua llamada Hanacpachap cussicuinin cuyo compositor fue un sacerdote español, fray Juan Pérez Bocanegra. Para los espectadores bolivianos, Hanacpachap cussicuinin no es ningún secreto pero su melodía llega como una epifanía para los españoles.

La otra escena es, más bien, una idea y aparece algunos minutos después de la cantata. Un historiador del arte ecuatoriano explica entonces que hay un gran malentendido sobre la arquitectura y la imaginería barroca. El barroco no fue, como hemos creído en Europa, un arte de la oscuridad contrarreformista ni el código de una cultura claustrofóbica. Al contrario, el barroco fue un arte popular, colorista y festivo y expresó, al menos en América, una forma de cristiandad bastante desenfadada, una disposición a vivir con alegría en cualquier parte, en una selva, en un desierto o en Los Andes.

Para saber más

«La música y el arte son la demostración de la tesis de esta película», explica a EL MUNDO López-Linares. «En el Alto Amazonas de Bolivia se pasó del neolítico a hacer violines en 20 años. Y la película entera cabe en otro momento en el que que se demuestra que el flamenco está lleno de influencias que vinieron de América, incluido el cajón, que está tomado de Perú».

¿Cuál es esa tesis? En resumen, que la Hispanidad, con mayúscula, es un expresión cultural mucho más rica y, a la vez, homogénea de lo que solemos pensar y que no hay motivo para considerarla desde la culpa y desde el reproche, como hace el discurso anticolonial del siglo XXI y el bolivarismo de López Obrador, Petro y similares. «Ese es un truco que da resultados a algunos políticos pero que me parece absolutamente cortoplacista y muy paradójico porque, desde un punto de partida supuestamente de izquierdas, hace el juego a aquellos que se han beneficiado de la pobreza de Hispanoamérica», explica López-Linares. «En su insistencia está su reacción. Juan Miguel Zunzunegui, uno de los historiadores que aparecen en la película, ha vendido 130.000 ejemplares de un ensayo que cuestiona los mitos de los mexicas. Son muchísimos libros para un ensayo en México».

Hispanoamérica es, obviamente, la continuación de España, la primera globalización, el documental que López-Linares estrenó en 2021 y que se basaba en los testimonios de varios historiadores españoles y americanos dedicados a refutar la Leyenda Negra de la América virreinal. Según los historiadores que sostenían La primera globalización, los españoles no sometieron al nuevo mundo a sangre y fuego, no impusieron ninguna economía extractiva que explique hoy el subdesarrollo de América Latina y no siguieron una política de aculturación. Ahora, en Hispanoamérica, la cultura común y el arte son el centro del relato más que la historia política. Pero la historia tiene también su sitio.

Marcelo Gullo recuerda en la película de López-Linares que la victoria de Hernán Cortés en Tenochtitlán fue el episodio final en la guerra que enfrentaba a los mexicas con otros pueblos vecinos. Los mexicas, hasta entonces, habían sido la potencia hegemónica gracias a la crueldad inconcebible con la que trataban a sus enemigos y a una economía, esta vez sí, de saqueo y explotación. Después, Juan Miguel Zunzunegui sostiene que las guerras de la independiencia de la década de 1810 no pueden considerarse como un conflicto en el que los oprimidos desafiaran a los opresores. Más bien al contrario: la sustitución de la América Virreinal por la América de las Repúblicas fue el proyecto de las élites criollas, espoleadas por los enemigos de la Monarquía Hispánica.

«No podemos negar la legitimidad de las repúblicas que nacieron en el siglo XIX, sería absurdo. Pero sí deberíamos recordar que América pasó de ser un sistema de de tres virreinatos con moneda común y casi sin aduanas desde Patagonia hasta Alaska, en el que México y Lima eran las ciudades más ricas del mundo... a tener un mapa de 20 países, cada uno con su moneda, a menudo débil, y todos endeudados con Inglaterra, que financió su independencia. Hay casos de países que acabaron de pagar esa deuda en los 70 del siglo XX. Así que, ¿dónde está el origen del subdesarrollo de América?».

Pero el enfoque histórico más interesante de la película es más biográfico que político y tiene que ver con las figuras de Isabel I de Castilla y de Malinalli, La Malinche, la mujer nahual que aconsejó a Hernán Cortés en sus campañas, la que se emparejó con él y la que parió y crio a su hijo, Martín Cortés.

«Cuando Isabel I recibió las primeras noticias de América, sin poder ni siquiera imaginar la magnitud del descubrimiento, decretó dos órdenes que hoy parecen increíbles: dijo que las gentes a las que encontraran los españoles no habrían de ser tratadas como esclavos. Y ordenó que los españoles se casasen con las nativas.Sólo esas dos ideas son suficientes para decir que en América no hubo colonialismo», cuenta el cineasta.

O sea: no es que la expansión de España por América fuese relativamente misericordiosa comparada con la de los ingleses o los franceses; es que en su núcleo fundador existía un ideal humanista y cristiano de entregarse al otro.

¿Y La Malinche?El personaje más amado y odiado de la historia de México aparece retratada en Hispanoamérica como la verdadera fundadora de la América Hispana. Su hijo con HernánCortés, a medias español y a medias nahual, es definido en la película como el primer mexicano. Martín Cortés no fue el fruto de una violación sino un niño querido por su padre y enviado a la corte de los Austria para recibir la mejor formación disponible.

¿Cómo le suena la política de descolonización de los museos estatales que sigue el Gobierno de España?
Desde hace muchos años, quizás desde 1978, el Estado ha seguido un proceso de destrucción de la nación. Ahora hemos pasado a la siguiente fase. Lo que quiere el Gobierno es acabar con el Estado.

Esta semana, en vísperas del estreno en los cines, Hispanoamérica será también un ciclo de charlas divulgativas en la Fundación Rafael del Pino de Madrid, con muchos de los especialistas que dan voz al filme. Alguien tendrá que preguntarles por la descolonización.