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Los festivales de cine son cosa de hombres: solo el 14% está dirigido por mujeres

De los 125 certámenes cinematográficos contemplados en las ayudas del Instituto del Cine (ICAA) solo en 16 hay directoras. En la lista global, incluyendo los más pequeños, la cifra se eleva casi 44 de un cómputo de 300

Jornadas del Cine organizadas por AECINE el pasado 31 de enero con los directores de los principales festivales de España.
Jornadas del Cine organizadas por AECINE el pasado 31 de enero con los directores de los principales festivales de España.MUNDO
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Hay un hombre en España que lo dirige todo. O, cuanto menos, todos los festivales de cine. Cincuentón, gafas de pasta, pelo con pretensiones de más, cis y hetero hasta que no se demuestre lo contrario. Sus nombres son distintos, pero la americana es la misma. Una simple foto en las recientes Jornadas de la Industria del Cine en Madrid ilustraba de forma hasta graciosa (o trágica) un dato para el espanto: la mujer apenas figura entre los órganos directivos de los certámenes cinematográficos españoles. En la imagen comparecían los directores de los certámenes más importantes: San Sebastián, Sitges, Valladolid, Málaga y Sevilla. Pero si a ellos se sumara Gijón o Albacete sería igual. Si tomamos la última lista ofrecida por el Instituto del Cine (ICAA) de los festivales que optaron a subvención, de los 125 candidatos, solo en 16 ocasiones se trataría de una mujer al mando. Y con dudas.

En tres casos, son certámenes dedicados al cine de mujeres (es decir, y a pesar de que en uno de ellos la directora aparece al lado de un hombre -Carlota Álvarez Basso codirige con Diego Mas Trelles Cine por Mujeres- es hasta obligado); uno de ellos, el Zinegoak de Bilbao con Alaitz Arenzana al cargo, es de temática LGTBIQ+; en dos más, L'Alternativa y Márgenes, es un equipo colegiado (Tess Renaudo y Cristina Riera, al lado de otro hombre, Marc Vaíllo, en el primero, y Anna Scaramella junto a Diego Rodríguez en el segundo), y en 10, de entre los que destacan el Festival de Santander, el de Huesca, el Festival Internacional de Cine de Barcelona-Sant Jordi y el Festival de Cine Africano de Tarifa, se trata de directoras en solitario. Y aquí, y por orden, los cuatro animales mitológicos: la recién nombrada Júlia Olmo, Estela Rasal, Conxita Casanovas y la histórica Mane Cisneros, con una trayectoria de 22 heroicos años al frente. A la nómina habría que sumar el certamen de cortos de Bujaraloz, el Human Fest, el Filmadrid, Mi Primer Festival, el U22 y Another Way Festival. Para los amantes de las estadísticas: apenas el 12%. Bien es cierto que si suman los otros certámenes más pequeños, que pueden llegar a 300, la cifra de mujeres directivas sube a 44 (un 14%). Lo que es un consuelo relativo. Es decir, cuanto menos poder y menos presupuestos, más mujeres. Sintomático.

«Así como en la crítica cinematográfica, de donde provengo, o en distintos sectores de la industria se han registrado avances significativos impulsados por las políticas de cuotas y de refuerzo positivo, en los espacios de poder, en las direcciones ejecutivas, no ha sucedido», razona Olmo desde su nuevo puesto en la muestra de Santander. Y sigue: «Hay una inercia de veto y que siempre tiene que ver con el manejo de dinero. Hay miedo a que la mujer ocupe espacios que la historia otorga al hombre». La directora Elena López Riera, que ha colaborado con distintos festivales como programadora durante 20 años, le da la razón a su colega y añade una precisión: «Lo terrible es que no solo sucede en el cine, sino en la cultura en general. Ocurre en la aeronáutica, en el mundo de la empresa y entre los directores de fotografía. Es un problema de horizonte. Muchas mujeres ni se plantean ocupar los puestos de dirección porque la sociedad les empuja a otras cosas, a los cuidados, por ejemplo. En verdad, ser mujer te condiciona como te condiciona ser pobre. Y sí, es necesario revisar la cuestión de los festivales. No se trata de echar a nadie ni iniciar una guerra de sexos. Con toda seguridad, los directores se merecen su puesto, pero del mismo modo que se convirtió en un clamor que no solo los hombres ricos tenían que ser los que dirigieran las películas, es preciso llegar al mismo punto con los certámenes».

Para saber más

Si la dirección de festivales se tratara como un oficio más dentro del cine, las cifras son desoladoras. En el último informe de CIMA (la Asociación de Mujeres Cineastas) cada una de las profesiones ofrece su propio balance de distribución de géneros. En epígrafes como la dirección de producción o dirección artística las cifras están niveladas. En la dirección sin más, la desproporción es de 71% hombres y 29% mujeres. El porcentaje más bajo de mujeres se encontraría en la fotografía con un 19%. Es decir, el porcentaje de los que mandan en los certámenes está todavía más hundido. Bien es cierto que los grandes festivales, los de la foto, se defienden. Valladolid y todos ofrecen paridad en todos los cargos por debajo de dirección. Sitges presenta su propia directora (de la Fundación) al lado de la dirección artística. Y al lado de José Luis Rebordinos (San Sebastián) hay dos subdirectoras. Pues bien.

«Es fundamental la paridad en las mesas que eligen las películas», comenta Guadalupe Balaguer, presidenta de precisamente CIMA. Y sigue: «No se trata solo de que la sensibilidad sea diferente, que la es. Lo que cambia es la experiencia misma. Por ser mujer vas a tener otras experiencias que condiciona tu mirada. A todos, hombres y mujeres, nos ocurre». Y ofrece un ejemplo claro. Recientemente el equipo de Valladolid vivió un enfrentamiento en el comité de selección. Una película fue primero rechazada y luego rescatada ante la presión del sector femenino. Se trataba de Sex, del noruego Dag Johan Haugerud. Un dato, este director ganará acto seguido el Oso de Oro en la Berlinale.

En opinión de Balaguer, la forma de facilitar la llegada de mujeres al poder es con políticas de apoyo desde el ICAA. Actualmente, «la participación de las mujeres en puestos relevantes» de la organización de un festival se premia con tan solo dos puntos de 100 posibles a la hora de otorgar una subvención estatal. Nótese que ni siquiera se habla de dirección. ¿Es suficiente? «Obviamente, no», responde tajante Balaguer.

Así las cosas, el Festival de Málaga en curso acaba de anunciar el primer Encuentro Nacional de Festivales de Cine para junio en Zaragoza. Un primer paso quizá. Eso sí, lo anunció un hombre. Mal empezamos.