Ahora mismo en la cuenta bancaria de Usain Bolt hay tan sólo 12.000 dólares: casi 13 millones se esfumaron en manos de un fondo de inversión de alto riesgo jamaicano.
En 2014 los Gasol y Jorge Garbajosa denunciaron que les había hecho perder 14 millones de euros como avalistas de un negocio de explotación de energía eólica en Rumanía.
Scottie Pippen tenía un sueño que casi le lleva a la bancarrota: en 2002 compró un avión estropeado, creó su propia compañía aérea, Air Pip, y si no hubiera sido por los tribunales se hubiera dejado el patrimonio.
En 2015 Sergio Ramos compró junto a varios socios unos terrenos enormes al sur de Madrid, Los Berrocales, pero el retraso en su reconversión en suelo urbano les llevó a pérdidas de 19 millones de euros.
Y así un caso y otro y otro y otro. Muchos han sido los deportistas que han tomado malas decisiones con su dinero y, pese a ello, los errores se repiten. ¿Por qué? «Los deportistas son un perfil muy atractivo para banqueros, promotores, agentes inmobiliarios, agentes financieros o directamente comisionistas. Juventud, altos ingresos e inexperiencia actúan como imán», apunta Manuel Temes, responsable financiero de fútbol de la agencia de representación de YouFirst, que, como el resto de expertos, acepta que quienes brillan en el campo resbalan fuera de él. De varias maneras. Y que la mayoría de problemas llegan de boca de alguien cercano que ejerce como interesado o intermediario.
«Los vestuarios a veces son peligrosos y muchos errores vienen por el mismo comentario: 'el amigo de un amigo dice que con esto voy a ganar mucho dinero'», añade Temes que señala que, acompañando a futbolistas, ha visto de todo, de proyectos exitosos a «promociones de viviendas turísticas que no recomendarías ni a tu peor enemigo».
Conciertos, una gasolinera... y los mil restaurantes
«He lidiado con negocios muy difíciles de entender. De un laboratorio de células madre a una gira de conciertos de un amigo pasando por la compra de una gasolinera. Aunque los peores para los deportistas son dos: restaurantes y bodegas. Hay casos de éxito, pero son raros. Son sectores que hay que conocer muy bien y aún así dependes mucho del socio o los socios con los que te juntes», señala Íñigo Abrego, abogado fiscalista de PKF Attest y autor de la Guía de inversión que reparte la Asociación de Futbolistas Españoles (AFE). Entre sus consejos, uno subrayado en rojo: «Limitar la responsabilidad».
«Eso quiere decir que no avalen a nadie, que huyan de la palabra aval como si fuera el demonio. En muchos casos, aunque haya otros avalistas, embargan primero al deportista porque es el que tiene más dinero en la cuenta corriente. Una inversión puede ser pequeña, pero si incluye un aval se puede complicar muchísimo», resalta Abrego.
«La máxima financiera de un deportista debe ser siempre protegerse. Si no se protege, una mañana se levanta y se lo han ventilado todo. Por ejemplo, a la hora de rodearse de profesionales. Si tiene un asesor, que busque otro y que consulte siempre a ambos. Así evitará muchos problemas», comenta Toni Roca, abogado especializado en derecho deportivo, CEO del Sports Law Institute, que siempre aconseja algo a veces difícil de entender: los hobbies son sólo hobbies y deben seguir siéndolo. El deportista que sale a cenar e invierte en su restaurante favorito. El amante de los caballos que se compra una cuadra. El aficionado de los eSports que monta su propio equipo. Grave error.
"La mejor inversión es no invertir"
«La mejor pregunta que puedes hacer a un deportista es: ¿Qué prisa tienes? A los 20, a los 22 o a los 24 años no saben cuánto va a durar su carrera ni cómo va a evolucionar. Que vivan por debajo de sus posibilidades, que ahorren y que, si quieren invertir, lo hagan de manera muy conservadora. Muchos deportistas no necesitan invertir para vivir de manera holgada toda su vida. Por eso, a veces, la mejor inversión es no invertir», proclama Roca.
Por lo general, los expertos señalan unas máximas que pueden llevar a los deportistas a evitar los disgustos que sufrieron Bolt, los Gasol, Pippen o Ramos. Además de rodearse de profesionales, de no avalar o de no invertir en negocios complejos, deberían formarse mínimamente, entender las distintas formas de inversión y, si quieren escuchar a alguien, que escuchen a la familia.
«Muchos de nuestros representantes tienen conocimientos, se interesan por sus inversiones, por la subida del Ibex o la evolución del mercado de divisas. Eso es ideal», dice Temes, de la agencia YouFirst.
«Los deportistas deben entender que invertir no es sólo poner dinero y esperar a ver qué pasa, qué rentabilidad también. En muchos casos, la opción más recomendable es combinar inversión y préstamo», suma Abrego, abogado fiscalista.
«Ha habido conflictos, sí y suelen ser sonados, pero por lo general los padres son buenos consejeros porque normalmente llevan trabajando toda la vida y ponen sentido común», finiquita Roca, también letrado especializado.
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