Crece el temor en el PSOE a que el despechado Podemos y sus plañideras ejerzan de oposición al Gobierno y sean el actor secundario que acabe reventando la legislatura. Un miedo socialista que, no obstante, parece del todo injustificado, ya que la principal amenaza para la supervivencia de Pedro Sánchez no son los arrebatos lloricas de Ione Belarra e IreneMontero, pura comedia recaudatoria, sino el hecho de que el PSOE, después de un proceso acelerado de absorción, se haya convertido en el partido único de la podemia, con Sumar como apéndice folclórico.
No hay mayor peligro para el PSOE que el auto infligido al asumir coordenadas de la extrema izquierda (y derecha) anti sistema, antagónicas del pacto constitucional del 78, y que se resumen con la negociación de la investidura con un criminal huido de la justicia española. Un posicionamiento que tiene consecuencias domésticas, al unir el destino socialista con Bildu, PNV, Junts y ERC, pero también internacionales. Sánchez cometió dos graves errores, la amnistía y su aval al relato de Hamas, que han abierto un inesperado frente europeo de oposición al Gobierno, justo cuando el socialista ostenta la presidencia rotatoria del Consejo de la Unión Europea.
Largo tiempo acolchado por un relato propagandístico que lo presentaba como un indiscutible e indiscutido referente continental -obviando su ausencia en las cumbres con Joe Biden para definir la estrategia militar de la UE en Ucrania-, la internacionalización del sanchismo nos devuelve, a su pesar, el reflejo de un presidente que va desnudo, huele a paria y se aleja del consenso de las democracias liberales, colocando a España en una situación de gran debilidad.
La amnistía y al pacto con Junts desmontan la estrategia diplomática que España inició (tarde) en 2017 para desactivar en las instituciones europeas el golpe catalán y le arrebata argumentos futuros. Tras sostener hasta el 23-J que Carles Puigdemont era un forajido que debía ser juzgado en España, con la amnistía exprés el Gobierno traslada el mensaje contrario: restituye políticamente al fugado y permite que Junts tutele el funcionamiento del Ejecutivo español con una reunión mensual en Ginebra.
En paralelo, los ataques desde el Ejecutivo socialista al poder judicial, con la ley de Amnistía como base y el ministro Óscar Puente acusando de prevaricación a los jueces, han unido todo el espacio del centro derecha europeo en contra de Sánchez, obligando a los socialistas a defender la amnistía también en Estrasburgo.
La dureza con la que la UE actuó en contra de los ataques al estado de derecho en Polonia, Hungría y Rumanía son un claro precedente y un serio obstáculo para la cacicada sanchista. Y por si fuera poco, Sánchez ha optado por convertirse en el sable europeo de Hamas, saboteando el consenso occidental que avala el derecho a Israel de defenderse pero respetando las leyes internacionales, y ha colocado a dos ministros antisemitas, Ernest Urtasun y Sira Rego, que como eurodiputados formaron parte de la minoría radical que dio reiterada cobertura en Bruselas al terrorismo de Putin en Ucrania.
Urtasun y Rego son, pues, tristes síntomas del alineamiento de España con los estados nihilistas del eje contra la razón y el humanismo liberal.